Los desafíos para la sostenibilidad en Cuba

AutorRafael Andrés Velázquez Pérez
Cargo del AutorUniversidad de Vigo
Páginas71-86

Page 71

1. Introducción: fortalezas y debilidades

En estudios anteriores1, hemos realizado un diagnóstico más o menos completo con la intención de poner al descubierto que aunque la sostenibilidad del desarrollo en Cuba presenta una serie de matices positivos y negativos, los primeros son mayoría. El enfoque con que se conciba una estrategia adecuada no debe hacer prevalecer los segundos sobre los primeros, pero si resulta conveniente resaltar en principio los patrones de insostenibilidad, puesto que en torno a ellos se plantean los principales desafíos estratégicos a salvar. Así, la degradación del medio ambiente y los recursos naturales constituye el signo más visible de la insostenibilidad del desarrollo, y el detonante que ha puesto en marcha las refiexiones sociales sobre la necesidad de una nueva lógica de funcionamiento de los sistemas sociales y económicos2. Esta degradación se refieja, sobre todo, en tres tipos de procesos: a) la contaminación del medio físico (el aire, el agua y los suelos) por la emisión de agentes contaminantes y la generación de residuos por parte de las actividades productivas y por

Page 72

el consumo individual y familiar; b) la pérdida de biodiversidad y de especies naturales ligada a la reducción y deterioro de los espacios naturales y áreas ecológicamente sensibles; y c) la utilización excesiva de los recursos naturales no renovables o que se renuevan muy lentamente, con los consiguientes riesgos de disminución o agotamiento irreversible de estos recursos.

La degradación de que venimos hablando tiene además dos dimensiones geográficas claramente delimitadas. En primer lugar, una de carácter local, o de proximidad inmediata, que se refiere al conjunto del país, pero que se concreta particularmente en ámbitos espaciales mucho más reducidos y territorialmente localizados, como son las zonas de uso más intenso del territorio: las ciudades en general, y en especial las áreas metropolitanas y las capitales provinciales, y las zonas litorales. En segundo lugar, se encuentra la dimensión global, que esencialmente se manifiesta a través de las emisiones contaminantes -que deterioran el medio ambiente en su conjunto (cambio climático, destrucción de la capa de ozono, etc.)- y del uso por encima del umbral de renovación de recursos naturales procedentes del exterior3, particularmente de los países de la región geográfica.

Otro factor de insostenibilidad directamente relacionado con el medio natural es la existencia de riesgos para el medio ambiente y la salud ambiental, originados tanto por causas naturales como por la acción antrópica. Así, entre los riesgos naturales, destacan, en el caso cubano, los ligados a la irregularidad del ciclo hidrológico, que pueden agravarse sensiblemente en las próximas décadas como consecuencia del cambio climático. Especialmente importantes son, asimismo, lo procesos de erosión y desertificación.

Otros tipos de riesgos son resultado directo o indirecto de la acción humana, incluyendo desde fenómenos que se producen prácticamente desde el principio de la historia, como los incendios forestales, a otros más recientes que tienen su origen en el propio desarrollo económico y en las nuevas tecnologías4. Los accidentes de manipulación de productos tóxicos o nucleares, los problemas de salud animal y seguridad alimentaria, o la aparición y el desarrollo de nuevos tipos de enferme-

Page 73

dades infecto-contagiosas, son los ejemplos más significativos de estos últimos tipos de riesgos. Precisamente por el impacto social de episodios recientes, la sensibilización pública sobre estas materias ha aumentado considerablemente. Sin embargo, requieren que se intensifique su atención en los próximos años.

El actual deterioro del medio ambiente, la naturaleza y el patrimonio cultural, así como una parte importante de las amenazas de nuevo tipo que surgen sobre los mismos, son resultado, como se ha dicho, de la presión ejercida por las actividades humanas. Por consiguiente, hay que considerar la incidencia sobre la sostenibilidad del proceso de desarrollo de algunas de las características del actual modelo de desarrollo económico y social, en sus dimensiones tanto de producción como de consumo de bienes y servicios5.

