La democracia como gobierno del pueblo

AutorSabino Cassese
Páginas25-44
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Cuando acababa de restaurarse la democracia en Atenas, el
pueblo decidió condenar a muerte a Sócrates. Es posible que de-
trás de las acusaciones oficiales se ocultase la acusación política de
ser enemigo de la democracia y simpatizante de la oligarquía. Dió-
genes Laercio, en Vidas y opiniones de los filósofos ilustres, cuenta que,
poco después, los atenienses se arrepintieron, hasta el extremo de
cerrar gimnasios y lugares de ocio, de exiliar a dos de los acusado-
res y condenar a muerte al tercero, Meleto. Después honraron a
Sócrates con una estatua de bronce realizada por Lisipo que colo-
caron en el Pompeion. Cuando Anito, uno de los acusadores, llegó
a Heraclea fue desterrado ese mismo día por sus habitantes. En
suma, el pueblo puede equivocarse y en nombre de la democracia
puede tomar decisiones peligrosas para la vida de los ciudadanos.
Más tarde los franceses distinguirían entre peuple e populace, entre
el pueblo –como sujeto colectivo noble– y populacho –como masa
plebeya, no instruida y embrutecida, que actúa irracionalmente.
I. LA DEMOCRACIA: UNIDAD DE MEDIDA
DE LOS SISTEMAS POLÍTICOS
La democracia constituye la unidad de medida con la
que medimos los regímenes políticos. Así, por ejemplo,
cuando pensamos en la Unión Europea, nos preguntamos si
verdaderamente padece o no un “déficit democrático”. O,
cuando la Unión Europa se plantea la admisión de Turquía,
surge el interrogante de si su ordenamiento jurídico se inspi-
ra en verdad en el principio democrático.
Sin embargo, la democracia como “unidad de medida”,
como “baremo” o criterio de valoración, necesita a su vez
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de toda una suerte de “indicadores”, como los que han sido
elaborados por la Comisión de Venecia del Consejo de Eu-
ropa, por The Economist (Democracy Index), o por el Banco
Mundial (Governance Indicators). Hay además un “Democracy
Barometer, un barómetro de la democracia, con el que se
mide la “temperatura” de la democracia. La democracia se
ha convertido para los sistemas políticos en lo que el Produc-
to Interior Bruto (PIB) es para la economía. Es el indicador
de la salud de los poderes públicos, del mismo modo que el
PIB lo es del desarrollo económico. Ambos son indicadores
incompletos pero importantes.
La democracia es, por otra parte, una unidad de medi-
da muy insegura. En la World Summit de 24 de octubre de
2005, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó,
en efecto, una Resolución en cuyo parágrafo 135 se dispone
que la democracia es un valor universal, que se funda en la
libre expresión de la voluntad de los pueblos para determinar
su propio sistema político, económico, social y cultural y su
participación plena en todos los aspectos de su vida.
Poco después añade, sin embargo, que no existe un único
modelo de democracia. En efecto, el sustantivo “democra-
cia” se acompaña de una amplia variedad de adjetivos: re-
presentativa, participativa, directa, indirecta, deliberativa,
liberal, socialista, capitalista, etc. El término “democracia”
hace alusión a regímenes antiguos y modernos, muy diversos
entre sí, aunque se utiliza genéricamente como sinónimo de
“gobierno” y de “buen gobierno”.
De lo dicho puede desprenderse que la democracia con-
siste en un conjunto de instituciones; que éstas se encuentran
en proceso de evolución; que hay más clases de democracia,
porque si bien la inspiración y el principio son únicos, son

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