Crítica de la razón utópica

AutorDavid Sánchez Rubio
CargoUniversidad de Sevilla
Páginas519-524

HINKELAMMERT, Franz J., Crítica de la razón utópica, Desclée de Brouwer, Bilbao, 2002, 404 pp.

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Debemos congratularnos de que la Editorial Desclée de Brouwer, dentro de la colección Palimpsesto, admirablemente dirigida por Juan Antonio Senent de Frutos en la sección «Derechos Humanos y Desarrollo», se haya atrevido a publicar una nueva edición de la Crítica a la razón utópica del economista, filósofo y teólogo alemán, residente en Costa Rica, Franz Hinkelammert, ampliada y revisada por el mismo Juan Antonio Senent con la no pequeña colaboración del filósofo del Derecho costarricense Norman Solórzano Alfaro en el capítulo VI, titulado «Del cautiverio de la utopía por las utopías conservadoras y el espacio para las alternativas», texto refundido de dos trabajos del autor que ahora aparece como una de las principales novedades, entre otras, del libro. Del resto, se puede destacar: con respecto al título, la sustitución de la preposición «a» por la «de» para acercarse más a la traducción que en castellano se hace de la Crítica de la razón pura de Immanuel Kant, tal como el mismo autor señala en el prólogo del libro. Además, nos encontramos con la alteración del orden de aparición de algunos capítulos junto a la inclusión de algunas modificaciones y nuevas aportaciones: es el caso de la Introducción de la primera edición, titulada: «El realismo político como arte de los posible», que pasa a ser el capítulo VIII y último, a manera de conclusión, en la nueva; así como el capítulo dedicado al pensamiento de Popper, que si era el capítulo V en el año 1984, ahora es el primero en la edición de Desclée. Subrayar también la inclusión al final de los índices de autores y el analítico o de conceptos, que facilita el acceso a una lectura más selectiva. Como resultado, sale a la luz un libro fundamental que ha sido poco conocido tanto por el público europeo como por gran parte del latinoamericano, debido a distintas razones, la mayoría de ellas de índole política e ideológica, además de la poca difusión que han tenido y tienen los libros editados por el admirable Departamento Ecuménico de Investigaciones (DEI), centro al que pertenece el autor como docente e investigador desde 1981.

Múltiples son los comentarios que pueden realizarse sobre Crítica de la razón utópica (en adelante, CRU). Teniendo siempre presente que toda interpretación de la realidad y, más aún, todo resumen sobre una obra, acentúa la parcialidad y sesga su gran riqueza, varios elementos pueden comentarse y subrayarse.

Una de las obsesiones del pensamiento moderno ha sido descubrir, delimitar y superar los límites de las posibilidades de uso que tiene la razón para captar la realidad. Como muy bien señala el filósofo y teólogo cubano-germano Raúl Fornet Betancourt, Kant se ha dedicado permanentemente a establecer cuáles son esos límites desde el concepto de «crítica». En esta misma línea se sitúa Franz Hinkelammert, pero con relación a la razón utópica y en el contexto del pensamiento social moderno. Si tuviéramos que decir, en pocas palabras en qué consiste y de qué trata esta fascinante, profunda y sugerente obra, hemos seleccionado dos frases interrelacionadas que sintetizan no sólo el libro sino gran parte del pensamiento del autor: a) De la tierra al cielo parece existir una escalera y el problema es encontrarla; y b) La política como arte de lo posible.

Con relación a la primera frase, entendiéndola en un sentido metafórico, se denuncia cómo por medio de ideales de perfección, de pureza, de justicia infinita, construimos la realidad. Cuando nos enfrentamos a ella, descubri-Page 520mos defectos, carencias y obstáculos que limitan y sacuden nuestro quehacer y nuestro convivir diarios. Reaccionamos intentando superarlos, pulirlos y depurarlos. Mediante ideales de perfección, de mejoras totales y sin defectos, transformamos esas ausencias e incompletudes con la intención de solucionar armónicamente nuestras relaciones. De esta forma pensamos en mercados perfectos, en estados perfectos, en máquinas perfectas, en teorías, normas y en leyes perfectas, en utopías perfectas.. Y creemos que lo logramos intentando llegar a ello cueste lo que cueste. Pero resulta que lo hacemos de tal manera que, con esta imaginación de una aproximación infinita y sin fin -asintótica- a esas situaciones ideales, invisibilizamos y velamos no sólo la compleja estructura de la realidad, sino también los límites, la contingencia y la sujetividad de quienes elaboramos esas mediaciones y que bien reflejan la condición humana.

En cuanto a la política como arte de lo posible, en la misma línea, esta idea entra en la conciencia actual en el instante en el cual empezamos a modelar la sociedad según proyectos de una sociedad por...

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