Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre la Comunicación de la Comisión al Consejo, al Parlamento Europeo...

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Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre la Comunicación de la Comisión al Consejo, al Parlamento Europeo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones-Plan de acción: El programa europeo en favor del espíritu empresarial

El 11 de febrero de 2004, de conformidad con el artículo 262 del Tratado constitutivo de la Comunidad Europea, la Comisión decidió consultar al Comité Económico y Social Europeo sobre la

Comunicación de la Comisión al Consejo, al Parlamento Europeo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones - Plan de acción: El programa europeo en favor del espíritu empresarial

(COM(2004) 70 final).

La Sección Especializada de Mercado Único, Producción y Consumo, encargada de preparar los trabajos del Comité en este asunto, aprobó su Dictamen el 14 de julio de 2004 (ponente: Sr. Butters).

En su 411º pleno de los días 15 y 16 de septiembre de 2004 (sesión del 15 de septiembre), el Comité Económico y Social Europeo ha aprobado por 150 votos a favor, 1 voto en contra y 6 abstenciones el presente Dictamen.

  1. ANTECEDENTES

    1.1. Las Conclusiones de la Presidencia tras la cumbre de Lisboa de 2000 y la Carta Europea de la Pequeña Empresa subrayaron la importancia de la actividad empresarial para el desarrollo sostenible en Europa y la necesidad de lograr un entorno político favorable al desarrollo empresarial.

    1.2. Posteriormente, el Presidente de la Comisión Europea, Sr. Prodi, anunció en el Consejo Europeo de primavera de 2002, en Barcelona, que la Comisión presentaría un Libro Verde sobre el espíritu empresarial ante el Consejo Europeo de primavera de 2003. La Comisión cumplió esta tarea en enero de 2003, lo que dio paso a una consulta rigurosa y abierta de las partes interesadas durante los meses siguientes. El Consejo Europeo de primavera de 2003 pidió a la Comisión que presentara un Plan de acción en favor del espíritu empresarial en el Consejo Europeo de primavera de 2004.

    1.3. El Comité aprobó el Dictamen sobre el Libro Verde en el Pleno de septiembre de 20031.

    1.4. Posteriormente, la Comisión adoptó el «Plan de acción: El programa europeo en favor del espíritu empresarial» en febrero de 20042.

  2. OBJETIVOS DEL PRESENTE DICTAMEN

    Al igual que el Dictamen anterior del Comité sobre el «Libro Verde Œ El espíritu empresarial en Europa», el presente Dictamen pretende contribuir al actual proceso de comprensión y estímulo del espíritu empresarial mediante algunas observaciones generales y un análisis más preciso del Plan de acción. Asimismo, el Dictamen recoge una serie de recomendaciones constructivas del Comité para que esta actuación pueda convertirse en iniciativas realistas y tangibles que beneficien a las generaciones actuales y futuras de empresarios europeos.

  3. OBSERVACIONES GENERALES SOBRE EL PLAN DE ACCIÓN: ¿CUMPLE EL OBJETIVO DECLARADO DE PROPORCIONAR UN «MARCO ESTRATÉGICO PARA IMPULSAR EL ESPÍRITU EMPRESARIAL»?

    3.1. El Libro Verde sobre el espíritu empresarial en Europa supuso una valoración clara de los componentes y de la amplitud del reto de aumentar el nivel del espíritu empresarial en la UE. En el Dictamen del Comité se reconoció este mérito y se felicitó a la Comisión por el Libro Verde y el consiguiente proceso de consulta, abierto y riguroso.

    3.2. El Plan de acción, que se basa en el Libro Verde, proporciona un análisis más profundo de las características del reto del espíritu empresarial en Europa. Los fines del Plan de acción son fundadamente ambiciosos, pero se combinan con objetivos indefinibles. La impresión general es la de un documento impreciso y comedido. El Plan de acción no hace gala de la creatividad que se insinuaba en el Libro Verde y en la consulta pública, y en general suele remitir a iniciativas ya existentes. Ofrece pocos mecanismos de ejecución y no logra delegar las responsabilidades de ejecución ni establecer procedimientos de supervisión y evaluación.

