Conclusiones

AutorJosé Ignacio Morales Plaza
Páginas290-292
290 JOSÉ IGNACIO MORALES PLAZA
sistema bancario y financiero, un consumidor menos dispuesto a pagar el coste
extra termosolar, un estado de la tecnología todavía muy inmaduro, y un riesgo
país que hace que el inversor reclame en este caso retornos más altos que en las
otras dos alternativas de inversión.
La rentabilidad del proyecto en el entorno del 8,6 por 100 con un coste de
financiación de la deuda del 7,75 por 100 conducen al proyecto a un delicado
equilibrio: cualquier variación por mínima que sea puede traducirse en un VAN
para los capitales propios negativo. Un repunte del riesgo país, un aumento de la
beta o cualquier covenant financiero que dispare el coste de la financiación son
razones suficientes para que el proyecto destruya riqueza desde el punto de vista
de los accionistas. Por tanto, al ser este proyecto el de menor retorno y el de más
riesgos, pensamos que sería el último de los destinos elegidos por el dinero a la
hora de invertir en energías renovables, y más concretamente en la tecnología
termosolar.
6. CONCLUSIONES
En primer lugar, el análisis comparativo de las tecnologías termosolares más
maduras desde un punto de vista industrial, apunta claramente hacia la conclu-
sión de que los desarrollos de cilindro parabólico son hoy el presente más renta-
ble. Sin embargo, dadas sus limitaciones técnicas y la situación «duopolística» de
algunos de sus suministros, es la tecnología de torre central la que en el futuro
apunta mayor margen de mejora, y por consiguiente es previsible que una vez
eliminadas las «contingencias técnicas» claramente sobredimensionadas en la ac-
tualidad, sea la tecnología termosolar del futuro, tanto desde el punto de vista
técnico como económico.
La rentabilidad medida en términos del TIR de los capitales propios en el
proyecto de cilindro parabólico bajo el sistema tarifario alcanza un valor de
12,5 por 100. Y eso asumiendo que el modelo solo contempla los valores de
producción eléctrica garantizada contractualmente por el contratista del EPC.
Esto quiere decir que si nos ajustamos a la realidad, e introducimos en el mode-
lo el valor de producción «esperada» 60 y no el valor garantizado, la TIR de los
capitales propios se elevaría hasta el entorno del 17 por 100. Esta rentabilidad
es lo suficientemente atractiva como para atraer la inversión privada, más aún
cuando el riesgo del proyecto termosolar bajo un esquema de tarifas es casi en
exclusiva un riesgo técnico perfectamente asumible dado el avance y madurez de
la tecnología (dada la estabilidad de la regulación).
Por tanto, en términos cuantitativos, los planes de negocio señalan que esta-
mos ante inversiones rentables, muy atractivas en comparación con otras alter-
nativas, tanto en perfil de riesgo como en oferta de retorno.
Respecto a la comparativa internacional, parece claro que el sistema de tari-
fas favorece la llegada del dinero privado: da estabilidad, da previsibilidad, eli-
60 Los valores esperados en producción suelen situarse en torno al 10-15 por 100 por encima de
los valores garantizados.
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