A pesar de la recuperación, más o menos relevante, experimentada por el sistema productivo cubano, éste sigue presentando una serie de debilidades estructurales que no sólo generan manifestaciones ambientalmente negativas sino que constituyen, en muchos casos, fuentes de incertidumbres desde el punto de vista lógico en cuanto a su estabilidad a medio y largo plazo6, entre las que se encuentran las siguientes: a) los procesos de difusión e incorporación de nuevas tecnologías más eficientes por el tejido productivo distan todavía de haber alcanzado un nivel satisfactorio, en parte como resultado de una cierta especialización en actividades y producciones (agrarias, industriales y de servicios) tradicionales o poco innovadoras; b) la eficiencia del consumo de energía no puede considerarse razonable, si se atiende a la excesiva dependencia energética del exterior, en especial de los combustibles fósiles, al alto peso relativo del transporte terrestre, o a los patrones de asentamiento poblacional y las características del hábitat residencial; y c) la elevada intensidad de uso de recursos naturales básicos por los sectores agrario e industrial (entre ellos, y de manera destacada, del agua y los suelos) gene-ra crecientes volúmenes de residuos y efiuentes. Dentro de las actividades de servicios, el sector turístico, que constituye una de las principales fortalezas del sistema productivo cubano y cuenta con un importante

Page 74

potencial de crecimiento, contribuye también de manera significativa a los problemas citados.

El estado del medio ambiente, precisamente por esa mayor visibilidad de sus aspectos negativos, es objeto de una progresiva sensibilización social y política. Impulsada en principio por acciones conservacionistas, esa creciente sensibilidad social se ha traducido en los últimos años en una serie medidas de corrección y prevención que abarcan un amplio campo de áreas de actividad de incidencia directa en el referido proceso, a saber: a) gestión y control de la producción y vertido de residuos, b) aplicación de las Evaluaciones de Impacto Ambiental, c) clasificación y protección de espacios naturales, d) impulso al desarrollo de tecnologías respetuosas con el entorno, etc.

Aunque no ha sido posible, todavía, invertir las tendencias negativas, la situación relativa de la nación en este ámbito contiene también bastantes notas positivas7. Cuba es el país del Caribe con una mayor riqueza en biodiversidad, mantiene muchas áreas en buen estado de conservación, y cuenta con un patrimonio natural y cultural rico y variado8, que constituye un valioso activo potencial para el impulso a la sostenibilidad. Además, el sistema productivo cubano también ofrece algunos aspectos favorables respecto a la sostenibilidad del desarrollo: a) una importante recuperación de los sistemas de infraestructuras y equipamientos llevada a cabo en periodos recientes, tanto en el plano directamente productivo como en los ámbitos social y ambiental; b) una mejora general del nivel educativo y de formación de la población joven con respecto a las nuevas tendencias del sistema productivo en su proyección contemporánea al mercado exterior; c) el desarrollo de actividades de futuro en la órbita del desarrollo sostenible, en algunas de las cuales la posición cubana debe considerarse avanzada (energías renovables, acuicultura, fórmulas alternativas de turismo, producciones agrarias adecuadas al medio, etc.); y d) el mantenimiento de la estructura y ritmo de funcionamiento de la economía cubana, pese a la ya citada depresión de los últimos años, conservando sus equilibrios básicos9.

Page 75

La situación descrita dibuja entonces un panorama de fortalezas y debilidades en relación con la sostenibilidad de la economía y el sistema productivo cubano10. A su vez, el gran cambio de escenario socio-económico que debe afrontar la sociedad cubana introduce nuevas y diversas cuestiones a considerar en un horizonte temporal de mayor alcance en el que se evidencian dos aspectos fundamentales: a) la coincidencia del aumento de la esperanza de vida y la disminución de la natalidad hará que aumente la tasa de dependencia; en este contexto, cabe esperar que la proporción de personas mayores se incremente en muy pocas décadas y que, por el contrario, la población joven y la situada en edad activa reduzcan proporcionalmente su peso; b) el cambio del escenario demográfico puede conducir a notables cambios en la demanda de bienes y servicios a los que el sector productivo debe adecuarse necesariamente, así como a un considerable aumento de la presión sobre los presupuestos del sistema nacional de salud pública (pensiones, sanidad y servicios sociales). Los aspectos citados abren también nuevas oportunidades en el sector de los servicios sociales y otros relacionados con los segmentos de demanda de la población de mayor edad.

La mayor parte de las cuestiones más importantes para la sostenibilidad enunciadas tienen un refiejo muy claro sobre el territorio. La dimensión espacial o territorial de la sostenibilidad es, por lo tanto, un área imprescindible para la estrategia cubana. Las formas de uso y ocupación del...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR