Los derechos (humanos) de las personas mayores

AutorDiego Blázquez Martín
Cargo del AutorUniversidad Carlos III de Madrid
Páginas17-35

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1. Introducción

Como destaca lucidamente Bobbio en su De Senectute, la reflexión acerca de la ancianidad no constituía un tema académico de ningún tipo, ni tampoco un tema político; por el contrario, se trataba de una aportación moral. Hoy en día se ha convertido en una cuestión de primer orden. Pero sin duda la gran novedad del asunto se denota no solo en su entrada en la agenda política y social, sino que sobre todo se comprueba por la falta de una palabra para designarlo: tercera edad, mayores, envejecimiento, retiro, jubilación, cuarta edad...1

Es muy importante dejar claro el término «Personas Mayores», porque constituye el sujeto (que no el objeto) al que nos referimos, y, en ese sentido, nuestro punto de partida. Y es que cuando hablamos de personas mayores, a que nos referimos? Porque, por ejemplo, los autores de estas páginas también son personas mayores... mayores de edad. Y si podemos decir que todos los adultos somos «personas mayores» de edad es que somos iguales y con los mismos derechos, en función, precisamente de esa edad y la capacidad que da el traspasar esa barrera. Por lo tanto se trata de una expresión imperfecta, ya que le falta una parte de la realidad que pretende describir. Debería decirse, personas más mayores o muy mayores. Pero quizás esa imperfección en laPage 18 expresión responde a alguna razón. Esa expresión parece que quiere significar que se trata de personas tan mayores que requieren un estatus diferente, porque se trata de personas mayores para esta sociedad, que exige una edad menor a la que tienen....

Algo hay de esto puede estar detrás de la denominación personas mayores. Por eso Naciones Unidas prefiere hablar de envejecimiento o bien de personas de edad avanzada. Y no solo se trata de un eufemismo o del desarrollo de lo políticamente correcto. Esta expresión pretende reflejar o recoger dos ideas muy importantes para encarar adecuadamente la situación de la ancianidad. En primer lugar, es que la situación en la que viven las personas mayores no se explica en función de su edad sino que se refiere a una discriminación estructural: económica, social y cultural, en la que la edad tiene algo que ver pero que es solo un dato de partida.

Por otro lado, estas expresiones pretender cambiar la visión social acerca del proceso biológico de envejecimiento. En este sentido, es muy necesario recalcar que el envejecimiento no es un problema; por el contrario es una gran logro, probablemente el mayor de la sociedad industrializada y del mundo contemporáneo. Es aquello por lo que los hombres se han esforzado a lo largo de la historia: vivir más y vivir mejor2. Sin embargo, lo cierto es que se convierte en un problema cuando va acompañado de pobreza, discapacidad, enfermedad y aislamiento social.

Pero en si mismo, como decía más arriba, los problemas acerca de su estudio, y de su propia denominación, se deben a que de hecho constituye algo tan revolucionario que realmente se trata un fenómeno nuevo. Es un fenómeno tan importante y tan nuevo que podemos decir con Naciones Unidas que se trata de una verdadera "Revolución Silenciosa", que invierte la tendencia demográfica histórica ( y casi natural, podríamos decir); de manera que se da por hecho que las personas mayores de 60 años superarán en número a los menores de 14 años en el 20503. Además, según las previsiones de la OIT:

"El número de personas de 60 años o más está creciendo más rápido que el de todos los demás grupos de edad. Entre 1950 y 2050 se esperaPage 19 que aumente de 200 a 2.000 millones de personas. Las tendencias en materia de envejecimiento varían según el país y la región. Los países en desarrollo todavía tienen una población relativamente joven mientras que las poblaciones en los países industrializados son relativamente mayores. Sin embargo, el ritmo de envejecimiento de las poblaciones en los países en desarrollo es mayor que en los países industrializados. Si bien el mundo desarrollado envejecerá a un ritmo prácticamente constante si comparamos los períodos de 1950-2000 y 2000-2050, la dependencia de las personas de edad avanzada plantea un problema cada vez mayor en el mundo en desarrollo"4.

España, ni mucho menos, queda la margen de estas tendencias. Así, en el caso de España desde 1969, según el libro blanco de la dependencia, se ha duplicado el número de personas mayores de 65 años que llega al 17 % de la población, en este momento5.

