El Estado y la crisis económica
Autor | Fernando Vallespín |
Cargo del Autor | Catedrático de Ciencias Políticas Universidad Autónoma de Madrid |
Páginas | 51-69 |
EL ESTADO Y LA CRISIS ECONÓMICA
Fernando va L L E s p í n
Catedrático de Ciencias Políticas
Universidad Autónoma de Madrid
I
Lo primero que llama la atención cuando reexionamos sobre
la crisis económica que tuvo su punto álgido con la caída de Le-
hman Brothers en agosto de 2008 es cómo se consiguió aminorar
gracias a la activa intervención del Estado. Esta intervención se
concretó en medidas tales como la masiva inyección de dinero
público en el sistema nanciero —10 billones de euros sólo en
Europa—, la reducción de los tipos de interés al mínimo o la
puesta en marcha de estímulos scales. Estas decisiones políticas,
unidas a la iniciativa de abordar una reforma en profundidad
del sistema nanciero internacional, tuvieron el efecto general de
devolver la conanza a los mercados y a los agentes económicos.
Se ha reproducido, por tanto, la misma pauta de salida a la cri-
sis —en el caso de que no retorne con mayor virulencia— que
ya había sido puesta en práctica durante las anteriores crisis del
capitalismo.
Desde los años ochenta hemos venido asistiendo, en efecto,
a ciclos económicos acelerados de subidas y caídas, que son se-
guidas de intervenciones masivas de dinero público, las cuales a
su vez sirven para nanciar después un nuevo boom económico.
La gran cuestión que se abre es, sin embargo, si tiene sentido
este rescate político de un sector nanciero depredador y sobre-
dimensionado (el valor de los activos nancieros es varias veces
06-VALLESPIN.indd 51 19/3/13 11:53:31
52 Fernando Vallespín
mayor que el PIB global), o si, por el contrario, cabe algún tipo de
acción política que imponga un paradigma alternativo. Una vez
más, la gran enseñanza de esta crisis estriba en el reconocimiento
de que sin una intervención política decidida no es posible un
adecuado funcionamiento del sistema económico (se ha refuta-
do de nuevo la tesis de que los mercados tienden al equilibrio),
pero que, a la vez, la política está todavía lejos de encontrar un
conveniente ajuste con el sistema económico internacional. Se
ha convertido en su red salvadora, pero no en su auténtico tutor.
La conexión entre política y economía ha pasado así de nuevo al
centro del debate intelectual.
Con todo, desde el momento en el que se escriben estas pá-
ginas, salta a la vista que, primero, la crisis está todavía lejos
de haber sido superada; y, en segundo lugar, que fuera de las
anteriores medidas mencionadas, la política no ha conseguido
evitar una cierta sensación de impotencia frente a los grandes
intereses económicos. El primer aspecto sale claramente a la luz
si observamos las tres fases en las que se han ido concretando la
acción estatal: al comienzo se trató de inyectar dinero al sistema
nanciero para evitar el credit cr unch; después se intervino para
salvaguardar a grandes empresas particularmente amenazadas,
como las automovilísticas, y en aumentar el gasto para satisfacer
las necesidades de aquellos sectores o grupos sociales que habían
quedado en paro o en una situación precaria; por último, y como
consecuencia de ese mismo gasto, el gran problema parece ser
ahora el propio endeudamiento de los Estados. La crisis griega
puso esta cuestión en el centro del debate político, aunque luego
se observó que el endeudamiento excesivo es un problema que
afecta a la mayoría de los Estados europeos y a los Estados Uni-
dos. El problema de fondo es que, en un momento de retracción
del consumo y de la inversión de las empresas, sólo queda aumen-
tar la demanda en el sector exterior, algo ciertamente difícil si la
mayoría de los Estados se encuentran en una situación similar; o
bien, y así es como se ha llegado adonde ahora mismo estamos,
incrementando el décit o emitiendo deuda pública. Esta última
tiene la gran dicultad, sin embargo, de que aquellos países que,
como en el caso griego, se excedan en dicha emisión, comienzan
a entrar en una espiral diabólica. A mayor deuda, mayores ti-
pos de interés, mayor desconanza de los mercados y, en el caso
de la zona Euro, mayores presiones para el ahorro por parte de
06-VALLESPIN.indd 52 19/3/13 11:53:31
Para continuar leyendo
Solicita tu prueba