El comportamiento de la inversión en las hiperinflación: el efecto yo-yó y el efecto cesta de mimbre. JEL E00, E50, E62

AutorJosé Villacís González
CargoUniversidad San Pablo CEU Madrid villacis.fhm@ceu.es
Páginas445-461

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I Introducción

La inversión de naturaleza racional e irracional se comporta de forma especial en las hiperinflaciones debido a que su raíz, el ahorro, sufre graves pérdidas reales y monetarias en el período.

En primer lugar hay que entender las causas de la hiperinflación, que son las mismas que las causas que inducen a la creación irracional del dinero y que son independientes de la política monetaria. Los gastos del Estado, debido a causas psicológicas, históricas y culturales, crecen desconectados de los ingresos por impuestos, de donde derivan los déficits públicos. Los impuestos, por otra parte, se recaudan en función de la renta nacional en mayor medida que de la voluntad del sector público. En consecuencia, los déficits son cuantiosos y sobre todo irregulares en su crecimiento. Esos déficits no pueden financiarse con el ahorro del sector privado por ser voluminosos y por ser arrítmicos, y, por tanto, la única firma de colocarse es en el banco central. Esta institución compra la deuda pública creando dinero, siendo esta creación huracanada de dinero la raíz primera y última de la hiperinflación.

En segundo lugar relacionaremos a la hiperinflación con el ahorro, que es el que financia a la inversión. Para entender este proceso hay que analizar los factores que influyen en el ahorro, como son el tipo de interés real, el consumo y la demanda de ahorro para invertir, y, por supuesto, la naturaleza institucional del sistema financiero en la hiperinflación. La formación de ahorro no se hace automáticamente ni rápidamente, ni mucho menos su traslado a la inversión, sino en un período de tiempo. Una de las características de la hiperinflación es su intensa velocidad y, en ese período de tiempo anterior, el ahorro pierde velozmente su capacidad adquisitiva. En otras palabras, no puede financiar a la inversión. A este efecto le llamaremos efecto cesta de mimbre de la inversión, porque el ahorro en el sistema financiero es como agua guardada en una cesta de mimbre.

Los prestamistas en el sistema financiero, conocedores de la pérdida violenta de sus ahorros, se protegen subiendo urgentemente los tipos de interés en un intento de mantener su capacidad adquisitiva en un proceso que parodia la relación de Fisher. ¿Es posible el cálculo de la inflación futura? No, porque una de las características de la hiperinflación es la irregularidad en el aumento de los precios. Es tentador decir que se hace una media del aumento de los Page 446 precios y se añade un aumento que equivale a una prima de riesgo sobre el interés nominal. Este aumento del interés nominal y real impide la inversión.

Otro comportamiento del tipo de interés es su variación irregular debido a que por una parte crece intensa e irregularmente la oferta monetaria por la financiación monetaria del déficit, y por otra porque que la demanda de dinero es también irregular por el comportamiento inseguro de los tenedores de los saldos monetarios nominales y reales. Las oscilaciones violentas y extravagantes del interés, que llamamos efecto yo-yó, no permiten una definición correcta de expectativas racionales y por tanto generan incertidumbre en los inversores, lo que provoca el freno de las inversiones.

Información estadística

1985 86 87 88 91 92
Argentina 672 90 131 343 172 25 … porcentaje de inflación
161 134 252 532 71,3 15,1 .… tipos de interés
Otros...

Fuente: Internacional Financial Statistic.

Con esta información trabajaremos sobre el volumen de la inflación, su rapidez y su carácter voluble o crecimiento a tasas discontinuas y también sobre su influencia en los tipos de interés.

II Los déficits del sector público: La hiperinflación

Es una situación que se caracteriza por un aumento veloz, persistente de los precios que aumentan igual o más del 1.000% anual, que obliga a calcular la inflación mensualmente. Los precios es una relación entre el dinero y la magnitud real correspondiente, y una inflación es cuando esta relación se altera a favor de la masa monetaria. En un corto espacio de tiempo, y cerca del pleno empleo, crece racionalmente la inflación para luego ceder debido a que la demanda agregada corre más de prisa que la producción. Pero en una hiperinflación la causación es diferente, ya que ese crecimiento de dinero no es por definición política monetaria y hay que buscar su origen en otra causa.

