Corsi e ricorsi en Alemania. Ciencia jurídica y formación de juristas en tiempos de reforma universitaria

AutorRoberto Bergalli/Iñaki Rivera Beiras
Páginas95-118

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Tiempos viejos, tiempos nuevos: las universidades alemanas en vías de transición

En la actual «Clasificación Académica de las Universidades del Mundo» (Academic Ranking of World Universities) las universidades alemanas reciben muy malas calificaciones. A este respecto, la reputación y la calidad de la investigación y la docencia las clasifican en los últimos puestos. Las universidades alemanas de renombre como München, Heidelberg o la Humboldt de Berlín son evaluadas en los puestos n.º 51, 71 y 151 por 1.300 científicos preguntados sobre la base de una escala global de valores (Times Higher Education Supplement) dentro de un marco de 88 países. Estos resultados son para el presente de Alemania tan significativos cuanto vergonzosos. La bicentenaria tradición universitaria alemana —todas las ciencias reunidas bajo un techo y una idea— que comenzó con la fundación de una universidad reformada en Berlín en 1810, parece haber llegado a su fin. El más antiguo renombre mundial de la universidad alemana, el cual debe agradecerse al ideal educativo de Wilhem von Humboldt, Schelling, Schleiermacher y Fichte (E. Anrich 1964), se ha volatilizado y con él también la noción clásica de un Estado; por consiguiente, del dominio de la cultura y la ciencia en la sociedad y el Estado cultural universal (Kulturstaat); por tanto, también el dominio de la cultura y de la ciencia sobre la sociedad y el Estado o el Estado como «realidad de las ideas morales» (Hegel). El reconocimiento de la cultura científica autónoma como un poder legítimo de configuración estatal,

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y con ello el poder académico de los profesores ordinarios, es decir, de los catedráticos numerarios, perduró hasta los años de la década de 1960 (Schelsky 1960) como base del concepto general del Estado en Alemania. En primer lugar, fue a través de las rebeliones estudiantiles de 1968 como el poder de los profesores ordinarios de universidad fue puesto en cuestión y, con ello, resultó dilucidada «la casi amable relación (liaison) de nuestra democracia postbélica con las escuelas universitarias tradicionales» (Habermas 1969). En lugar de la universidad aristo-catedrática, que se entiende como una sociedad de enseñantes y aprendices (K. Jaspers 1923; 1946; 1961), surgió a mediados de la década de 1970 la conocida como «universidad democrática de los gremios»(*) (Gremien-

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universität), una corporación académica de profesores, asistentes y estudiantes con voz y voto.

Mas, el presente parece indicar que este tipo de universidad autónoma con una coexistencia democrática de entidades universitarias ha pasado ya a la historia. Otros vientos soplan en el presente en las instituciones universitarias. Ya no vale más el objetivo humboldtiano de Einsamenkeit und Freiheit («Aislamiento y Libertad»), es decir, ya no valen más la búsqueda de conocimiento y la autonomía intelectual como valores orientadores del estudio en el sentido de una investigación universal e ideológicamente no comprometida, sino los económicos de la competencia, el resultado y la rentabilidad. Son los intereses económicos los que toman las riendas. El poder cultural público de la ciencia y de la formación se evade de modo manifiesto tanto del patronato del Estado como de la propia autogestión corporativa de las universidades, a la vez que hace prosperar con éxito la dependencia de las fuerzas económicas privadas. «Fuera Humboldt» es el lema con que se allana el camino a los influjos externos sobre las formas y los contenidos de la investigación y la docencia (R. vom Bruch 1997). El Estado se desprende del régimen sobre la enseñanza y limita sus presupuestos. Se intenta liberalizar el sector público, del mismo modo como ocurrió en el pasa-

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do con los servicios estatales de correo, ferrocarril, atención de la salud y provisión de energía, como asimismo del agua, que fueron alejados de la esfera del derecho público y abiertos a las inversiones privadas. Se busca transformar los servicios públicos, incluyendo también las universidades, en empresas que generen beneficios. El New Public Management se convierte en paradigma reformador que adopta como objetivo el desplazamiento de los poderes estatales. La mercadotecnia (Marketing) se convierte en un factor central que deter-mina los presupuestos globales, las contrataciones externas, la administración de personal, las encuestas y la clasificación de tal personal. Este desarrollo (cátedras dotadas por fundaciones privadas, patrocinios de aulas y organización de docencia, concesión de títulos de profesores honorarios a externos y sus vinculaciones con los lugares de enseñanza, transformación de universidades públicas que se sustentan sobre donaciones), aún aislado y disperso dentro de las universidades públicas, es observado por los planteles universitarios con reservas y resistencias. La financiación a través de terceros amenaza como fuente regular de subsistencia a la antigua «autonomía financiera» de las escuelas universitarias. La recaudación de fondos (Fund Raising) surge como ancla de salvación y solución. Con ella se quieren encarar no sólo situaciones crónicas de insuficiencia financiera, sino también el espíritu de competencia que se viene desarrollando.

