La I+D y su impacto sobre la competitividad y el empleo. El papel de los estudios comparativos (benchmarking)

AutorLuc Soete y Dimitri Corpakis
CargoGrupo de Expertos IRCE

EDITORIAL

Al respaldar la iniciativa del Espacio Europeo de Investigación, el Consejo Europeo de Lisboa pidió a los estados miembros y a la Comisión que realizasen un estudio comparativo (benchmarking), como medio para evaluar el funcionamiento de las políticas nacionales de investigación. La Comisión propuso lanzar, en un plazo relativamente corto, un primer ejercicio de 'benchmarking', centrado en un número limitado de temas y basado en indicadores fácilmente disponibles. Durante este primer ejercicio, se perfeccionarían la metodología y los indicadores para utilizarlos en ejercicios posteriores, y posiblemente para cubrir más temas y más países en el futuro.

El ejercicio de 'benchmarking' sobre Investigación, Tecnología y Desarrollo (ITD) se llevaría a cabo en estrecha colaboración con los estados miembros, mediante la creación de un Grupo de Alto Nivel (GAN), integrado por representantes de cada estado miembro, nombrados por los ministros responsables de la investigación. Se crearon cinco grupos de expertos, cada uno de ellos encargado de los temas identificados por el Consejo: Recursos humanos en la I+D; Inversiones públicas y privadas en ITD; Productividad científica y tecnológica; Impacto de la ITD sobre la competitividad económica y el empleo; y Comprensión pública de la ciencia y la tecnología. Además, y a petición del Consejo de Investigación, los servicios de la Comisión presentaron una metodología para comparar las políticas de investigación, que incluía una lista de 20 indicadores cuantitativos: desde los indicadores de input en I+D tradicionales, como el número de investigadores por cada mil individuos de la población activa, hasta indicadores de output, como el número de publicaciones científicas per cápita y otras variables de rendimiento económico, como la productividad laboral, referidos, todos ellos, a los cinco temas correspondientes a los grupos de expertos. Como parte de un proceso complementario, se preparó también una nueva versión del cuadro indicador de la innovación, que consta de 17 indicadores cuantitativos, algunos idénticos, agrupados en cuatro áreas amplias: recursos humanos, creación de nuevo conocimiento, transmisión y aplicación del conocimiento, y financiación de la innovación, resultados y mercados. Ambas series de indicadores se utilizan en este informe.

El informe del Grupo de Expertos IRCE aborda el impacto de la ITD sobre la competitividad económica y el empleo (IRCE). La competitividad ha sido siempre un objetivo central de la política europea de I+D. Se considera que la competitividad de la industria europea está en relación directa con el desarrollo de la ITD y, hasta cierto punto, esto se destaca también en los Tratados Europeos. A pesar del reconocimiento político de esta relación, la cuota de la ITD en el PIB de la Comunidad ha venido disminuyendo sistemáticamente en la última década, mientras que aumentaba rápidamente en Estados Unidos y en algunas de las nuevas economías emergentes. Como se subraya en muchos informes políticos, la Unión Europea presenta ahora un importante desfase frente a sus principales competidores en cuanto a inversiones en ITD, especialmente en lo que respecta al sector privado. Al mismo tiempo, y pese a los muchos progresos realizados para completar el Mercado Interior, subsisten determinados problemas, especialmente en cuanto a innovación y su difusión, que perjudican a la competitividad probablemente tanto como el creciente desfase en las inversiones en ITD. Esto se reconoce fácilmente cuando se admite que el concepto de innovación no se limita a los avances tecnológicos, sino que abarca también aspectos organizativos.

El empleo, por su parte, ha sido una de las principales preocupaciones de la política de la UE a largo plazo, desde que se produjo el enorme aumento de las tasas de desempleo a finales de los años 70. La persistencia de estas altas tasas de desempleo refleja una variedad de problemas estructurales: la fragmentación y la regulación nacional de los mercados de productos y servicios; la respuesta (o falta de respuesta) a los retos de la innovación y la competitividad; y la estructura de los mercados laborales en la UE.

