Ética y moral del conflicto religioso

AutorMary C. Iribarren
Cargo del AutorProfessor of Spanish Linguistics. Director of the Language and Culture Program, Soka University of America, Aliso Viejo, CA.
Páginas171-186

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EL tema planteado en esta mesa redonda del IX Seminario de las Tres Culturas: «Ética y moral del conflicto religioso», es tema de candente actualidad: no hay más que examinar al azar los titulares de algunos ejemplares de la prensa mundial de los últimos años: «The evolution of hatred» (The Star Tribune, A-29 Minneapolis, 14-10-2001), «The Bible and the Qur’an. Searching the Holy Books for Roots of Conflict & Seeds of Reconciliation» (Kenneth L. Woodward, Newsweek, 11-2-2002), «The Time of the Shia» (Financial Times, 30-8-2003), «Why They Hate Each Other» (Bobby Gohsh, TIME, 5-3-2007). La lista podría prolongarse de manera casi interminable, especialmente en estos tiempos en que enfrentamientos políticos entre el mundo árabe y musulmán y el mundo occidental judeo cristiano favorecen de alguna manera la confusión entre conflictos políticos y conflictos religiosos. Precisamente en momentos como estos hace falta no mezclar política y religión y lograr que gente de buena voluntad participe en la vida social y política para evitar la última degeneración del conflicto político: el conflicto armado. Un enfrentamiento político nunca debe llegar a convertirse en enfrentamiento armado. Y un enfrentamiento armado nunca debe y puede ser un conflicto religioso.

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1. Preliminares en torno a los términos ética, moral y conflicto

PUES bien, ateniéndonos ahora al título propuesto, examinaremos brevemente en primer lugar las nociones de ética y moral. Cabría preguntarse si los conceptos de ética y moral son exactamente lo mismo. No faltan quienes, desde una perspectiva más bien analítica, tratan de establecer distinciones en el estrecho espacio de unos conceptos tan cercanos. En mi opinión la respuesta es que los conceptos de ética y moral no coinciden plenamente, sino que exhiben cierta diferencia entre ambos. Curiosamente, investigando se observa que, pricipalmente en el ambito sajón, se habla mucho de ética y no tanto de moral.

Entre las posiciones que coleccionan menos rechazos están principalmente aquéllas que asignan a la ética el establecer los principios más fundamentales del actuar honesto en un determinado ámbito de la conducta humana1. Para los que favorecen esta visión de la ética, la moral es la disciplina que da un paso adelante en la orientación práctica2.

La ética orienta las más básicas consecuencias del imperativo «Haz el bien, evita el mal». Por ejemplo, la ética de una determinada profesión, dibuja qué actitudes y prácticas son esencialmente adecuadas al perfil honesto de esa profesión, y cuáles claramente alejarían esa profesión de su bondad y honestidad esencial.

La moral se adelanta a facilitar el camino con preceptos que favorezcan el que se haga lo que se debe hacer y se evite lo que convienePage 175 evitar. Naturalmente hablamos de normas y preceptos internos, porque si damos un paso en dirección al precepto externo, saltamos a la coacción externa y nos introducimos rápidamente en el campo del derecho.

Como hipótesis de trabajo, vamos a aceptar esta distinción entre ética y moral, y aplicarla al ámbito del conflicto religioso para esbozar, si el acuerdo lo permite, que: a) es absolutamente anético justificar el recurso a la violencia como medio de propagación del ideal religioso y b) es obligación moral de los líderes religiosos buscar activamente la paz y la concordia.

Hablamos también de «conflicto». Pues bien, el término conflict se usa con frecuencia en inglés, pero el término conflicto mantiene acepciones más fuertes en español. Veamos de nuevo las definiciones del Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua:

Conflicto (Del lat. conflictus)

  1. m. Combate, lucha, pelea. U. t. en sent. fig.

  2. m. Enfrentamiento armado.

  3. m. Apuro, situación desgraciada y de difícil salida.

  4. m. Problema, cuestión, materia de discusión.

  5. m. Psicol. Coexistencia de tendencias contradictorias en el individuo, capaces de generar angustia y trastornos neuróticos.

  6. m. desus. Momento en que la batalla es más dura y violenta.

(Diccionario de la Real Academia Española, versión electrónica)

En español, «combate, lucha, pelea» es la primera acepción del término conflicto. En inglés en cambio «prolongued armed struggle» es la segunda acepción del término «conflict», siendo la primera acepción para el Oxford Dictionary simplemente «a serious disagreement or argument».

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2. El principio auxiliar de la cordialidad

PUES bien, cuanto más cercano esté nuestro concepto de conflicto a la citada acepción del diccionario español («combate, lucha, pelea») más incompatible es con la religión. En ese sentido estricto de «lucha, pelea, combate», conflicto y religión son de alguna manera contradictorios. Religión viene del latín re-ligare, «volver a unir», y su función es llevar el hombre a Dios y a los demás, incluso hasta llegar a amar a los enemigos.

Aunque no faltan quienes acusan a la religión de ser origen de peleas y conflictos humanos, sin embargo, el sentido común muestra esa posibilidad como una inconsecuencia. Por ejemplo, el 5 de marzo de 2007, TIME Magazine publicaba un artículo sobre relaciones entre Shi’itas y Sunnis en Iraq que titulaba periodísticamente «Why They Hate Each Other». El artículo afirma que en la actualidad el conflicto entre ambas facciones ha llegado a tal extremo que «the hatred between Iraq´s warring sects is now so toxic, it contaminates even the memory of a shinning moment of goodwill». Y el periodista describe en el artículo uno de esos momentos de buena voluntad. Un caso enternecedor que muestra cómo el que sigue una religión no puede odiar sino amar. El 31 de agosto de 2005 una estampida entre peregrinos Shiitas en un puente sobre el río Tigris a su paso por Bagdad llevó a que cientos de ellos, llenos de pánico, saltaran al agua y perecieran. Varios muchahos de Adhamiya, la barriada Sunni en la rivera este, se lanzaron al río para rescatarles. Entre ellos Toman al-Obeidi, que salvó a 25 personas hasta que le fallaron las fuerzas y se ahogó. Casi 1000 peregrinos murieron esa tarde. A pesar de todo, en aquel momento, los líderes Shiitas de la rivera oeste alabaron públicamente «el martirio» de al-Obeidi, su gesto y la valentía de sus amigos. Por su parte, los vecinos de Alhamiya sostuvieron que el sacrificio de al-Obeidi era prueba de que sus vecinos Sunnis no tenían mala voluntad hacia sus vecinos Shiitas del otro lado del río3.

Es difícil ver un conflicto religioso armado como algo normal. Creo que se puede decir que el conflicto religioso, si no anético ePage 177 inmoral de por sí, es al menos una inconsecuencia radical, que sólo la debilidad humana puede explicar. Envolverse en conflictos...

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