    3.3. Uno de los puntos clave que se pusieron de relieve en los debates con motivo de la elaboración del Libro Verde y de la consulta posterior fue el amplio abanico de políticas que afectan a los empresarios y la consiguiente necesidad de elaborar un planteamiento horizontal para afrontar los retos existentes. Es palpable que el Plan de acción no consigue demostrar a las partes interesadas que esta iniciativa, aparte de la DG Empresa y las administraciones de los Estados miembros, haya recibido algo más que un apoyo simbólico de los servicios de la Comisión. Si no se obtiene este apoyo, el Plan de acción acabará teniendo una repercusión mínima.

    3.4. La Comisión recibió 250 respuestas a su consulta. Aunque el Comité reconoce la transparencia de la Comisión al publicar todas las contribuciones recibidas en su sitio Internet, el Plan de acción contiene muy pocas referencias concretas a los comentarios enviados y no se especifica cómo se analizaron e incorporaron las respuestas. Dado el alcance de esta consulta y el interés generado en toda la UE, sería lamentable que estas respuestas no se analizaran de forma detenida, y, si efectivamente se han analizado, debería hacerse patente en el Plan de acción.

    3.5. El Plan de acción podría haber tenido en cuenta la heterogeneidad de las PYME y reconocer que esta diversidad requiere soluciones políticas específicas y no genéricas. Por ejemplo, la reciente Comunicación de la Comisión sobre el fomento de las cooperativas en Europa3 reconoce la importancia de fomentar las cooperativas en la Unión; del mismo modo, el Plan de acción debería haber incluido una referencia similar al papel específico de las empresas de economía social4. Asimismo, las necesidades de los empresarios autónomos difieren sensiblemente de las de las sociedades anónimas5. Además de demostrar que se valoran estas formas concretas de actividad empresarial, el Plan de acción debería reconocer que se requieren planteamientos de políticas específicas para las empresas con necesidades y características particulares, como las nuevas empresas innovadoras o las empresas ya establecidas que realizan actividades más convencionales.

    3.6. Asimismo, el Comité defiende la importancia de potenciar la mentalidad empresarial en el sector público. Aunque el Comité es consciente de que el Plan de acción se centra en los aspectos del espíritu empresarial referidos a crear, dirigir y desarrollar una actividad empresarial, también podría haber reiterado la necesidad de fomentar las actitudes empresariales en las administraciones públicas.

    3.7. Estructura

    3.7.1. En el Dictamen sobre el Libro Verde, el Comité abogó por «dividir el contenido del PA en dos partes claramente diferenciadas:

    Œ Promover el espíritu empresarial: esta acción debe tener como objetivo desarrollar una cultura empresarial, «recuperar» y mejorar la reputación del empresario entre los posibles futuros empresarios en escuelas, universidades y círculos familiares, así como en los servicios públicos y privados, en particular las instituciones financieras y las administraciones europeas y de los Estados miembros.

    Œ Crear un entorno que fomente la actividad empresarial: el objetivo de esta acción es elaborar un programa de medidas operativas para impulsar la actividad empresarial en respuesta a las diez preguntas que plantea el Libro Verde»6.

    3.7.2. El Comité está de acuerdo en términos generales con los asuntos cubiertos en los cinco ámbitos políticos estratégicos, aunque manifiesta su preocupación por la falta de acciones específicas dentro de cada ámbito. Asimismo, el Comité defiende que el doble enfoque antes citado habría sido más coherente que la división, bastante arbitraria, en los cinco ámbitos políticos estratégicos. Éstos resultan incoherentes, parecen solaparse e incluyen cuatro retos amplios y un aspecto específico (mejorar el acceso a la financiación).

    3.7.3. No obstante, en aras de la coherencia, las observaciones específicas sobre el Plan de acción que se exponen en el próximo punto del presente Dictamen se dividirán en los mismos cinco ámbitos mencionados.

    3.7.4. El Comité considera que el documento de la Comisión expone de manera general los puntos de una agenda. La fase siguiente debe consistir en desarrollar acciones específicas además de las políticas, mecanismos de supervisión y análisis, así como índices y datos sobre el espíritu empresarial que garanticen avances al respecto.