Otorgar presupuestos para la competencia entre las universidades supone la institucionalización de la calidad y la eficiencia. Una administración dirigista debe garantizar el perfil de calidad y la excelencia de las casas de altos estudios. Únicamente las universidades con resultados selectos pueden aprovechar los recursos otorgados por el Estado Federal. En el presente se está elaborando, mediante el Programa de Promoción a la Excelencia (Förderprogramm Exzellenzinitiative), el cual dispone de un volumen de unos 1.000.900.000 euros, una lista de las universidades escogidas por sus investigaciones punteras. El objetivo doble es el de fortalecer el

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estado de la investigación científica en Alemania y el de mejorar la posición de ella en la competencia internacional. Se trata de convertir a las universidades de excelencia en «faros de la ciencia», para que señalen a las universidades comunes el sendero a seguir.

Tendencia privatizadora

Un ejemplo actual de la tendencia privatizadora lo exhibe la transformación de la Universidad Johann Wolfgang Goethe de Frankfurt en una universidad que dispone de fondos donados. Para que esto ocurra, el Parlamento del Land de Hessen (Hessische Landtag), precisamente con jurisdicción sobre Frankfurt, ha aprobado una ley para cambiar la propia Ley Orgánica de Universidades de Hessen (Hessisches Hochschulgesetz). Bajo el manto de la cambiada forma jurídica, se consuma de este modo un cambio radical de poder. En el lugar de la obligación financiera y la vigilancia del poder suspendido del Estado, entra la fuerza privada de los llamados «amigos y promotores» de la universidad. Sobre la posición de dominio de los debilitados gremios de docentes y estudiantes, avanzan los síndicos y consejeros, quienes persiguen fines ideológicos e intereses económicos de la universidad. De tal modo la Universidad de Frankfurt, abierta a los intereses capitalistas de los inversores, se pone en contradicción ideológica con el renombrado dador del nombre institucional, el príncipe de los poetas librepensadores y amigo del ideal humboldtiano, Johann Wolfgang von Goethe. Como ironía histórica se presenta la idea de la universidad crítica, ideada y defendida por la Escuela de Frankfurt y sus fundadores filosóficos, desde Horkheimer a Habermas (D. Böhler 1969), resultando traicionada y pervertida por sus actuales «amigos y promotores», misioneros del neoliberalismo económico, siempre de actualidad pero poco relacionado con la libertad económica y de la ciencia.

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El actual desarrollo de las universidades en Alemania lleva a la convicción que éstas son conducidas desde fuera. En lugar de una presidencia académica elegida libremente por los gremios, la universidad está siendo regida por una estructura de dirección, la cual tiene mucho parecido con la de los consorcios empresariales. El enlace con la economía es el fin, el cual permanece como inexplicable, pero al mismo tiempo vale como un secreto de empresa. De tal manera, no es casual que las universidades alemanas persigan como reluciente modelo el ejemplo de las norteamericanas y por ello se impulse su recepción. El sueño es convertir Tübingen o Rostock en fieles copias de Harvard, dado que ésta es el sueño de la nueva universidad alemana. Por último, hay que decir que Harvard, Stanford, Princeton y Berkeley, a causa de sus relucientes éxitos empresariales, están en la cúspide de la clasificación de las 300 mejores universidades del mundo. Para la tradicional universidad alemana parece haber llegado el tiempo de despedirse definitivamente de sus ya superadas formas de organización y libertades. El proceso de Bolonia supone el marco semántico para el cambio de paradigma político de las universidades. En las facultades ya han sido instauradas como rasgos principales (Key Features) las reglas de enseñanza y exámenes para el sistema de Bachelor y Masters. Asimismo, surgen universidades privadas, como la Universidad Hanseática Privada de Economía y Negocios-IT de Rostock (Private Hanseuniversität Economics and Business-IT) o la Escuela de Graduación en Ciencias Sociales de Bremen (Graduate School of Social Sciences Bremen).

¿Es válido el modelo norteamericano para Alemania?

Calidad en lugar de Cantidad

(Klasse statt Masse) o «Diferenciación y elaboración de perfiles en lugar de igualación» (Differenzierung und Profilbildung statt Gleichmacherei) constituye el lema de esta tendencia olvidando que también Hum-

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boldt, en otros tiempos, avaló las universidades de élite, pero bajo la condición de...

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