Cuarenta años después

AutorJuan-José López Burniol
CargoDecano del Colegio Notarial de Cataluña (1987-1989). Vicepresidente de Fundación Bancaria La Caixa. Vicepresidente del Consejo General del Notariado (1987-1989)
Páginas80-82
80 LA NOTARIA | | 2/2018
2/2011
El consenso de la Transición
Ha escrito José Álvarez Junco que “el
régimen (franquista) duró demasiado.
Sobrevivió a sus camaradas fascistas en
1945, en parte gracias a su identicación
con el catolicismo y en parte también a la
protección recibida de Estados Unidos en
pleno ambiente de la Guerra fría. Pero en los
años 1960 y 1970, al nal de su trayectoria, en
medio de una Europa próspera, democrática
y en proceso de unión, la España de Franco
resultaba una rareza bochornosa, asociada
a atraso económico y cultural, opresión
política, clericalismo y omnipresencia militar
y policial en el paisaje. El catalanismo y el
vasquismo, en cambio, al enfrentarse con
el régimen, se vieron ungidos con el óleo
santo de la democracia y la modernidad,
tan alejados de sus orígenes carlistas y de los
métodos brutales que seguía empleando el
vasquismo radical. De ahí la doble y ambigua
legitimación nacional de la Constitución de
1978, con ese artículo segundo, producto de
la transacción –el “consenso”-, que deja el
sujeto de la soberanía indenido entre esa
“nación española” de unidad “indisoluble”
y esas “nacionalidades” cuya existencia
consagra. Las espadas quedaron en alto”.
¿De dónde surgió el consenso?
Permítanme dos anécdotas para intentar
explicarlo.
Primera. El 11 de julio de 2005 tuve
ocasión de hablar con un destacado político
catalán en un acto público. En un aparte
y mientras divagaba de manera atractiva
sobre un episodio de la reciente historia
española, dejó escapar esta frase: “En
realidad, la Transición comenzó mucho antes
de la muerte de Franco”. No precisó más su
pensamiento y la situación derivó pronto
hacia otros derroteros. ¿Qué quiso decir? No
lo sé con certeza, pero intuyo que se rerió
al hecho de que la Transición fue posible
por la relativa estabilidad y prosperidad
económica de los años 60, fomentada -o
por lo menos encauzada- por la política
de los tecnócratas del tardofranquismo.
Porque debe reconocérseles a éstos que,
por lo menos, no estragaron al país con un
debate ideológico garbancero, fruto del
más triste mediopelismo hispano, como el
que se prodigó estérilmente en décadas
anteriores. Su coartada giró en torno al
“crepúsculo de las ideologías” que defendió
Gonzalo Fernández de la Mora. Así pues,
este modesto desarrollo sentó las bases
sociológicas mínimas que hicieron posible
la Transición.
Otra anécdota. Creo que fue al cumplirse
los diez años de la reinstauración de
la Monarquía, cuando se celebró un
programa televisivo de conmemoración
y análisis en el que participaban diversos
políticos, entre ellos Ramón Trías Fargas.
Me parece recordar que también estaban
Rodolfo Martín Villa y Julio Busquets
Bragulat, un militar demócrata, autor años
antes de un libro titulado “El militar de
Cuarenta años después
Juan-José López Burniol
Decano del Colegio Notarial de Cataluña (1987-1989).
Vicepresidente de Fundación Bancaria La Caixa.
Vicepresidente del Consejo General del Notariado (1987-1989)
3/2015

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