  4. OBSERVACIONES ESPECÍFICAS SOBRE LOS CINCO ÁMBITOS POLÍTICOS ESTRATÉGICOS

    4.1. El Comité determina varias prioridades específicas dentro de cada uno de los cinco ámbitos políticos estratégicos.

    4.1.1. Fomentar la mentalidad empresarial

    4.1.1.1. Se trata de un objetivo a largo plazo que requiere la participación de muchos organismos a muy diversos niveles. La DG Empresa necesita el apoyo de la DG Educación y Cultura, así como de los organismos nacionales y subnacionales que intervienen en la elaboración y aplicación de la política de educación.

    4.1.1.2. Como se señala en el Libro Verde, los empresarios se sienten motivados por una amplia variedad de factores como, por ejemplo, el beneficio económico, la independencia y la satisfacción laboral. Cualquiera que sea su motivación, es esencial que los empresarios actuales y futuros reconozcan las responsabilidades sociales intrínsecas a la actividad empresarial.

    4.1.1.3. El Comité considera positivas las recomendaciones del Plan de acción sobre los jóvenes, pero también destaca la tendencia al envejecimiento progresivo de la población en Europa. Sería erróneo no proporcionar un entorno que ofrezca posibilidades de actividad empresarial a la población de más edad que tenga capacidad (cualificaciones, gestión, capital, etc.) para crear y dirigir una empresa7.

    4.1.1.4. El Comité acoge también con agrado el énfasis del Plan de acción en las necesidades específicas de las mujeres empresarias. Cuando una mujer decide crear y desarrollar una empresa se enfrenta a dificultades prácticas, económicas y culturales que varían sensiblemente de un Estado miembro a otro. Los encargados de la aplicación del Plan podrían apreciar debidamente si dichas dificultades implican el éxito o el fracaso de una iniciativa empresarial femenina, y hacerles frente en el proceso de elaboración de las políticas.

    4.1.1.5. Varios Estados miembros cuentan con una prolongada tradición de programas escolares relativos al empresariado. No hay ninguna necesidad de volver a inventar la rueda, por lo que el Plan de acción debe basarse en el análisis, la difusión y el fomento de la aplicación de buenas prácticas. La Comisión coordinó varios proyectos valiosos al respecto dentro del Procedimiento Best en los años noventa, y sus resultados y recomendaciones deberían ser de gran ayuda para desarrollar las políticas con arreglo al Plan de acción.

    4.1.1.6. Deben incorporarse mecanismos que faciliten una mayor participación de las organizaciones empresariales en proyectos con centros de enseñanza al nuevo programa plurianual de la Comisión en favor de las PYME para el período de 2006 a 2010.

    4.1.1.7. Sin embargo, para crear en Europa una sociedad de mentalidad más empresarial no sólo hay que preparar a futuros empresarios. Esta política será estéril si Europa no crea también un entorno que favorezca el éxito de los empresarios potenciales. Esto supone la concienciación de un abanico mucho más amplio de agentes dentro del mundo empresarial, de los sectores público y privado, así como de la sociedad en general, para que puedan comprender y valorar el espíritu empresarial. Por lo tanto, el espíritu empresarial debe ser adoptado por los funcionarios del sector público que deseen desempeñar sus funciones de manera eficaz y por todos los que dirigen empresas.

    4.1.1.8. El Comité propone que las políticas hagan lo posible por desdramatizar el espíritu empresarial, reduciendo las barreras reales o subjetivas existentes entre los empresarios y el resto de la sociedad. Las formas de trabajo modernas permiten probar distintas maneras de intervenir en la economía: pasar de asalariado a trabajador autónomo o a empresario, y dar marchar atrás con relativa facilidad. Por lo tanto, el espíritu empresarial debería ser considerado por muchas más personas como una opción a largo o corto plazo. Ello tendrá la doble ventaja de que aumente el número de personas que consideran la gestión empresarial como una opción positiva y de que mejore la actitud de toda una serie de partes interesadas respecto de los empresarios. Para crear este entorno, debe dedicarse atención a la capacidad de registrar una empresa y de borrarla del registro, con unos procedimientos burocráticos mínimos. Esta exigencia es particularmente apremiante en varios de los nuevos Estados miembros, en los que es conocido que las gestiones necesarias para pasar de trabajador autónomo a asalariado son excesivamente onerosas y los obstáculos burocráticos son altos.

