La crisis económica de 1929: Roosevelt y el New Deal

AutorMaría Serrano Segarra
CargoProfesora Colaboradora Área de Historia del Derecho y de las Instituciones. Universidad Miguel Hernández
Páginas112-130

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I Introducción histórica

Los años que median entre el final de la primera guerra mundial y el estallido de la crisis en 1929 fueron de amplio desarrollo para EE.UU. Tras el término de la primera guerra mundial, la economía norteamericana empezó a disfrutar de un liderazgo absoluto, ocupando un lugar destacado en las finanzas mundiales. Era, por otra parte, la gran beneficiaria de la guerra debido a su posición acreedora de gran parte de las deudas que los países aliados habían contraído con este país1. Durante estos años, EE.UU. vivió un período de prosperidad y optimismo.

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El gran negocio de América son los negocios”, declaraba Coolidge2. De 1923 a 1929 el conjunto de la producción industrial de los EE.UU. aumentó en un 64%, siendo especialmente reseñables los avances presentados en ciertos sectores como por ejemplo el del acero cuyo aumento fue del 70%, el del petróleo con un aumento del 156% y el de los productos químicos con un 95%. Por otra parte, la industria de bienes de consumo progresó al mismo ritmo: el símbolo era el automóvil, cuya producción, duplicada en 7 años, alcanzó en 1929 los 5.300.000 vehículos.

Durante la mayor parte del período comprendido entre los dos grandes conflictos mundiales, el gobierno de EE.UU. fue republicano con un marcado carácter aislacionista. Dicho calificativo es atribuido debido a que el senado norteamericano no ratificó el Tratado de Versalles ni tampoco el Pacto de la Sociedad de Naciones. Los presidentes republicanos Thomas Woodrow Wilson y Warren Gamaliel Harding (vigésimo octavo y vigésimo noveno respectivamente) prefirieron desarrollar así una política exterior al margen de cualquier organismo internacional que les pudiera restar autonomía y capacidad de decisión.

La prosperidad americana se manifestó en diversos extremos: los salarios se elevaron rápidamente, la capacidad adquisitiva aumentó, se instaló, en definitiva, el estilo de vida americano (american way of life)3 en el que creció considerablemente el consumo individual y en el que el optimismo parecía no tener fin. El liberalismo económico era extremo, el estado estaba ausente de cualquier intervención en los mercados.

En cambio, los años veinte habían demostrado que Europa no estaba madura para la clase de colaboración internacional propuesta por Wilson en París, ya que las naciones europeas seguían luchando con sus vecinas a favor de sus propios intereses nacionales. En la relativa prosperidad de los años veinte, esta rivalidad no representaba una amenaza. Pero después del torbellino del crack de la bolsa de 1929 y la posterior depresión, las ansias de regeneración económica y social de todos los países europeos plantearon un desafío insuperable a la paz.4

II El crack de la Bolsa de Nueva York

El crack de la Bolsa de Nueva York (Crash of the US stock market) se inició el 24 de Octubre de 1929. Este día ha recibido el nombre de "Jueves negro" (The Black Thursday), y supuso el origen de un colapso financiero dramático y de una recesión económica sinPage 115 precedentes. La Bolsa de Nueva York, el mayor mercado de valores del mundo, se hundió y arrastró a la ruina a miles de inversores desatando una crisis que condujo a la depresión de los años treinta. Una gran cantidad de la producción, tanto local como internacional, especialmente en los años 1920, estaba financiada a través del crédito, es decir, de promesas de pago5 en el futuro6.

La crisis del 29 ha sido la crisis más estudiada de todas las acaecidas tras la revolución industrial. Se manifestó en todos los campos de la economía y de la sociedad y su principal consecuencia fue la dislocación del sistema económico con la quiebra en cadena de todos los sectores. Se produjo un crecimiento espectacular del paro y apareció la pobreza en una nación que había vivido años de prosperidad. En pocos meses llegaría la depresión.

En un principio la crisis surgió en la economía estadounidense, pero fue exportada a Europa debido a la interdependencia existente entre las relaciones financieras de ambas economías. EE.UU., ante la crisis, inició una política proteccionista de descenso de importaciones7 que provocó una disminución o contracción del comercio internacional. Igualmente la banca americana inició la repatriación de capitales invertidos en Europa.

En Europa occidental, principalmente en Gran Bretaña y Francia, los efectos de la crisis tendrán distinto carácter. En el caso de Gran Bretaña, la crisis fue menos brusca y violenta, comenzó afectando en julio de 1931 al sector financiero con la retirada de capitales en cadena del Banco de Inglaterra. En Francia, los efectos de la crisis fueron más tardíos, a comienzos de 1932, y menos profundos, aunque el Banco de Francia se vio afectado por la devaluación inglesa8.

