El difunto viajero

AutorCarmen Pérez-Pozo Toledano
Páginas27-33
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El difunto viajero
Desde mi observatorio al otro lado de la vida, con-
templé como una película la escena que ahora relata-
ré y que tuvo un final que me dió un susto de muerte,
si algo así puede suceder a un difunto. Enseguida me
entenderán ustedes…
La historia empezaba con Vanessa entrando en
el despacho de un prestigioso abogado, dejando tras
de sí un fuerte olor a perfume caro con el que prácti-
camente se había duchado. Se sentó en la silla que le
ofrecía el letrado y se retocó el maquillaje de los la-
bios. Iba vestida de riguroso luto.
—¿Qué puedo hacer por usted, señora…? —
preguntó el abogado.

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