Deporte en edad escolar y deporte universitario

AutorRamón Terol Gómez
Páginas479-506

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1. Introducción

En el presente Capítulo trataremos del fenómeno deportivo que vinculado al sistema educativo, se desarrolla fuera del marco oficial de las competiciones deportivas federadas, extramuros de la pirámide en la que se estructura el asociacionismo deportivo que aglutinan las Federaciones deportivas, lo que no quiere decir que estas entidades estén absolutamente al margen de este fenómeno.

Como es sabido, si bien la intervención pública sobre el asociacionismo deportivo se asienta en las Federaciones deportivas como aglutinadoras del mismo a todos sus niveles, es lo cierto que sobre todo a partir de la década de los noventa del siglo pasado estas estructuras no abarcan el fenómeno deportivo en su totalidad. Como ha puesto de relieve Palomar Olmeda (2007:118 y 2005:161), la notable transformación de la sociedad española y la modificación de los hábitos deportivos de los individuos ha llevado a que sean múltiples los agentes que organizan y estructuran la práctica del deporte como colegios o centros de enseñanza, universidades públicas y privadas, ayuntamientos, diputaciones, clubes deportivos privados o empresas, al margen de las Federaciones deportivas. Además, estos agentes son usualmente los propietarios de cada vez mejores y más dotadas instalaciones deportivas que, lógicamente, utilizarán con preferencia para sus propias actividades, habiendo mejorado muy sustancialmente la preparación y calidad del personal técnico que las atiende.

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Este fenómeno se da con extraordinario vigor en el ámbito local, donde se han extendido las muy bien dotadas escuelas deportivas municipales, y en el educativo, habiéndose dotado también los centros de enseñanza de cada vez más y mejores instalaciones deportivas, que acogen actividades y organizan competiciones cuya finalidad última no es lograr éxitos y ascender deportivamente en las distintas categorías del deporte oficial o federado, sino concitar la más alta participación.

La incorporación de la educación física a la enseñanza como una materia más del currículo en el sistema educativo obligatorio tiene como correlato que en este ámbito, como actividad extraescolar y fuera del horario de clases, se organicen competiciones y actividades deportivas entre los más pequeños, lo que viene a constituir la base de todo modelo deportivo, los cimientos sobre los que se asentarán no sólo los éxitos deportivos del futuro, sino la formación de ciudadanos que asumirán los valores educativos del deporte desde la infancia. Este es lo que se denomina «deporte en edad escolar» y al mismo le prestaremos seguidamente nuestra atención.

Continuando con el sistema educativo, está el fenómeno del deporte universitario, que en otros países como Estados Unidos, sustituye al entramado federativo como cantera de nuevos valores para el deporte profesional organizando la longeva National Collegiate Athletic Association unas competiciones de muy alto nivel, sobre todo en los deportes del baloncesto y el fútbol americano, que aportan sustanciosos ingresos en concepto de derechos televisivos a las universidades (Terol Gómez; 1998:38 y 2006:100). Este no es el caso de lo que sucede en nuestro país, donde se asienta la primacía de las Federaciones deportivas, aunque es evidente que en la práctica totalidad de las universidades se han generalizado los denominados Servicios de Deportes como unidades administrativas que lo gestionan, optimizando instalaciones deportivas propias y generando numerosas y variadas actividades deportivas que van desde ligas internas hasta cursos, de las que no sólo se benefician los alumnos sino todo el entorno social de la universidad. En cualquier caso, hablar de deporte universitario significa —o debería significar— colocar al alumno en el centro del sistema y poner a su alcance los medios adecuados para que sea efectiva la compatibilidad de las actividades deportivas con sus estudios.

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El entramado de competiciones y actividades que se concita en torno al deporte en edad escolar y al deporte universitario, pueden calificarse como hace Palomar Olmeda como «subsistemas» (2005: 161) no federativos que cada vez asumen más protagonismo tanto en la sociedad como en nuestro modelo deportivo.