Y, por otro lado, se va tratar de un fenómeno con una profunda desigualdad global, y que, previsiblemente también va a generar un nuevo marco de desigualdades en el interior de las sociedades nacionales. Así, frente a la gran vulnerabilidad y escasa capacidad que mostrarán los ancianos de los países en desarrollo, en regiones desarrolladas como la UE, "El número de personas mayores (65-79 años) experimentará un fuerte crecimiento después de 2010 y hasta alrededor de 2030 (+ 37,4 %), y éstas serán más activas, porque su salud será mejor (si se confirman las tendencias actuales), tendrán una situación económica más desahogada porque habrán constituido, en mayor proporción, pensiones completas, y dispondrán de un ahorro más elevado que sus predecesores y que sus hijos"6.

Frente a este cambio revolucionario, estamos ante una situación social general de la tercera edad que se refleja muy bien en los siguientes datos presentados en la ponencia "La discriminación política de los mayores"7 del VII Congreso Nacional de Organizaciones de Mayores y que pone de manifiesto la ausencia de participación de las personas mayores de 64 años en los órganos de representación política:

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ORGANISMOS Puestos MAYORES 64 AÑOS MAYORES 64 AÑOS %
Parlamento Europeo 732 62 8,47%
Cortes Generales 609 29 4,76%
Asambleas Legislativas CCAA 1019 31 3,04%
Principales Corp. Locales 540 8 1,48%
Comités Ejecutivos P. Políticos Parlamentarios 249 6 2,41%

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Como se ha destacado por la comunidad internacional desde la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social de Copenhague en 1995, esta nueva realidad exige una «nueva forma de pensar», un «nuevo planteamiento» del envejecimiento y la vejez que considere "el envejecimiento como un fenómeno que se extiende a lo largo de toda la vida" y que "incumbe a toda la sociedad, no exclusivamente a las personas de edad avanzada", dando lugar a una "sociedad para todas las edades", según se deja ver en el Plan de Acción de la Cumbre de Copenhague, y cuyo objetivo principal sea la integración social, como "la creación de «una sociedad para todos» en la que «cada persona, con sus propios derechos y responsabilidades, tenga una función activa que desempeñar"8.

Sin embargo, lo que nos muestra el contraste entre los datos demográficos señalados y los posteriores niveles de representación política es que el problema que está detrás de la situación mundial de la Tercera Edad es precisamente que no se ha considerado su papel en la sociedad, o se le otorga uno subalterno y apriorístico, olvidando la fundamentación de todo el marco moral que sostiene nuestra estructura política y jurídica: la dignidad del ser humano, entendida como su capacidad de realización personal o de libre desarrollo de la personalidad. Esa idea debe alcanzar todas las edades de nuestra vida, de manera que alcanzar una edad avanzada se convierta en un"proyecto de emancipación personal"9.

2. Los derechos (humanos) en edades avanzadas

Por lo que se refiere a los Derechos Humanos, a pesar de la absoluta cotidianidad de su uso, "derechos humanos" o "derechos del hombre" son términos tan vagos como ambiguos, y a la vez tan repletos de contenidos y connotaciones jurídicas, morales, políticas y emocionales10, que se hace necesario ofrecer una concepción concreta de los mismos que nos sirva, ahora ya si, como punto de partida para analizar el objeto de este trabajo: la posibilidad e idoneidad de comenzar a hablar y a desarrollar unos derechos específicos de las personas mayores.

En este sentido, las propuestas que aquí se formulan se basan en una concepción de los derechos como demandas morales que alcanzan una formulación jurídica, y que tienen como fundamento y objetivo proteger la dignidadPage 22 del ser humano. Estas exigencias morales, con forma jurídica, son fruto de un proceso histórico, y constituyen el programa moral de la modernidad, basado en una cosmovisión centrada en el hombre y de un hombre centrado en el mundo11.

El tratamiento de la ancianidad pone de relieve todas las contradicciones perversiones y olvidos que en la práctica se han cometido respecto de la teoría moral, política y jurídica del discurso de los derechos, pero no creo que esta repercusión sea para invalidarlo, sino que en mi opinión debe servir para recuperar y hacer más efectivo este discurso.

2.1. Edad y vulneraciones de derechos humanos

Una persona con una agudeza intelectual tan grande como Noberto Bobbio, estando en una situación de absoluta preeminencia política, social, intelectual, física y hasta económica, sin embargo comprobó en su discurso De Senectute como "la marginación de los viejos en una época en la que el curso histórico es cada vez mas acelerado, resulta un dato de hecho, imposible de ignorar"12.

Para constatar la privilegiada y personal observación de Bobbio, no hace falta más que consultar algunos de los estudios presentados en el ya citado último Congreso Nacional de Asociaciones de Mayores de 2005, y que permiten observar las diarias y habituales vulneraciones de los derechos humanos en el caso de las personas de edad avanzada. Una situación que, como...

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