    4.1.1.9. Al mismo tiempo, las autoridades y las partes interesadas deben garantizar que no se abuse de las facilidades para pasar de una a otra de las situaciones laborales arriba descritas. Es importante que el equilibrio no implique que los asalariados, o los desempleados, se vean embaucados u obligados a convertirse en trabajadores autónomos en contra de su voluntad, y que los empresarios poco escrupulosos puedan incumplir sus obligaciones hacia sus empleados8.

    4.1.2. Animar a un mayor número de personas a convertirse en empresarios

    4.1.2.1. El Plan de acción trata de forma adecuada el asunto básico del equilibrio justo entre riesgo y recompensa.

    4.1.2.2. El Comité espera con interés la próxima comunicación de la Comisión sobre la transmisión de empresas. Está previsto que se base en el valioso informe sobre el Proyecto Best, de mayo de 2002, y que continúe la labor de incrementar la participación y la sensibilización de los funcionarios de los Estados miembros y la comunidad financiera sobre este importante aspecto. Es preciso abordar varios problemas específicos para facilitar las transmisiones y maximizar las posibilidades de continuidad de las empresas. En concreto, los regímenes fiscales, los impuestos sucesorios, la legislación sobre sucesiones y el derecho de sociedades en su conjunto no facilitan hoy día la sucesión de las empresas y por consiguiente deben revisarse.

    4.1.2.3. El Plan de acción destaca de forma acertada el estigma del fracaso como un obstáculo considerable al incremento de la actividad empresarial. Este reto puede afrontarse en parte mediante estrategias adecuadas que sensibilicen a la sociedad respecto del espíritu empresarial. No obstante, hay que prestar atención de forma muy directa a la actitud de las entidades financieras, que deben ser más flexibles en el trato con las personas involucradas en el cierre de empresas. El Comité recomienda que la Comisión se dirija a las entidades financieras con pruebas que demuestren que los empresarios con experiencia previa (exitosa o infructuosa) tienen más posibilidades de sacar adelante nuevas empresas.

    4.1.2.4. En este proceso, es importante alcanzar un equilibrio para permitir que una quiebra «honesta» no impida volver a empezar, y garantizar la prohibición de las prácticas fraudulentas. Por lo tanto, la legislación sobre quiebras debe ser menos crítica y más transparente.

    4.1.2.5. El Comité, aunque espera contar con más detalles sobre las acciones específicas previstas, acoge con satisfacción la referencia del Plan de acción a los nuevos trabajos de la Comisión y los Estados miembros sobre los regímenes de Seguridad Social de los empresarios.

    4.1.3. Orientar a los empresarios hacia el crecimiento y la competitividad

    4.1.3.1. Los estudios demuestran que es necesario facilitar asistencia y formación a los empresarios, especialmente en materia de comercialización. También ha habido una evolución significativa en la transferencia de conocimientos a las PYME mediante colocaciones y relaciones más sólidas entre los centros de investigación y el conjunto de las PYME9. Deberían desarrollarse y potenciarse programas de tutoría para que las empresas y los empresarios jóvenes aprendan de los más experimentados10.

    4.1.4. Mejorar el flujo de financiación

    4.1.4.1. El Comité acoge con satisfacción la propuesta de animar a los Estados miembros a intercambiar las buenas prácticas y de presentar un Plan de acción sobre la contratación electrónica.

    4.1.4.2. El Comité recomienda un planteamiento más global para abordar el acceso a la financiación, que incluya los siguientes aspectos:

    Œ incrementar la visión comercial de los empresarios a fin de comprender los requisitos que garantizan la financiación del crecimiento. Ello puede lograrse mediante redes reconocidas de apoyo empresarial;

    Œ sensibilizar a las entidades financieras respecto de las necesidades de las empresas que buscan financiación y asistencia para crecer. De nuevo, ello supone fomentar una mayor comprensión del espíritu empresarial por parte del sector financiero;

    Œ apertura de los contratos públicos a las pequeñas empresas. Se trata de la forma más directa de intervención basada en la demanda que puede adoptar el sector público. Como señaló el Comité en el Dictamen sobre el Libro Verde, hay muchos obstáculos que restringen el acceso de las pequeñas empresas a los contratos públicos11, a la vez que los funcionarios públicos soportan también trabas administrativas similares. Sin embargo, los beneficios potenciales para ambas partes y para la economía justifican que se siga reflexionando y actuando en este ámbito. Estados Unidos ofrece un modelo positivo, ya que los servicios y organismos federales prevén asignar un 23 % de los contratos públicos a las pequeñas empresas.