En otras palabras, hay muchos factores diferentes que explican el comportamiento de Europa, en cuanto a competitividad y empleo. Indudablemente, la ITD y la innovación juegan un papel clave, puesto que afectan a la capacidad a largo plazo de las empresas para permanecer en el mercado como elementos activos, mantener y renovar su oferta de productos y servicios y, en último término, crear las condiciones para un empleo sostenible. En economías abiertas como las europeas, toda política de empleo que tenga éxito ha de basarse fuertemente en la competitividad económica. Las economías competitivas atraen a los inversores y crean riqueza y empleo. Las economías que se comportan pobremente en cuanto a competitividad, probablemente no podrán mantener una estrategia de empleo creíble a largo plazo.

Las demandas y expectativas de las políticas de ITD para lograr la competitividad han aumentado, pues, enormemente. Crear una ventaja competitiva 'basada en el conocimiento' se ha convertido en un objetivo político central de la Unión Europea. Al mismo tiempo, la globalización y la aparición de nuevas tecnologías potentes, como las TIC, están aumentando aún más la apertura de las economías, que ya están muy abiertas desde la perspectiva comercial del mercado interno europeo. Esto se traduce en una intensificación de las presiones competitivas globales, que, a nivel de la empresa, generan nuevas presiones de transformación. En otras palabras, las empresas reaccionan a las presiones competitivas intensificando sus esfuerzos para introducir nuevos productos y procesos y nuevas formas de organización.

Comparar ('benchmarking') el impacto de la ITD sobre la competitividad y el empleo, en las políticas de los estados miembros, exige, por tanto, una profunda comprensión de una amplia gama de factores y procesos, que se refieren a estructura y funcionamiento, no sólo de la base de conocimientos de cada estado miembro, sino sobre todo al funcionamiento y eficiencia general de sus economías, incluyendo las distintas relaciones con y entre los diferentes sistemas nacionales de innovación de los estados miembros.

En general, se reconoce que la ciencia, la tecnología y la innovación son elementos importantes del bienestar económico. Por tanto, es de esperar que el apoyo público a la I+D influya sobre indicadores tales como la competitividad y el empleo. Por tanto, será muy deseable comparar el funcionamiento de estos elementos, y de las políticas de I+D que influyan sobre la competitividad y el empleo, como aportación para mejorar la definición de políticas.

El llamado 'benchmarking' (estudio comparativo) proporciona estándares frente a los cuales puede medirse o evaluarse el rendimiento. Permite efectuar comparaciones y determinar dónde se pueden conseguir mejoras. En la política sobre ciencia, tecnología e innovación, los estudios comparativos de las políticas nacionales de I+D deben contribuir a mejorar la definición de las políticas. El objetivo del IRCE es, pues, desarrollar marcos de comparación ('benchmarking') para el funcionamiento de los sistemas de innovación (que se reflejan en mejor competitividad y empleo) y para aquellas políticas que probablemente influirán sobre ese funcionamiento.

Sin embargo, el 'benchmarking' en este campo es complicado, debido a tres obstáculos principales. El primero es la complejidad de los 'sistemas de innovación', es decir, el número y diversidad de actores y actividades que conducen a la innovación en sistemas sociales determinados: esta complejidad hace increíblemente difícil comprender la naturaleza de las relaciones causales entre la I+D, por el lado del 'input' de tales sistemas, y la competitividad y el empleo por el lado del 'output'. Aunque es posible hacer correlaciones aproximadas entre indicadores sencillos de input y output a nivel macro, no existen modelos adecuados de las relaciones reales entre estos elementos.

En segundo lugar, aun cuando dispusiésemos de modelos adecuados, desentrañar el papel que desempeñan las iniciativas políticas seguiría siendo una meta inabordable, debido especialmente a que la escala y dirección de la I+D realizada por el sector privado (que es, con mucho, el mayor ejecutor de I+D) están condicionadas por muchos factores ajenos a la política pública.

En tercer lugar, todos los problemas de complejidad, causalidad y atribución actúan en contra de la formulación de políticas generales. Aun cuando los indicadores sencillos a nivel macro sugiriesen que existe una relación, por ejemplo, entre altos indicadores de input de I+D e indicadores de output de competitividad y empleo, y las evaluaciones a nivel micro de las políticas individuales sugiriesen que hay impactos económicos positivos (aunque no cuantificables), la complejidad multi-dimensional del 'sistema de innovación' en su conjunto añade un elemento de peculiaridad que impide sugerir que políticas similares tendrían el mismo efecto en otros contextos.

