El desordenador. El peligro informático. Asociación para el progreso de la dirección, de George Elgozy.

AutorJosé María Chico y Ortiz
Páginas1023-1030

    ELGOZY, GEORGE: El desordenador. El peligro informático. Asociación para el progreso de la dirección. Madrid, 1972.

No hace mucho leía en un periódico una frase del premio Nobel ruso, A. Solzhenitsym, que me dejó hecha realidad esa tremenda relación existente entre progreso y retroceso. Decía el autor ruso, que en su país existía un viejo proverbio sobre el bosque: «el bosque creció, y por ello el mango del hacha creció con él» ...en este caso, añadía, novecientos millones de hachas. El imperio de la máquina que está tocando techo, va a significar el gran avance tecnológico de una etapa de la Historia, pero esto traerá consigo esas hachas del proverbio ruso. No hace mucho, en una conferencia que tuve la ocasión de pronunciar, hacía una cita de nuestro candidato a Nobel, José María Pemán, quien al hablar de los avances técnicos, decía que la llegada de una máquina a su plenitud y madurez supone unos efectos, pero no nos damos cuenta de que de una parte, ofrece nuevas posibilidades que añade a la vida, pero de otra, de un modo negativo, los planteamientos clásicos que barre e inutiliza... Es, en frase castiza, como si a uno le saliera el tiro por la culata.

Por esto traigo ahora este singular libro escrito por un especialista de la informática y humanista, por añadidura, que es George Elgozy, el cual, en un alarde de conocimientos formula, entre la tremenda lucha de los pros y los contras, una oración por la buena utilización del ordenador electrónico. La obra se inicia con un prólogo que escribe el mismo autor y que arranca con estas palabras: «Más propensos a apasionarse que a instruirse, nuestros contemporáneos celebran con tanto lirismo los servicios reales o imaginarios prestados por los ordenadores que se olvidan de las molestias, los límites y los perjuicios de los mismos... Las desiluciones que siguen a un descubrimiento están en proporción con las ilusiones que le preceden o acompañan...»

Hay otra razón, además de la expuesta, para traer este libro a la palestra de las recensiones. Con motivo del Primer Congreso Registral que se celebró en Buenos Aires, intuí que una de las sorpresas que nos tenía reservada la nación organizadora del mismo era precisamente la exhibición de un moderno ordenador puesto al servicio de la institución registral. Y fue preciso documentarse para poder emitir con serenidad de iuicio lo bueno y lo malo del sistema. Es decir, este libro fue uno de los utilizados, entre otros muchos, para esa documentación. Lo traigo ahora, próximo ya el nuevo Congreso, para que los que piensan que es Page 1024 mejor hablar de «simplificación» que de mecanización, de actualización más que de nueva reordenación, tengan a mano argumentos sólidos y no nos cuenten esa vieja historia de lo que ha sido su vida registral, sin tropiezos, sin problemas, llena de éxitos y con fórmulas de asientos simplificados por ellos mismos, suprimiendo y reduciendo Jas viejas maneras tradicionales.

Creo que nuestra institución registral tiene planteado un reto, que tanto la mecanización como los fenómenos urbanos le han ofrecido y es preciso dar una solución, sea cual fuere. No creo, por supuesto, que el mirar atrás evocando épocas ya pasadas, sea la forma de progresar frente a «una juventud que aguarda». Yo comprendo que a ciertas edades es mejor «releer» que leer, pero si el evocar supone palpar realidades vividas, hay que tener también la valentía de afrontar ese presente nuevo y esc futuro incierto, con todo lo que tengan de fantasmales.

En todas mis aportaciones a este tema he puesto de relieve mi actitud conservadora, con simples concesiones a la máquina, pero es tan galopante el cerco que se va formando alrededor de nuestra institución que pienso si habré pecado de retrógrado. No obstante, al compulsar mi opinión con otras todavía más apegadas a nuestros viejos modos, me encuentro muy adelantado. Esta puede ser otra razón justificativa de por qué traigo el libro a la recensión: puede ser el mosaico que nos proporcione sugerencias o inspiraciones para nuestras futuras andaduras.

Y vamos con el libro. Tiene tres partes la primera trata del tema sobre «la ayuda para la toma de decisiones». La segunda afronta el tema de los «mitos y límites» y la tercera sobre «e! hombre en peligro». Previamente el autor sitúa al lector en su prólogo, diciendo que «el autor de esta obra no se coloca ni entre los voluntaristas que amenazan con volar los ordenadores, ni al lado de esos hippies que se contentarían, con menos ruido y menos furia, con desconectar los enchufes...»

Quien se atreva a erigirse en contestatario-sigue diciendo el autor- de la grandeza...

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