Contribution á une nouvelle politique fonciere, de René Groussard y otros.
| Autor | Francisco Corral Dueñas |
| Páginas | 224-228 |
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GROUSSARD, RENÉ, Y OTROS: Contribution á une nouvelle politique fonciere. Centre National pour l'Aménagement des Structures des Exploitations Agricoles. París, septiembre de 1978. Un tomo de 238 páginas.
El propio Ministro de Agricultura francés abre las páginas de este libro con un prefacio en el que dice que «en los meses próximos, el Parlamento habrá de definir la naturaleza de los compromisos recíprocos que ligarán a la agricultura y la nación durante los años venideros; de estas nuevas líneas jurídicas dependerá aquello con lo que podrá contar cada parte: lo que la agricultura podrá esperar de la nación y lo que la agricultura podrá aportar a la nación». Sigue diciendo que es preciso renovar la legislación de orientación agrícola de 1960-1962 y que la elaboración de estas soluciones requiere gran reflexión.
Y esto es lo que se encomienda al Centre National pour l'Aménagement des Structures des Exploitations Agricoles (conocido en Francia por sus iniciales: C. N. A. S. E. A.), que es un establecimiento público nacional, creado en 1965, bajo la tutela del Ministerio de Agricultura, viniendo a constituir el centro de un conjunto de actuaciones en favor de los agricultores, tales como subvencionar la instalación de jóvenes empresarios agrícolas, remunerar a los aprendices, indemnizar a los campesinos ancianos que ceden su explotación, facilitar las mutaciones profesionales, aconsejar planes de desarrollo y favorecer operaciones conjuntas de ordenación territorial, contribuyendo así a la modernización de la agricultura y a la ordenación de la esfera rural. La originalidad del C. N. A. S. E. A., según el libro, reside en ser un lugar permanente de diálogo entre los poderes públicos y los representantes de los agricultores; en efecto, en los departamentos o provincias, se ha confiado una parte de sus misiones a organismos profesionales con los cuales ha llegado a un acuerdo para asegurar su tutela: las Asociaciones Departamentales para la Ordenación de las Explotaciones Agrícolas (A. D. A. S. E. A.). Esta institución representa así un sistema, sin duda único en Europa, de participación de un grupo socio-profesional en la aplicación de una política.
En el seno de este organismo ha nacido el libro que comentamos y su director general, René Groussard, para introducirnos en los temas a tratar, nos explica que el problema territorial no puede ser resuelto ni por Jas diligencias individuales ni por el colectivismo, y habrá que preguntarse si no sería ya tiempo de aplicar al dominio territorial los dinamismos cooperativos y mutualistas que han tenido tanto éxito en otros sectores de la agricultura.
Bajo el título Quelques réflexions sur la politique fonciére, comunicación a la Academia de Agricultura de Francia, el propio Groussard traza unas líneas sobre la política agraria francesa, puesta en marcha por las leyes de orientación agrícola de 1960-1962. Esta legislación apuntaba a desarrollar la explotación familiar, limitar ciertos engrandecimientos territoriales (leyes sobre acumulaciones), facilitar la instalación o potenciación de ciertos tipos de explotaciones, ayudas financieras, posibilidad de disponer de las tierras de agricultores retirados o la de adquirir por medio de las S. A. F. E. R. explotaciones viables o parcelas que faciliten su agrega-Page 525ción a ellas. A pesar de sus defectos, dice, esta legislación ha permitido en menos de quince años pasar de una media de superficie explotada por agricultor de 15 a 25 hectáreas.
Sin embargo, estos cambios favorables, ¿se adaptan a los deseos de nuestra sociedad moderna? No es fácil resumir en pocas palabras las aspiraciones de cientos de miles de agricultores, pero todos manifiestan un deseo casi general: el ansia profunda de poder planificar la actividad agraria en un nivel de...
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