Para concluir

AutorMargarita Torremocha Hernández
Páginas273-276
PARA CONCLUIR
En de nitiva, tras la investigación y análisis de la reclusión judicial fe-
menina, podemos decir que es probable que las cárceles de mujeres como
realidad independiente no existieran a lo largo de la Edad Moderna, o solo
en determinados distritos y tiempos. No obstante, Valladolid pudo ser uno
de esos lugares, dado que contaba con numerosas cárceles –vinculadas a
distintas jurisdicciones, además de la real ordinaria– y, sobre todo, con el alto
Tribunal de la Real Chancillería. De hecho, existió un lugar independiente
dentro de la Cárcel, pero con seguridad solo en la segunda mitad del siglo
XVIII, cuando contó con un edi cio propio en la calle que hoy se conoce
como la Galera y, posteriormente, otro lindando a la de San Benito y el más
conocido junto a la Iglesia de San Lorenzo.
En espacio propio o dentro de la Cárcel común, las mujeres compartie-
ron realidades con los presos varones que estaban allí en prisión procesal,
por deudas, o para salir en la cadena hacia el destino donde cumplirían sus
penas. Sin embargo, ellas estaban tanto en prisión procesal o cumpliendo
una sentencia. Aisladas por delincuentes, con condena de un tribunal. Este
es el patrón de la mujer de la Galera y, sin embargo, sabemos que hubo
excepciones y también sirvió de depósito de mujeres, en una sociedad en la
que estos fueron comunes en instituciones muy diversas, como casas de par-
ticulares, conventos, hospicios, casas de Misericordia, etc. Pero la Galera era
sitio de condenadas, haciendo del resto de los casos realidades de excepción.
Si en esta sociedad jerárquica y patriarcal las mujeres estuvieron preteri-
das al hombre, como predica la Iglesia y avalan las normas sociales y legales,
cuando hablamos de mujeres delincuentes, amorales, que se han separado
del prototipo de mujer que representa María para acercarse al de Eva o la
Magdalena, es lógico que estas no atrajeran una gran atención en esta so-
ciedad. Constituyen la marginalidad y, además, la marginalidad femenina.
Por ello, es realmente interesante que a lo largo de la Modernidad, tres
personajes vinculados a la ciudad de Valladolid, y dos de ellos servidores del
Tribunal de la Chancillería quisieran, desde distintos intereses y perspectivas,
dar un regulación a la vida carcelaria de las mujeres.

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