Compras verdes: ahora o nunca

AutorSusana Galera Rodrigo

Parece que en el actual contexto económico y social, el planteamiento de decidas políticas publicas que intervengan en los mercados en un sentido previamente determinado por los poderes públicos ha salido del largo letargo en el que décadas de liberalismo estricto las tenían conferidas. De forma generalizada se aboga no solo por instituciones supervisoras del mercado más eficaces sino por medidas publicas de intervención concretas al servicio de objetivos económicos y sociales.

Desde la perspectiva de las políticas ambientales hay un amplísimo margen de intervención y, por lo que aquí se va a considerar, comprensivo de medidas menos antipáticas para los ciudadanos aunque claramente eficaces para la consecución de objetivos ambientales. Me estoy refiriendo al hecho de que las políticas ambientales, en conjunto benéficas y agradecidas por los ciudadanos, con frecuencia suponen cargas ciertamente antipáticas para individuos concretos cuando sus propiedades son afectadas por servidumbres y otras limitaciones que afectan al disfrute u uso de sus bienes.

Junto a estas políticas hay, decía, otras intervenciones ambientales que no conllevan estas limitaciones y se muestran eficacísimas para la consecución de concretos objetivos. Entre estos objetivos, la necesaria y urgente reducción de los consumos energéticos, que se justifica no solo por criterios ambientales sino también, y aquí hay unanimidad, por criterios de estricta economía, la de las grandes cifras y la que afecta al monedero de los ciudadanos.

Recientemente en España se ha aprobado una regulación en esta línea -por la obligación, de nuevo, de incorporar una Directiva comunitaria, la de «eficiencia energética»- que se traslada al Código Técnico de la Edificación, y que limita en función de los tipos de edificación -residencial, servicios, ...- los consumos máximos de energía. Esta medida, adoptada en España en 2006, no constituye una novedad en nuestro entorno. Otros países vienen limitando desde hace décadas la posibilidad de consumos energéticos imponiendo la construcción de edificios más eficientes. Pero además, y mas allá de estos mínimos, se vienen aplicando decididas medidas de intervención que inducen, aunque no obligan, a mejorar estos máximos legales. Un ejemplo: el concurso organizado por el Centro Danés de Arquitectura Ecológica, de un proyecto de construcción de 130 viviendas en un distrito de Aarus: en tanto el estándar danés de eficiencia energética estaba establecido desde...

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