    Œ simplificar y reducir los procedimientos fiscales. Aunque el Plan de acción presenta algunas ideas interesantes al respecto, todavía no se ha realizado un análisis exhaustivo del asunto. El Comité reconoce que la competencia para aplicar medidas concretas corresponde a las autoridades nacionales y, en determinados casos, regionales o incluso locales. El Comité reitera su petición de incentivos fiscales para la reinversión de los beneficios12, que no recibe respuesta en el Plan de acción.

    4.1.5. Crear un entorno administrativo y reglamentario más favorable para las PYME13.

    4.1.5.1. El Dictamen del Comité sobre el Libro Verde destaca la necesidad de que las opciones políticas de respaldo a las pequeñas empresas deban «integrarse horizontalmente en todas las áreas políticas relevantes (empleo, impuestos, medio ambiente, educación, etc.) y verticalmente en todos los ámbitos de decisión política»14. A pesar del conjunto de disposiciones para legislar mejor, de junio de 2002, alentador en términos generales, muchos servicios de la Comisión siguen sin evaluar de forma adecuada la repercusión de las propuestas políticas en las PYME o en otras partes interesadas. Por consiguiente, el Comité apoya la demanda reciente de que un Vicepresidente de la Comisión Europea asuma una responsabilidad más directa para supervisar la reforma de la legislación.

    4.1.5.2. De forma más general, todavía existe un margen considerable para mejorar los procedimientos de evaluación del impacto reglamentario, tanto en la Comisión como en el Parlamento y el Consejo.

    4.1.5.3. El Comité lamenta que ya no se haga referencia al enfoque «pensar primero en lo pequeño», que consiste en que todo reglamento o legislación se elabore teniendo en cuenta las características y los retos específicos de las pequeñas empresas. El aspecto esencial es la evaluación específica del impacto en las empresas de toda legislación nueva y vigente, orientada a las pequeñas empresas y microempresas. Si este enfoque se llevase a la práctica en todo el proceso de elaboración de políticas de la UE, representaría la contribución concreta más significativa realizada por las instituciones en favor de la actividad empresarial.

    4.1.5.4. La reciente adhesión de diez nuevos Estados miembros a la UE aporta un número mayor de PYME, muchas de las cuales deben esforzarse por adecuarse a la legislación vigente de la UE antes de poder pensar en estudiar las nuevas propuestas reglamentarias potenciales. Por lo tanto, la Comisión debe utilizar diversas iniciativas por separado para solicitar de forma proactiva la opinión del conjunto de las PYME. Más importante aún es que la Comisión demuestre que tiene en cuenta las respuestas, si quiere evitar la decepción y la aparición de una brecha cultural entre las instituciones y políticas de la UE y las pequeñas empresas.

    4.1.5.5. El Comité subraya la importancia de un diálogo real entre los representantes de la Comisión y de las PYME. La consulta a las PYME por medio de sus organizaciones representativas debería ser el aspecto central de todos los procedimientos de consulta de la Comisión. Con el fin de facilitar esta consulta y garantizar que todos los servicios de la Comisión tienen en cuenta los puntos de vista del conjunto de las PYME, el Comité recomienda que se potencie el papel de representante para las PYME mediante el nombramiento de un miembro responsable de las PYME dentro de la nueva Comisión. Una de las funciones principales de este cargo sería la supervisión de la aplicación del principio de «pensar primero en lo pequeño» en toda la Comisión.

    4.1.5.6. Los mismos principios de diálogo son aplicables a los interlocutores sociales, que tratan muchos problemas de enorme importancia para los empresarios actuales y futuros. El Comité recomienda un análisis del diálogo social Œprincipalmente a escala de la UE, aunque también en algunos casos a escala nacionalŒ para considerar la manera de formalizar un nivel más proporcional de participación del conjunto, cada vez más significativo y diverso, de las PYME.

    4.1.5.7. En relación con la normativa sobre ayudas estatales, el Comité acoge con satisfacción el desarrollo de un instrumento para detectar las ayudas poco susceptibles de tener un impacto significativo en la competencia. Es importante, por ejemplo, que los procesos sobre ayudas estatales no dificulten la exploración y aplicación de formas innovadoras de abordar la falta de financiación de las pequeñas empresas.

