El desafío de la deuda pública en LA UE, 1995-2012

AutorAntonio González Temprano
Páginas447-465
EL DESAFÍO DE LA DEUDA PÚBLICA
EN LA UE, 1995-2012
Antonio GONZÁLEZ TEMPRANO
«Si merece la pena hacer cualquier sacrificio para evitar contraer la
deuda, igualmente lo merece más tarde el extinguirla» (J. S. Mill)
Desde que eclosionara la intervención del Estado tras la Segunda Guerra
Mundial, el presupuesto de las Administraciones Públicas desempeña en la
actividad económica una función mucho más relevante que en la etapa del
capitalismo liberal. Podríamos añadir más: desde entonces es un mecanismo
estructurador de las economías avanzadas. El hecho de que el gasto público
represente en 2012 el 49,3 por 100 del PIB en la UE27 y el 42,6 por 100 en la
OCDE, por no hablar de su potestad regulatoria y su presencia en la activi-
dad productiva, dan buena prueba de ello. Transcurridas siete décadas desde
el final de aquella contienda, el sector público sigue siendo pieza clave en el
desenvolvimiento económico y la cohesión social, a pesar del debilitamiento
experimentado tras la crisis de 1973 y el correspondiente fortalecimiento del
mercado.
El presupuesto del Estado, además de ser un medidor para cuantificar el
peso del sector público en la economía, expresa otro fenómeno no menos im-
portante: la impronta de la política en la toma de decisiones económicas. El
presupuesto público nos recuerda la relevancia de los elementos institucionales
en las economías modernas y la necesidad de contemplar esos para explicar el
desenvolvimiento económico actual 1. Como ha señalado Casas Pardo, refirién-
dose a las aportaciones de la Public Choice sobre este particular, no tiene «senti-
do analizar los ingresos y los gasto públicos independientemente de considerar
en alguna medida el proceso político a través del que se toman las decisiones
sobre estos dos lados de la cuenta fiscal». El presupuesto público es, pues, una
simbiosis de lo político y lo económico.
1 Cfr. ACEMOGLU y ROBINSON (2013).
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Desde esta perspectiva, la Economía traspasa los estrechos márgenes del
estudio de la asignación de recursos escasos 2, objeto asignado por la Economía
convencional, y se convierte en una materia interdisciplinar. Deja atrás una eta-
pa en la que las instituciones políticas habían permanecido ajenas al análisis
económico, ausencia que hallamos aún en las aportaciones de la figura central
del intervencionismo contemporáneo, J. M. Keynes. Tal carencia impide a la
teoría de este autor explicar en toda su extensión los derroteros seguidos por el
sector público desde aquella contienda.
El modelo de crecimiento socioeconómico que se desarrolla en la etapa pos-
bélica y llega, con más o menos retoques, hasta nuestros días modifica sustan-
cialmente el rol del Estado liberal, atribuyéndole nuevas funciones. Así puede
entenderse que la necesidad de tener «un buen Gobierno» —reivindicación per-
manente en el análisis económico, hasta el punto de ser considerado un factor
importante de la riqueza nacional— cobre especial relieve en el capitalismo de
Estado 3. Consecuentemente, adquiere particular interés que las cuentas públi-
cas estén lo más saneadas posible al objeto de que no sean rémora sino impulso
para el crecimiento económico. En esta fase histórica cobra mayor fundamento
la aseveración de Reinhart y Rogoff de que «los gobiernos son capaces de salvar
o arruinar una economía».
Las páginas que siguen analizan las cuentas públicas de los miembros de
la UE, concediendo particular atención a uno de los grandes retos con que se
enfrentan actualmente estos países: la deuda soberana. Dadas las profundas dis-
paridades que existen en el seno de la UE desde su ampliación hacia el Este en
2004, hemos optado por focalizar nuestro análisis en la Eurozona17 y en las cin-
co economías principales (Alemania, España, Francia, Italia y Reino Unido), a
pesar de que el Reino Unido no forme parte de la Unión Monetaria. La ausencia
de la sexta gran economía, Polonia, responde a que su reciente incorporación y
cambio de sistema económico dificulta un estudio comparativo riguroso con las
otras cinco. Merece subrayarse que las cinco economías seleccionadas represen-
tan en 2012 el 70,7 por 100 del PIB de la UE27.
El periodo objeto de estudio es el que transcurre entre 1995 y 2012. Inicia-
mos nuestro análisis en 1995 por ser este el primer ejercicio en que EUROSTAT
proporciona datos aplicando los denominados criterios de Maastricht 4. Hemos
prestado singular atención a lo sucedido desde 2008 no solo con la intención de
2 A. EICHNER (1984) señala que la Economía moderna «se convierte en la investigación de
cómo un sistema económico —definido como el conjunto de instituciones sociales encargadas de
satisfacer las necesidades materiales de los miembros sociales— puede expandir su producción
a lo largo del tiempo, obteniendo y distribuyendo un excedente social... Una vez que el sistema
económico sea contemplado como uno más entre varios sistemas sociales fundamentales, se
habrá abierto el camino para una verdadera acometida interdisciplinaria de los problemas so-
ciales».
3 Sobre este particular, A. MARSHALL (2005) afirma que «la organización de un Estado libre y
bien ordenado debe considerarse para algunos fines como un elemento importante de la riqueza
nacional».
4 Siguiendo los criterios de Maastricht, la UE aplica a partir de 1995 el Sistema de Cuentas
Europeo (ESA95). Según estos criterios, el saldo de las finanzas públicas equivaldrá a la diferencia
entre ingresos y gastos del Gobierno general, que comprende los subsectores: Gobierno central, go-
biernos territoriales y Seguridad Social.
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