Digitalización, teletrabajo y corresponsabilidad

AutorPaula Ruiz Torres
Páginas93-108
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DIGITALIZACIÓN, TELETRABAJO Y
CORRESPONSABILIDAD
PAULA RUIZ TORRES
Profesora de inglés de enseñanza secundaria obligatoria
El 8 de marzo de 2018 pasará a la historia por ser un día
histórico para el feminismo que, sin duda, marcó un antes y
un después en la larga lucha por alcanzar la igualdad entre
hombres y mujeres. Fue un día en el que las calles de todo
nuestro país se inundaron de hombres y mujeres entusiastas e
ilusionados como colofón a un Día Internacional de la Mujer
sin precedentes. Se había convocado la primera huelga general
feminista en España para exigir igualdad real y tuvo un segui-
miento espectacular: Millones de mujeres y, también, hombres
de todas las edades, profesiones y razas protagonizaron un
8M con gran impacto mediático, social y económico en el que
los sindicatos cifraron los datos de los paros realizados en 6
millones de personas.
En ese contexto, cada vez se hace más importante atender
a la demanda social que exige que los sindicatos hablen de un
tema de tan candente actualidad como es el impacto de la digi-
talización sobre las condiciones laborales de las profesionales
y directivas en un nuevo mundo del trabajo marcado por una
alta tecnificación y digitalización, así como por nuevos sectores
estratégicos y nuevos yacimientos de empleo que se configuran
en esta nueva era digital y que, obviamente, va a tener con-
secuencias para todas las personas trabajadoras –haciendo
Paula Ruiz Torres
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especial hincapié en las mujeres– y que los sindicatos no deben
ni pueden ignorar por afectar a sus condiciones laborales.
La cuarta revolución industrial, la de la era digital y tecno-
lógica, y sus implicaciones para el nuevo mundo del trabajo
–al que me permitiré denominar trabajo 4.0 o Arbeit 4.0, tal
y como apunta el Ministerio de Trabajo alemán en sus libros
verde y blanco (Grünbuch y Wei buch), manuales que han uti-
lizado para sondear y valorar el estado de la cuestión entre los
diferentes integrantes de la sociedad–, va a conllevar no solo
un cambio para el mundo del trabajo presente y futuro, sino
que va mucho más allá, se refiere a un cambio estructural de
la cultura laboral.
Se puede decir que el debate no es nuevo, aunque las opinio-
nes son diametralmente opuestas, porque, por un lado, podría
suponer lo que las personas tecno-pesimistas denominan como
el fin del trabajo remunerado, la liberalización total de los ser-
vicios, la destrucción de empleo, disponibilidad laboral 24/7,
aumento del control por parte de las empresas a través de las
tecnologías, polarización de los trabajos y salarios, dependen-
cia de los servicios, un aumento inimaginable de la competiti-
vidad, el ocaso del modelo social europeo y sus implicaciones
(fin de la jornada de trabajo fija y de los despidos, ya que los
nuevos contratos se podrían finalizar mediante una simple
desconexión de cuentas de correo electrónico remotas desde
alguna start-up, así como desaparición de normativa regulado-
ra de las condiciones laborales con la consecuente disolución
de las organizaciones sindicales). Por otro lado, podríamos
pensar, como dicen quienes se consideran tecno-optimistas, que
la economía digital podría ofrecer nuevas oportunidades, ya
sea en el sector servicios o en la industria donde las personas
trabajadoras colaborarían con las máquinas, conformando
un nuevo modelo económico, con cero coste marginal, que se

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