DECRETO 3/2023, de 20 de enero, del Consell, de declaración del año 2023 como Año Joaquín Sorolla. [2023/590]

SecciónI - Disposiciones Generales
EmisorPresidencia de la Generalitat
Rango de LeyDecreto

Joaquín Sorolla Bastida (València, 27 de febrero de 1863 - Cercedilla, 10.08.1923) es el pintor valenciano más reconocido de todos los tiempos. Su inmensa producción es conocida y reconocida en todo el mundo y sus cuadros cuelgan en las salas de los principales museos. Su enorme calidad técnica y su personal estilo son fácilmente reconocibles y las imágenes que creó forman parte de la cultura visual universal.

Joaquín Sorolla quedó huérfano con tan solo dos años, y pronto, a partir de 1876, inició su educación artística en la Escuela de Artesanos, donde se conservan todavía algunas de sus creaciones más tempranas. En 1878 ingresó en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, donde se formó en la tradición académica, aunque se considera que sus verdaderos maestros fueron Francisco Domingo Marqués y Gonzalo Salvá Simbor. Francisco Domingo fue el iniciador de la Edad de Plata de la pintura valenciana y pionero en la introducción de las novedades aprendidas en Roma y París. Gonzalo Salvá, a su vez, abrió los ojos a Sorolla a la pintura del natural y al aire libre, algo que marcó para siempre su trayectoria. Esta tendencia hacia un realismo cuya voluntad es captar la inmediatez del instante se acentuó en los años ochenta del siglo XIX, gracias a su contacto con Ignacio Pinazo Camarlench, verdadero genio de la pintura compuesta mediante manchas de color.

En toda la trayectoria de Joaquín Sorolla, pero particularmente durante sus primeros años, fue fundamental su relación con Clotilde García del Castillo, a la que conoció con apenas quince años. La que más tarde se convirtió en su esposa, era hija de Antonio García, el fotógrafo más reputado de Valencia durante la segunda mitad del siglo XIX. La cercanía con sus suegros justifica en gran medida la modernidad fotográfica de muchos de los encuadres empleados por el pintor, igual que su estrecha relación con Clotilde explica el papel fundamental que ella ejerció en el ascenso y proyección internacional del pintor.

1884 fue un punto de inflexión en la vida de Joaquín Sorolla. El pintor obtiene la segunda medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes con El Dos de Mayo, y obtiene una pensión de la Diputación de Valencia para viajar a Roma con El Grito del palleter. Las estancias en Italia y París, su estrecha relación con los Benlliure, y la apertura hacia distintas corrientes internacionales, desde el esencialismo de los Nazarenos, a la pintura social de Jules Bastien-Lepage o el colorismo de Adolph von Menzel cambian su manera de crear. No obstante, su pintura, que ha sido definida en ocasiones como luminista, se relaciona sobre todo con el tratamiento dado a la luz de los pintores nórdicos como Anders Zorn.

Con unas dotes innatas, la obra de Joaquín Sorolla fue, en su madurez, excelente en todos los géneros, desde el realismo social de Triste herencia, o ¡... y aún dicen que el pescado es caro!, al costumbrismo de Grupa valenciana o Fiesta valenciana, los paisajes y las incontables escenas de playa pintadas en València y Jávea como Pescadoras valencianas o Paseo a orillas del mar, o los excelentes retratos de las principales personalidades del momento, desde Benito Pérez Galdós, a Isabel Bru, Lucrecia Arana o Vicente...

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