Por si un día me pasa algo

AutorMª Jesús Marín Ariño
Páginas183-203
Por si un día
me pasa algo
Antes de iniciar mis relatos, este capítulo previo pre-
senta algunos fenómenos relacionados con el mundo
testamentario. He tenido el gran honor de que algu-
nos de mis compañeros en el más allá, que vienen
contando sus vicisitudes sucesorias, me hayan pedi-
do colaboración; supongo que por mi larga experien-
cia profesional en estas cuestiones.
Recién Licenciada en Derecho, a mis veintidós
añitos, me surgió el primer trabajo de verdad como
Oficial de Notarías, el único que he desempeñado a
lo largo de casi cuarenta años, hasta mi jubilación
anticipada por motivos de salud.
184 EL MÁS ALLÁ DE MIS BIENES Mª Jesús Marín Ariño
Muchos han sido, pues, los temas sucesorios
concretos, tanto sencillos como complejos, que han
pasado por mis manos y de los que podría hablarles,
pero he preferido tocar un tema general: El Testa-
mento.
«Por si un día me pasa algo» es la expresión eu-
femística con la que, una buena parte de los interesa-
dos, indican a la Notaría su voluntad de otorgar tes-
tamento. Les debe parecer más suave o menos «gafe»
que decir: «quiero hacer testamento» o «quiero dis-
poner mis bienes para cuando me muera».
Siempre me ha hecho gracia el optimismo que
refleja el «por si», como le espeté cierta vez a un tes-
tador: «Claro que un día le pasará algo, a usted, a mí
y a todo el mundo». En aquel momento debía estar
de malhumor, porque me acuerdo que añadí: «Hasta
a Lázaro le pasó algo, por segunda y definitiva vez,
según imagino». Menos mal que me dirigí al cliente
sonriendo y no se enfadó por mi impertinencia.

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