Para que el dinero crezca es necesario una fuerza irresistible externa que lo oprima por encima de las necesidades monetarias del sistema, y esta causa son los déficits presupuestarios del sector público. Los gastos del Estado crecen muy por encima de los impuestos debido a causas psicológicas que hacen que la población crea que sea el Estado, el Gran Padre, quien deba provisionar y/o o financiar una serie de actividades y/o bienes públicos. Hay también causas históricas culturales, como son la Economía del Bienestar, la Seguridad Social, la Sanidad Pública y la educación, que financia el Estado y que empujan sobre los gastos públicos. Esos bienes y servicios, el aumento de su cantidad, Page 447 y también de nuevos bienes y servicios, presionan históricamente sobre los gastos.

Pero es el aumento intenso y esporádico de los gastos lo que provoca que en un período haga saltar de golpe el gasto público y sus causas son variadas: son las guerras, compromisos irresponsables de tipo histórico y económico realizados por gobernantes que provienen del socialismo utópico, la corrupción, etc. En el otro lado: los impuestos crecen nominal y realmente en función del crecimiento de la economía real, o sea de la renta nacional real. Como comprometerse y gastar en el Estado es mucho más fácil y rápido que la recogida de impuestos, durante el período y sucesivos períodos, los gastos son superiores a los impuestos y se evidencia el déficit presupuestario.

Una vez que se manifiesta un déficit, surge el inquietante problema de su financiación, o sea, de saber conocer al sujeto que pueda comprar la deuda pública. En principio se recurre al sector privado, pero hay dos argumentos que explican por qué el sector privado no compra la deuda pública: el primero es aritmético y elemental. El sector privado carece de fondos-ahorro para comprar cantidades elevadísimas de deuda pública. La segunda es que tanto el volumen de los déficits y la misma naturaleza sorpresiva de los gastos públicos provocan un rechazo racional e instintivo en las economías domésticas y en las empresas.

Las mismas causas que provocaron los déficits son las que permiten su financiación. Los gobiernos comprometidos que se rigen por causas extraeconómicas, las dictaduras y la corrupción que pudieron aumentar el gasto público, pueden también presionar al banco central para que la compre. El banco central, cuya misión básica es el control de la oferta monetaria o de los tipos de interés, en resumen de la política monetaria, fabricará dinero y arrojará en el sistema chorros de nuevo dinero olvidándose de la política monetaria y de la prudencia. Es el adiós al control de la oferta monetaria. En este caso la lógica férrea de la política monetaria queda aplastada por la irracionalidad política del sector público.

III La continuidad de los déficits y de la hiperinflación

Con el paso del tiempo, los déficits y la hiperinflación son fenómenos cocausales. Una vez que se ha desarrollado la hiperinflación se produce una paradójica falta de dinero: es una carestía de saldos monetarios reales debido a que se manifiesta una preferencia por la liquidez por parte de los consumidores y de ahorro por parte de los futuros inversores.

En esencia la hiperinflación distorsiona el sistema recaudatorio del Estado tanto por parte de los impuestos como por parte de la deuda pública. Page 448

El sistema de recaudación de impuestos se vertebra en un calendario o período de tiempo. En relación con el volumen de impuestos hay que diferenciar lo que aritméticamente se supone que hay que recaudar y otra cosa es lo que se recaudará en base al alargamiento inflacionario de la base imposible. En relación con el calendario, cuando es el momento del pago, la base imponible efectiva es muy superior a la calculada al inicio de la obligación tributaria. En otras palabras, entre la génesis de la obligación tributaria y el pago efectivo, la inflación ha aumentado la base imponible y el pago, pero los impuestos son realmente menos en términos de capacidad adquisitiva. Los contribuyentes entienden que es mejor alargar el pago de la deuda tributaria. Esto quiere decir que los ingresos tributarios del Estado en términos reales se pierden debido a la inflación.

Con respecto a los intereses de la deuda pública, y aproximándonos a la relación de Fisher, los intereses nominales aumentan para mantener más o menos constantes los intereses reales. Esto quiere decir que las cargas financieras de la deuda pública aumentan. Por lo tanto, por una parte disminuyen los ingresos tributarios, y por otra aumentan las cargas financieras, y son estas dos causas las que impulsan a nuevos y mayores déficits.

IV El ahorro y la inversión

El ahorro se forma durante un período y se acumula en un período mayor hasta que es retirado en forma de inversión. Durante ese período, en una hiperinflación...

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