Así, en los últimos tiempos podemos observar como cada vez con mayor fuerza se trata de integrar con normalidad el deporte en edad escolar y el universitario tanto en nuestro sistema educativo como en el modelo deportivo institucionalizado, como prueba el hecho que el universitario tenga espacio propio en la Ley Orgánica de Universidades, como luego veremos, o que la Ley Orgánica 7/2006, de 21 de noviembre, de protección de la salud y de lucha contra el dopaje en el deporte, prevea en su Disposición Adicional Segunda que: «la Comisión de Seguimiento y Control de la Salud y el Dopaje podrá ordenar la realización de controles de dopaje durante las fases finales de los campeonatos deportivos juveniles y universitarios en la forma que, reglamentariamente, se determine. A efectos legales, para la realización de estos controles, el título de inscripción en los correspondientes campeonatos tendrá la consideración de licencia deportiva».

2. El deporte en edad escolar
2.1. Concepto y antecedentes

De acuerdo con el CSD, «se denomina deporte en edad escolar a todas aquellas actividades que, de forma organizada se celebran fuera del programa de la asignatura de Educación Física en los centros escolares, clubes, asociaciones, etc. y en las que participan deportistas en edad escolar» (www.csd.gob.es).

Sin entrar en el diferente sentido terminológico que tiene «deporte escolar» respecto de «deporte en edad escolar», de lo que dan cuenta en la doctrina Blanco Pereira (2005: 296) y De La Iglesia (2004: 21), hay que reseñar que tenemos diversas leyes del deporte de Comunidades Autónomas que ofrecen un concepto de este deporte, como es el caso de la Ley 6/1998, de 14 de diciembre, del deporte de Andalucía: «Se entiende porPage 482 deporte en edad escolar, a los efectos de esta Ley, todas aquellas actividades físico-deportivas que se desarrollen en horario no lectivo, dirigidas a la población en edad escolar y de participación voluntaria» (artículo 42); la Ley 2/2000, de 3 de julio, del deporte de Cantabria: «Se entiende por deporte escolar todas aquellas actividades físico-deportivas que se desarrollen en horario no lectivo, dirigidas a la población en edad de escolarización obligatoria. La participación en estas actividades será en todo caso voluntaria» (artículo 43.1): la Ley 2/2003, de 28 de marzo, del deporte de Castilla y León: «Se considera como deporte en edad escolar, a los efectos de esta Ley, aquella actividad deportiva organizada que es practicada por escolares en horario no lectivo» (artículo 29.1), cuyo tenor literal coincide con el artículo 18.1 de la Ley 2/2000, del deporte de Murcia; la Ley Foral 15/2001, de 5 de julio, del deporte de Navarra: «Se considerará actividad deportiva en edad escolar, a los efectos de la presente Ley Foral, aquella actividad deportiva organizada, que es practicada por niños y jóvenes en edad escolar, en horario no lectivo», y la Ley 14/1998, de 11 de junio, del deporte del País Vasco, que se refiere también al «deporte escolar», entendiendo por tal la «actividad deportiva organizada que es practicada por escolares en horario no lectivo durante el período de escolarización obligatorio» (artículo 53), igual que la Ley 14/2006, de 17 de octubre, del deporte de las Islas Baleares: «A los efectos de esta Ley se considera deporte escolar aquella actividad deportiva organizada que practica, en horario no lectivo, la población en edad escolar» (artículo 18).

Se trata por tanto de actividades deportivas caracterizadas por ir dirigidas a escolares, que se encuentran cursando la enseñanza obligatoria, que se realizan fuera del horario lectivo —es decir, fuera de clase— y que tienen un carácter voluntario, pudiendo desarrollarse en diversos ámbitos, como el propio centro escolar, clubes deportivos, Federaciones o Ayuntamientos, con lo que podemos afirmar que suponen un paso más en la formación de los escolares, más allá de la inclusión de la educación física como asignatura obligatoria en los planes educativos. Circunstancias todas estas que otorgan un valor especialmente relevante al aspecto educativo de las actividades deportivas de que se trate y que pueden ser tanto competitivas como no competitivas, como luego veremos.

Desde el punto de vista de la competición en este ámbito, se fija como antecedente la celebración en 1949 de los denominados «CampeonatosPage 483 Escolares de España», que fueron organizados por las Federaciones deportivas y la ya extinta Delegación Nacional de Deportes, aunque como señala Blanco Pereira «este modelo no garantizaba que la participación en las competiciones escolares estuviera precedida de un entrenamiento sistemático, convirtiendo la competición escolar en un mero escapa rate propagandístico» (2005: 296).

Con la llegada de la democracia y la aprobación de...

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