Conclusión

AutorJavier Divar Garteiz-Aurrecoa
Páginas137-139

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Conclusión

Como resumen general de esta síntesis de la doctrina cooperativa puede decirse que el pensamiento cooperativista ha pasado históricamente por tres grandes fases. La prime-ra es la del utopismo redentorista de base religiosa, el llamado precooperativismo; la de fijación societaria la segunda, en la que se concretan los caracteres jurídicos del estatuto de las cooperativas, con lo que se inicia su «tecnificación»; y la tercera la de la mercantilización, en la que las cooperativas entran en la competencia mercantil abierta como sociedades económicas.

En un primer momento el cooperativismo surge como movimiento popular, originado en las costumbres tradicionales de auxilio mutuo entre campesinos y, cuando estos emigran a las ciudades, entre el proletariado de la primera industrialización.

El avasallamiento del primer capitalismo, calificado por algunos historiadores económicos como «capitalismo salvaje», dio lugar a idearios utópicos de procedencia cristiana, en el objetivo de redimir a los humildes de su explotación, conforme a las posiciones «salvíficas» de los cristianos reformistas.

Sobre la base del antiguo trabajo asociado, fórmula de solidaridad existente en todos los pueblos con distintas formas de manifestación, los marginados sueñan su liberación y la felicidad de vivir en una comunidad en la que reine la armonía y la ayuda mutua.

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Desde distintas posiciones ideológicas, religiosas y laicas, se converge en el ideal del «reino de la fraternidad», pero la implacable realidad hace que el soñado reino se transforme en ghetto, en colonia (llámese comuna o falansterio) de mera autoprotección en la que debe practicarse el mutualismo y las virtudes de una vida cuasiconventual si no se quiere sucumbir ante un mundo de maldad (i gura de la «ciudad cooperativa», rel ejo condicionado de la agustiniana «ciudad de Dios»).

La utopía redentorista debe ceder su lugar a la posibilista sociedad cooperativa, que fija sus normas sociojurídicas en unos principios de democratización económica y solidaridad. De forma que la cooperativa tiene que entrar en el juego de la competencia mercantil con las sociedades capitalistas, juego en el que el cooperativismo se encuentra en la contradicción de la aplicabilidad de sus principios humanistas en una sociedad insolidaria en la que el fin lucrativo es la causa de los negocios.

Sin embargo, pese a las numerosas quiebras en la práctica de sus principios, el cooperativismo va...

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