Los deberes de los Diputados

AutorRaquel Marañón Gómez
Páginas49-53
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Los deberes de los Diputados
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En relación a los deberes de los Diputados, el primero de ellos es el de asis-
tencia a las sesiones del Pleno y de las Comisiones de que formen parte, deber
bifronte al derecho de asistencia que hemos tenido ocasión de examinar en líneas
anteriores y de prius para el despliegue de todos los demás.
Los diputados están obligados a la observancia y al respeto a la disciplina, el
orden y la cortesía parlamentaria. Estas reglas se concretarían en no intervenir
sin haber pedido la palabra y sin que esta se le haya concedido previamente por
la Presidencia, las indicaciones de la Presidencia cuando se requiera finalizar la
intervención por agotamiento del tiempo o cuando sea llamado al orden o a la
cuestión. Igualmente, ausencia de interrupciones al orador y no proferir concep-
tos ofensivos a la dignidad de la cámara o de sus miembros.
Se contempla igualmente el llamado deber de prevalencia, consistente en no
poder invocar o hacer uso de su condición de parlamentarios para el ejercicio de
actividad mercantil, industrial o profesional ni para la colaboración el ejercicio
por terceros de dichas actividades ante las administraciones Públicas.
En el mismo artículo, como novedad en el reglamento, aunque ya se venía
publicando en el portal web de la Asamblea, se establece la obligación de dar
publicidad de las reuniones celebradas con personas, organizaciones y entidades
incluidas en el correspondiente registro de grupos de interés de la Comunidad de
Madrid, que deberá por tanto crearse al efecto.
Como mero deber del parlamentario derivado también de las obligaciones de
transparencia, la agenda parlamentaria y el currículum vitae de los miembros de
la Cámara serán públicos y accesibles para la ciudadanía en la web de la Asamblea.
La finalidad no es otra que los ciudadanos puedan conocer quiénes son y en qué
ocupan su trabajo diario los diputados en la búsqueda de niveles de ejemplaridad
para los representantes de la soberanía y como medio de lucha frente a la crisis
institucional de Parlamento y para revitalizar a la denostada política de modo que
se pueda conocer y valorar la entrega y servicio a la Cámara.
Se establece la prohibición de aceptar regalos como consecuencia de su ac-
tividad parlamentaria, cualquiera que sea su naturaleza siempre que superen los

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