  5. RECOMENDACIONES PARA MAXIMIZAR EL IMPACTO POSITIVO DEL PLAN DE ACCIÓN

    5.1. El Comité solicita las siguientes clarificaciones y mejoras.

    5.1.1. Enfoques coherentes de la política empresarial. Es evidente que la DG Empresa de la Comisión tiene que desempeñar un papel clave en la orientación de los avances. El Plan de acción afecta a todas las áreas de la política empresarial de la Comisión y, tal como recomendó el Comité en el Dictamen sobre el Libro Verde15, ello debe reflejarse en cada iniciativa política de la Dirección General. En especial, el programa plurianual en favor de las PYME 2006-2010 debe establecer una correlación clara con el Plan de acción en favor del espíritu empresarial y, además, proporcionar un mecanismo para realizar algunas de las prioridades expuestas.

    5.1.2. Evaluación. Aunque se han introducido recientemente algunas mejoras, el mundo empresarial no considera satisfactorio el enfoque utilizado para evaluar la Carta Europea de la Pequeña Empresa, según la cual, en la actualidad, los funcionarios, a nivel europeo y nacional, pueden ser juez y parte. Es esencial que los representantes de los empresarios participen de manera más intensa en la evaluación del Plan de acción.

    5.1.3. Debe establecerse un marco para una futura evaluación a posteriori que permita mejorar la política en curso. Deberían participar funcionarios de la Comisión y de los Estados miembros y representantes empresariales reconocidos a nivel europeo y nacional.

    5.1.4. La existencia de indicadores adecuados sobre los resultados es esencial para determinar y evaluar los objetivos de incremento de la actividad empresarial. Se trata de una recomendación del Comité recogida en el Dictamen anterior16 que también se destaca en las conclusiones del Consejo de Competitividad del 20 de febrero. Estos datos también permitirían un estudio comparativo de las políticas y entornos empresariales de los Estados miembros.

    5.1.5. Plazos claros. En las conclusiones del Consejo de Competitividad del 20 de febrero se pide a la Comisión que establezca un calendario más ambicioso. Para ser eficaz, el calendario también deber incluir objetivos precisos y seleccionados. El Comité supone que, desde la publicación del Plan de acción, la Comisión ha establecido en una serie de fichas de trabajo, objetivos y calendarios más precisos para acciones específicas. El Comité, con la misma voluntad que prevaleció durante la consulta, insta a la Comisión a fomentar el uso de estas fichas de trabajo y a facilitar su consulta por las partes interesadas.

    5.1.6. Supervisar el proceso y delegar responsabilidades. La Comisión no puede ni debe aplicar muchas de las medidas necesarias, pero debe supervisar y controlar con atención los avances en la aplicación del Plan de acción. A su vez, es esencial que la responsabilidad de la aplicación de las distintas acciones se delegue en el nivel pertinente y que el calendario sea comunicado y acordado por todas las partes afectadas. Ello requiere la participación concertada de diversos agentes y el Comité recomienda las siguientes iniciativas para garantizar su compromiso en el trabajo futuro.

    5.1.7. Con el fin de ampliar la intervención de la Comisión en el proceso, debería establecerse un comité de supervisión del Plan de acción en la estructura revisada de la nueva Comisión posterior a noviembre de 2004. Participarían representantes de cada una de las Direcciones Generales que presentan las propuestas legislativas que afectan a la actividad empresarial, así como de las Direcciones Generales responsables de supervisar la aplicación de los programas comunitarios derivados del Plan de acción.

    5.1.8. La creación de un grupo de trabajo de funcionarios de nivel adecuado provenientes de los Estados miembros aumentaría su intervención en el proceso. Este grupo debería reunirse de forma periódica para debatir aspectos específicos de las recomendaciones del Plan de acción, registrar los avances y detectar los fallos.

