Correspondencia 1955-1940, de Walter Benjamin, Gershom Scholem.

AutorJosé A. Alvarez Caperochipi
Páginas225-233

Page 225

    BENJAMIN, WALTER/SCHOLEM, GERSHOM: Correspondencia 1955-1940. Trad. esp.. Ediciones Taurus, Madrid, 1987.

  1. Presentación general del libro y sus autores

    Scholem y Benjamín representan dos de las opciones más importantes del pensamiento judío secular moderno. Benjamín inspira a Adorno, la escuela del Frankfurt, mayo de 1968, y parece ser un autor de moda en el tufillo intelectual europeo actual; Scholem, recientemente fallecido (1982), emigrado en 1923 a Palestina, pionero de la Universidad hebrea de Jerusalén -auténtico fermento cristalizador de Israel-, dedicó toda su vida al estudio de la mística judía desde una perspectiva filosófica. Por la importancia de ambos no podemos menos de felicitarnos de la publicación de su correspondencia en España, correspondencia que más allá de la expresión formal de sus obras acabadas, desvela efímeramente los ideales profundos de ambos. El libro que hoy comento aparece en España prácticamente a la vez que otro libro anterior de Scholem: Walter Benjamín, historia de una amistad (trad. esp., Madrid, 1987), en el cual Scholem relata su amistad con Benjamín en el trágico contexto social y político de la Alemania de entre guerras, marcado para ellos por el signo de la persecución judía. Estos dos libros suponen un auténtico testamento ideológico de Scholem, donde se contempla -y contempla el mundo judío en crisis- en el espejo de su amistad y correspondencia con Benjamín. Para mí, que siento una fascinación particular por Scholem, es un cierto contrasentido que Scholem vaya a ser conocido en España a través de Benjamín y no al revés, pues los libros parecen escritos por Scholem para presentar y «exculpar» a Benjamín ante la intelectualidad judía (muy susceptible ante el supuesto antisemitismo y autoritarismo de los regímenes marxistas). En España interesa -relativamente- Benjamín como marxista y no como judío, cuando seguramente, como se cuida de subrayar Scholem y como le criticaron Bloch y Brecht, el marxismo de Benjamín es muy particular y, en cualquier caso, sólo se pueden entender desde la contemplación de su profunda raíz religiosa judía. El impacto de la escuela de Frankfurt en Estados Unidos y la nueva izquierda surgida en Harvard (feudo tradicional de la intelectualidad judía) llena de susceptibilidad a cierto sector de la clase dirigente americana. Benjamín es un autor clave en este desarrollo y la fascinación de su figura se agranda día a día.

    Tal como nos lo presenta Scholem, el primer acto de la tragedia judía en la historia contemporánea es el drama de la pérdida de la identidad judía. A finales del siglo XIX y comienzos del xx, la élite judía alemana -élite económica, intelectual y social europea- se debatía en grave proceso de crisis religiosa. El impacto de las críticas de Spinoza a la religión Page 226 judía en su tratado teológico político había minado la tradición, la fe y el rito en el judaismo ortodoxo. La secularización del mundo cristiano había también incidido drásticamente en el mundo judío. El sentimiento predominante en la burguesía judía alemana era sencillamente la integración en el mundo gentil. En esa época, los judíos querían ser pura y simplemente alemanes, e incluso era común en los ambientes judíos, según relata Scholem, celebrar la Navidad como «fiesta popular alemana». Sin embargo, en la Universidad alemana y frente a la indiferencia generalizada, dos movimientos hacían proselitismo entre los jóvenes estudiantes de procedencia judía: el marxismo y el sionismo. Ambas ideologías actualizaban una fe en el protagonismo de lo judío como pueblo sacerdotal, una rebelión frente al conformismo social y político y un reflejo del ontológico mesianismo judío. Pero si levantamos el velo a ambos movimientos y los analizamos desde una perspectiva judía, además de la expresión formal de un contenido mesiánico, no nos será difícil desentrañar un sentido más profundo en el contexto de la crisis de la cultura occidental (la muerte nietzschiana de Dios); los marxistas judíos creían aún en la redención del mundo occidental desde dentro del mundo mediante la edificación de un paraíso comunista, mientras que la voluntad de regreso a Palestina de los sionistas seguramente significaba un profundo escepticismo sobre el destino de la Europa moderna.

    Frente al ensueño de la integración judía, Benjamín y Scholem sienten la evidencia del apocalipsis anunciado; ambos son pensadores judíos al borde del abismo. El idealismo alemán es una teología camuflada, encontró a Dios muerto en la maleza y quiere que adoremos su cadáver; el Estado prusiano es la Iglesia de la muerte de Dios; la filosofía hegeliana había edificado una Iglesia secular intentando ocultar al pensamiento occidental su tragedia: muerto Dios es inminente el fin del sistema. Pero también hay un segundo punto en la crisis que fascina a Benjamín: el carácter objetivo de la conciencia, y sobre él centra su tesis doctoral (El concepto de crítica del arte en el romanticismo alemán, trad. esp., Madrid, 1988). Según Benjamín, la exposición posthegeliana de los románticos considera que sólo el espíritu tiene conciencia, el arte es la reflexión del espíritu y su manifestación en la historia; por eso en Schlegel el arte es el medio del sistema. Para Benjamín, los románticos construyen una religión formal, la religión como médium del arte, en defensa de la tradición y del sistema que se desmorona. La consecuencia está clara, los románticos se ven obligados a abandonar el principio de la conciencia individual que había sustentado el pensamiento cristiano y la filosofía moderna de Descartes a Kant

    Aunque nunca resulta afirmado expresamente, resulta evidente que el sistema, vestido con los mil trajes, pasa a ser concebido como el resultado de dos mil años de civilización cristiana. Frente al sistema moribundo, Benjamín y Scholem plasman dos modos distintos de despertar la conciencia judía. Ambos coinciden en principios epistemológicos sustanciales, que interpretan como específicamente judíos: el valor determinante de la palabra (Benjamín pretende hacer una filosofía del lenguaje, mientras que la pasión kabalista de Scholem se origina por el estudio del lenguaje en la mística judía); ambos proclaman el carácter esencialmente mítico y no racional de la conciencia del hombre (el sistema es, en último término, la racionalidad misma); ambos asumen una fe mesiánica en la redención del mundo, en un sentido colectivo, y la decisiva participación de lo judío Page 227 en esa redención, como vanguardia religiosa de la humanidad. Ambos pretenden el estudio filosófico del mito: Benjamín en el arte secular y Scholem en la mística judía. Ambos se definen como anarquistas teocráticos; desprecian profundamente la Universidad alemana que les educó (que no es sino la realidad intelectual degenerada del sistema); sin orientación académica, se dejan guiar por su propia estrella, pero asumen un credo radical en prosecución de un objetivo espiritual. La vida de ambos contribuye a la atracción de su pensamiento. La vida profesoral de Scholem es fascinante como fe en el regreso de Israel y como emigración temprana (cuando sólo muy pocos espíritus selectos se habían...

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