El desarraigo inevitable. Jaén Morente, un intelectual republicano español en el exilio americano

AutorAscensión Martínez Riaza
Páginas321-339
En 1982 Cristina Carmen Goicoechea, ciudadana costarricense de 82
años de edad y viuda de Antonio Jaén Morente, escribía al Ministerio de
Asuntos Exteriores de España solicitando una pensión o ayuda económica
que paliara su precaria situación. Aducía que su esposo había servido a la
Segunda República en varios cargos, el último de ellos el de ministro en
Extremo Oriente y cónsul general en Manila. La respuesta del abogado del
Estado de la Asesoría Jurídica al Subdirector General de Personal era lapi-
daria: Jaén Morente nunca adquirió la condición de la carrera diplomática
y por lo tanto no podía beneficiarse de ninguno de los derechos que de ella
se derivaban 1.
En efecto, Jaén Morente (Córdoba 3 de febrero de 1879-San José de
Costa Rica 8 de junio de 1964) fue un «diplomático político», categoría a
la que recurrieron los gobiernos republicanos del «bienio progresista» para
ocupar ciertos destinos, en casos obligados por las circunstancias (desafec-
ción y apartamiento de muchos diplomáticos de carrera), y en otros en aras
de una concepción distinta de lo que debía ser la acción exterior de Espa-
ña 2.
Sirvió en dos destinos, el primero de ellos en Lima con categoría de
ministro plenipotenciario de primera clase por nombramiento de Alcalá
1 Según la Asesoría Jurídica el nombramiento de 22 de junio de 1937 como ministro en
Extremo Oriente no tuvo validez porque se encontraba en contradicción con una ley de rango
mayor; por otro lado argumentaba que el acceso a la carrera diplomática no podía efectuarse
con carácter interino, únicamente por oposición, según el Reglamento de la Carrera Diplomá-
tica de 27 de abril de 1900. Con todo, el Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores (AMAE)
conserva el Expediente Personal de Jaén Morente junto a los de los diplomáticos de carrera,
AMAE. P.313, Exp. 22517.
2 EGIDO LEÓN, Ángeles, La concepción de la política exterior española durante la II República,
Madrid, UNED, 1987; TABANERA, Nuria, Ilusiones y desencuentros. Acción de la diplomacia republi-
cana en Hispanoamérica (1931-1939), Madrid, CEDEAL, 1996; PÉREZ RUIZ, José Luis, La depura-
ción de la carrera diplomática española (1931-1980), Burgos, Dossoles, 2006.
El desarraigo inevitable. Jaén Morente, un
intelectual republicano español en el exilio
americano
Ascensión Martínez Riaza
Departamento de Historia de América I, Universidad Complutense de Madrid
«Hay en esta América un instante histórico que hay
que aprovechar y si no lo hacemos, esperan otros galeones,
con otra bandera y otra alma» (La Lección de América, 1934)
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Zamora de 7 de enero de 1933 hasta que pidió ser relevado en septiembre
tras la caída de Azaña, cesando en el mes de octubre. El segundo como
cónsul general en Manila y ministro plenipotenciario en Extremo Oriente
con categoría de ministro plenipotenciario de tercera clase y designación
de junio de 1937, abandonando por dimisión en abril de 1939. Su efímera
gestión como diplomático no fue un paréntesis sino un estadio en una tra-
yectoria en que docencia, investigación y política fueron los vértices de un
triángulo. Fue la política, según su propia confesión, la que le catapultó a
la diplomacia, a lo que se debió sumar, en el caso del Perú, su conocimien-
to de la historia de América y su concepción progresista del hispanoameri-
canismo. Fue maestro, catedrático de Instituto y de Universidad y autor de
libros de Historia, Geografía y Arte, en los que planteó una manera diferen-
te de entender América y su relación con España, en la estela de su mentor
Rafael Altamira. Alternó la actividad académica e investigadora con la par-
ticipación política a través de la militancia en partidos republicanos del
espectro moderado. Se movió en el ámbito regional andaluz y de ahí saltó
a la política nacional. Fue gobernador civil de Córdoba y Málaga, y diputado
a Cortes en el bienio 1931-1933 y en la coalición del Frente Popular en 1936.
La Masonería fue otro de sus espacios relacionales, en unos tiempos en que
la educación era entendida como un instrumento fundamental para el
cambio social y los diputados masones se emplearon desde el escaño en su
reforma.
Estaba en Manila cuando se produjo la victoria de Franco y no pudo re-
gresar. Sus redes de amigos le llevaron al Ecuador y a Costa Rica, países en los
que residió buena parte de su vida en el exilio, con una estancia en México
en la que participó como diputado en las Cortes republicanas y otra en Espa-
ña una vez que en 1954 el Tribunal de Responsabilidades Políticas le levantó
la causa por la que estaba en rebeldía. En la última etapa de su vida se distan-
ció de la actividad política (salvo la incursión en México) y se dedicó a la do-
cencia y la publicación de obras de Historia y sobre todo de Arte buscando
siempre las huellas de España en América 3.
En Hispanoamérica recibió honores, homenajes y distinciones, entre ellos
la condecoración de la Orden del Sol del Perú, la Gran Cruz del Águila Azte-
ca de México, y la Cruz del Mérito del Ecuador.
3 Los trabajos especializados sobre Jaén Morente son escasos. Los dos autores que le han
tratado con mayor profundidad son Manuel TORIBIO GARCÍA, que viene difundiendo su
trayectoria política y cultural en conferencias, algún artículo, y sobre todo en informaciones en
Internet, y que es responsable de la Introducción a la obra de Jaén Morente, La Lección de Amé-
rica (1934) reeditada por la Universidad de Córdoba en 2005; y ÁLVAREZ REY, Leandro, Los
Diputados por Andalucía en la Segunda República, 1931-1939. Diccionario Biográfico, Sevilla, Centro
de Estudios Andaluces, Junta de Andalucía, T.II, 2010, pp.278-291. Agradezco a Leandro Álvarez
Rey a información que me proporcionó sobre Jaén Morente cuando el libro sobre los Diputados
por Andalucía aún no se había publicado. Su nieto Manuel GARCÍA JAÉN le recordaba sin pre-
tensión académica en, Y los hijos del exilio, también, Quito, 1992.
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