    5.1.9. Es esencial que el mundo empresarial participe estrechamente en la aplicación, supervisión y evaluación del Plan de acción. A este respecto, el Comité considera el mundo empresarial en su sentido más amplio, que engloba a empresas de todas las formas y tamaños, desde los trabajadores autónomos hasta las multinacionales y desde las empresas sociales hasta las sociedades anónimas. Si no se logra este amplio compromiso, se corre el riesgo de desvincular al mundo empresarial del proceso en curso, lo que a su vez minimizará el impacto. Por consiguiente, el Comité recomienda un enfoque sistemático de consulta al mundo empresarial durante todo el proceso por medio de los representantes reconocidos a nivel europeo y nacional.

    5.1.10. Tal como demostraron las respuestas al Libro Verde, un número creciente de agentes ajenos al conjunto de las PYME se interesa en el espíritu empresarial. A modo de ejemplo, los sindicatos reconocen por lo general la importancia de la política de empresa. Todas las partes interesadas deberían poder contribuir a la aplicación del Plan de acción.

    5.1.11. De forma general, el Comité recomienda que la Comisión centre sus esfuerzos en mantener el Plan de acción en el centro de la actualidad, tanto entre los responsables políticos como, de forma más amplia, en la Comunidad. Las actividades de promoción y las campañas de concienciación actuales vinculadas a objetivos específicos que se incluyen en el plan global ayudarán a mantener el impulso y el compromiso del amplio abanico de agentes necesario para garantizar el éxito de esta iniciativa esencial.

  6. CONCLUSIONES

    6.1. El Comité acoge con satisfacción el Plan de acción de la Comisión y reitera su reconocimiento a los esfuerzos de la DG Empresa desde que se inició este proceso a principios de 2002. El Comité reconoce que muchas de las medidas necesarias en la actualidad deben ser adoptadas por los responsables políticos ajenos a la citada DG.

    6.2. El Plan de acción no es más que el punto de partida de un proceso en marcha con un plazo muy largo. Este proceso sólo alcanzará sus objetivos si establece vínculos horizontales a través de una gama amplia de ámbitos políticos y verticales entre responsables políticos de muchos niveles. El Plan de acción y las próximas iniciativas de la Comisión en la materia deben recibir una respuesta positiva de estos responsables políticos. El Comité pide especialmente a otras Direcciones Generales de la Comisión y a las autoridades de los Estados miembros que participen activamente.

    Bruselas, 15 de septiembre de 2004.

    Presidente Comité Económico y Social Europeo: Roger BRIESCHEl

    Secretario General del Comité Económico y Social Europeo: Patrick VENTURINI

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    1 DOC 10 de 14-1-2004.

    2 COM(2004) 70 final, p. 4.

    3 COM(2004) 18 final.

    4 Véanse los dictámenes del CESE 242/2000 (Sr. OLSSON) y 528/2004 (Sra. FUSCO y Sr. GLORIEUX) para disponer de más referencias sobre la importancia de las empresas de la economía social.

    5 DO C 10 de 14.1.2004, puntos 5.4 y 6.12.

    6 DO C 10 de 14-1-2004, punto 2.2.2.

    7 Para consultar un documento de reflexión reciente sobre el envejecimiento, véase: BERNARD CASEY et al., Policies for and Ageing Society: Recent Measures and Areas for Further Reform (OCDE, 2003. Para disponer de un análisis de los debates sobre trabajo autónomo y personas mayores, véase: CURRAN, J y BLACKBURN, RA (2001) ‚Older People and the Enterprise Society: Age and Self-Employment Propensities in Work, Employment and Society, Vol. 15, No. 4, pp. 889-902.

    8 DO C 10 de 14.1.2004, punto 5.3.

    9 Véanse a modo de ejemplo las asociaciones de transferencia de conocimientos en el Reino Unido

    10 Por ejemplo, los programas OVO y Startmentor en Flandes (Bélgica).

    11 DOC 10 de 14-1-2004, puntos 6, 10,1. y 10.2.

    12 DOC 10 de 14-1-2004, puntos 6.11.1.

    13 El Comité habría deseado un objetivo más ambicioso en vez del genérico «un entorno administrativo y reglamentario más favorable para las PYME». De hecho, en las versiones anteriores del Plan de acción se decía «el mejor entorno administrativo y reglamentario posible», al igual que en la Carta Europea de la Pequeña Empresa.

    14 DO C 10 de 14.1.2004, punto 6.2.1.

    15 DO C 10 de 14.1.2004, punto 4.3.

    16 DO C 10 de 14.1.2004, último inciso del punto 8.4.

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