La crisis financiera. Una perspectiva histórica

AutorAntonio Torrero Mañas
Páginas57-84
SUMARIO: 1. CAMBIOS EN LAS IDEAS SOBRE LAS FINANZAS.—2. LAS CRISIS
FINANCIERAS DE LAS TRES ÚLTIMAS DÉCADAS.—3. LA CRISIS FINANCIE-
RA ACTUAL Y LA GRAN DEPRESIÓN.—4. REFLEXIÓN CUANDO SE CUMPLE
EL SEGUNDO AÑO DE LA CRISIS FINANCIERA. INTERROGANTES CON DIFÍ-
CIL RESPUESTA.—5. DE NUEVO, LAS IDEAS. NOTA FINAL.
«Mucho se ha escrito sobre pánicos y manías, mucho más de los que con
el más esclarecido intelecto somos capaces de seguir o imaginar; pero una
cosa sí que es cierta: que en determinadas épocas un montón de gente estú-
pida tiene un montón de estúpido dinero… A intervalos, por causas que no
hacen al propósito actual, el dinero de esas personas (el capital ciego del país,
como lo llamamos) es particularmente dilatado e insaciable; busca ser devora-
do por alguien y se produce una “plétora”; encuentra a alguien y se produce
una “especulación”; es devorado y se produce el “pánico”». W. BAGEHOT.
Ensayo sobre Edward Gibbon citado por KINDLEBERGER (1989, p. 17).
«Hay una diferencia cardinal entre la banca y otros tipos de negocios; se
deben correr muchos menos riesgos en la banca que en el comercio, y tam-
bién se deben tomar muchas precauciones. En los negocios ordinarios, el
comerciante puede añadir al precio de costo de los artículos que vende, una
gran utilidad mercantil, digamos del 10 al 15%; pero el banquero tiene que
contentarse con el interés del dinero, que en Inglaterra no es mayor del 5%
en promedio. Por tanto, el negocio de un banquero no puede resistir tantas
cuentas incobrables como el de un comerciante, y debe mostrar una cautela
más grande para escoger a sus prestatarios».
W. BAGEHOT. Lombard Street. 1873, p. 141.
1. CAMBIOS EN LAS IDEAS SOBRE LAS FINANZAS
Muy recientemente (26 de julio de 2009) SAMUELSON señalaba
que había que volver a los mayores de 94 años (él nació en 1915) para
* El contenido de la conferencia dictada el 21 de octubre de 2009 fue una sín-
tesis del artículo que con el mismo título se público en Papeles de Economía Española,
núm. 122, 2009, p. 52-65, que se reproduce aquí.
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LA CRISIS FINANCIERA.
UNA PERSPECTIVA HISTÓRICA*
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poder entender algo de la crisis financiera actual. He seguido en esto
su consejo y recurro a BAGEHOT, el legendario editor de The Econo-
mist y autor de Lombard Street, para encabezar este trabajo.
Pido comprensión por lo puntilloso que seré con el tiempo, no en
el sentido de MARSHALL, que lo consideraba la variable esencial, sino
en el cronológico, tratando de ser preciso en cuanto al momento.
Mucho me temo que será en lo único que sea preciso. Me explicaré.
Los numerosísimos analistas de la crisis financiera actual tienen
buen cuidado en precisar la fecha en la que realizan su análisis, y se
pronuncian sobre asuntos tan delicados como la duración de la crisis,
su impacto en la economía, o las consecuencias de la misma sobre la
regulación o supervisión financiera. Tienen buenas razones para ha-
cerlo. Estamos inmersos en una perturbación financiera de gran cala-
do que se inició en el verano de 2007; no conocemos su duración, ni
su impacto socio-económico, ni tampoco sus resultados finales.
Tanta incertidumbre debería inducir a la prudencia. Me apresuro
a señalar que preparo este trabajo en el verano de 2009, cuando se
cumple el segundo año de la crisis, y lo hago con los conocimientos
y perspectiva que tengo en este momento.
Los economistas no sabemos demasiado de las reacciones de los
mercados financieros, por decirlo con suavidad; de las crisis financie-
ras, aún menos; y nuestra capacidad de predecirlas es notoriamente
nula. Es comprensible que las personas sin formación económica de-
nuncien la incapacidad de previsión como prueba de ineptitud, pero
los economistas profesionales tenemos conciencia de la precariedad
de nuestro conocimiento para intentar la predicción, sobre todo en
materia financiera.
M. OLSON (2000, p. 22) señaló respecto a nuestra capacidad de
anticipar el futuro:
«Si bien a algunos se les dan peor las profecías que a otros, no hay nadie
capaz de hacer predicciones generales y fiables con regularidad. Sin embargo,
toda inversión implica algún tipo de predicción, implícita o explícita. Una
economía moderna es un sistema maravillosamente complejo que converge
continuamente hacia un equilibrio general. Pero nunca consigue llegar a éste
porque se enfrenta incesantemente a nuevas oportunidades y conmociones. Si
ni siquiera hay información suficiente para calcular con detalle o precisión la
situación presente de una economía, menos aún será posible calcular su posi-
ción futura».

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