Todo ello provocaría en las economías capitalistas europeas, muchas de ellas dependientes de la financiación norteamericana, semejantes efectos a los vividos en EE.UU.: falta de liquidez9 en bancos e industrias, cierre de empresas, incremento de paro y notablePage 116 descenso del consumo. Alemania sufriría especialmente10 el paro masivo que en años venideros se comportará como un elemento decisivo y coadyuvante al desarrollo del fenómeno del nazismo en Alemania11. El libro de John Maynad Keynes Las consecuencias económicas de la paz recoge la tesis relativa a la necesaria reconstrucción económica de Alemania para entonces lograr la propia reconstrucción económica de Europa12.

En definitiva, la gran crisis de 1929 acabó siendo internacional y afectó a toda la economía mundial, el colapso se propagó en oleadas por todo el planeta. El único país que no sintió sus efectos fue la URSS, inmersa en su propio sistema económico, basado en la planificación y el control estatal de la economía13.

La crisis del 29 ha sido calificada como la mayor crisis que ha sufrido el sistema capitalista a lo largo de su historia, suponiendo el término de este periodo de bonanza económica y de gran desarrollo industrial vivido hasta ese momento desde que finalizó la primera guerra mundial. Igualmente puso fin al dominio político republicano, que ya en 1933, se había revelado incapaz de resolverla.

III El acceso a la presidencia de Franklin Delano Roosevelt. La destitución de Hebert Clark Hoover

Franklin Delano Roosevelt, miembro del partido demócrata, asumió la presidencia el cuatro de marzo de 1933 convirtiéndose en el trigésimo segundo presidente de los EstadosPage 117 Unidos de América14. Venció al candidato del partido republicano, el ex presidente Hebert Clark Hoover, cuya actuación política en la presidencia desde el cuatro de marzo de 1929, todavía en tiempos de prosperidad, había agravado la crisis adoptando unas medidas para atajarla que resultaron ser un fracaso15. Hoover mantenía una postura optimista ante la crisis convencido de que un nuevo ciclo económico conllevaría la recuperación de la economía norteamericana. Sin embargo, las políticas liberales aplicadas para salir de la crisis no habían dado resultados positivos, sino que habían agravado la recesión con más paro, más proteccionismo, más contracción del comercio internacional, etc... Esta situación es descrita por el dramaturgo estadounidense Arthur Miller en su obra autobiográfica:

“El verano de 1932 fue probablemente el punto más bajo de la Depresión. Todo era muy sencillo: nadie tenía dinero. El que sería el último gobierno republicano en el curso de dos décadas estaba a punto de recibir el finiquito, sin ideas, y para nosotros como si dijéramos en el cubo de la basura, falto incluso de la retórica de la esperanza. Los recuerdos que tengo de aquel año en particular me configuraban una ciudad fantasma que poco a poco se iba cubriendo de polvo, manzana tras manzana, cada vez con más rótulos de SE TRASPASA en sucios escaparates de tiendas y talleres abiertos muchos años antes y en la actualidad cerrados. Fue también el año de las colas en las panaderías, de hombres sanos y robustos que formaban en batallones de seis y ocho en fondo a lo largo del muro de algún almacén, en espera de que éste o aquel organismo municipal improvisado, o el Ejército de Salvación, o cualquier iglesia, les diese un tazón de caldo o un panecillo.” Arthur Miller, Vueltas al tiempo, 1987.

Había llegado a su fin el período de exaltación del llamado “modelo americano” que ardua y repetidamente había defendido el presidente Hoover y que ya se mostraba insuficiente para hacer frente a la nueva gran crisis. Puede servir como muestra uno de sus discursos a la nación en el año 1928:

“…En 150 años hemos construido una forma de autogobierno y un sistema social particular que difiere de todos los sistemas que existen en el mundo. Es el sistema americano. Un sistema social y político tan definido y positivo como nunca ha existido en el mundo. Se funda en una particular concepción de autogobierno, que tiene su base en la responsabilidad local descentralizada. Además se funda en el concepto de la libertad y de la igualdad de oportunidades ofrecida a la voluntad individual. Gracias a la insistencia en la igualdad de oportunidades nuestro sistema ha superado a todos los demás en el mundo (…)Page 118 Por estas razones los americanos han progresado mientras que los demás se han detenido y algunos países han dado pasos atrás”.

El pueblo americano no reeligió en su cargo presidencial a...

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