Pese a todas estas dificultades, sin embargo, el 'benchmarking' en este campo no es inútil. La bibliografía general sobre ciencia, tecnología e innovación proporciona muchas pruebas de las relaciones entre I+D, competitividad y empleo; y la teoría de la innovación ofrece muchas herramientas conceptuales que pueden utilizar los políticos para evaluar el funcionamiento de los sistemas de innovación y formular opciones políticas, siempre que los datos del 'benchmarking' se analicen e interpreten con el debido cuidado y atención. La evidencia acumulada por las evaluaciones de las iniciativas políticas también influye sobre el diseño y ejecución de políticas futuras.

Después de una amplia discusión conceptual y teórica, el Grupo de Expertos IRCE se centró en cuatro conceptos discutidos de varias formas en la bibliografía sobre teoría de la innovación, todos los cuales son de especial importancia para las actividades de 'benchmarking': capital social y humano; capacidad de investigación; rendimiento tecnológico y de innovación; y capacidad de absorción. Todos ellos describen los atributos necesarios de un sistema de innovación que funcione satisfactoriamente, es decir, que distinga entre la 'creación' y el 'uso' de la tecnología y el know-how, por una parte, y entre el lado de la 'oferta' de innovación, dominado por el sector público, y el lado de la 'demanda' dominado por el sector privado, por otra. Este modelo sencillo se representa en la figura 1, y a continuación se describen los indicadores utilizados por el Grupo de Expertos para definir el funcionamiento de un sistema de innovación.

Capital social y humano

El rendimiento de cualquier sistema económico o de innovación es, en cierta medida, función del nivel educativo general dentro del sistema. Una población con nivel educativo alto está mejor situada para obtener ventajas de los avances tecnológicos que otra con nivel educativo bajo. Los indicadores generales de 'capital social y humano' o 'capacidad social' son: porcentaje del PIB que se gasta en educación; porcentaje de la población activa con educación superior; y grado de participación en el aprendizaje durante toda la vida.

Capacidad de investigación

La fortaleza a largo plazo del sistema de investigación de un país es función del número y calidad de sus investigadores y de la cantidad y calidad de la investigación que realizan. Los indicadores clave son: proporción de científicos e ingenieros en la población activa; inversiones públicas en I+D; y número de publicaciones científicas producidas por millón de habitantes.

Figura 1. Modelo sencillo de un sistema de innovación y conceptos de rendimiento relacionados

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Rendimiento tecnológico y de innovación

Hay muchas medidas tradicionales de input y output para el rendimiento tecnológico y de innovación de un país, como por ejemplo la cantidad de I+D realizada por la industria (como porcentaje del PIB) y el número de patentes per cápita. El Grupo de Expertos añadió el gasto en innovación como porcentaje de las ventas, a fin de reflejar una medida del interés intrínseco de la industria.

Capacidad de absorción

La capacidad de un país para absorber y explotar tecnología es un reflejo importante del rendimiento general en innovación, que viene ilustrado por la difusión satisfactoria de las nuevas tecnologías a través de la economía. Los indicadores clave se pueden basar, pues, en la capacidad de las empresas para renovar su gama de productos; en las mejoras en la productividad laboral; y en el rendimiento comercial general.

El análisis de los datos nacionales disponibles para todos los indicadores mencionados revela grandes diferencias entre los estados miembros de la UE en los cuatro elementos relacionados con el rendimiento. Asimismo, el análisis puso de manifiesto fuertes relaciones positivas entre tres de los cuatro conceptos clave (capacidad de investigación, capital social y rendimiento tecnológico y de innovación), y relaciones débiles entre estos tres conceptos y el cuarto (capacidad de absorción).

Dejando a un lado, por el momento, la capacidad de absorción, los datos revelan que la UE puede dividirse grosso modo en tres grupos. Los miembros del primer grupo (Suecia, Finlandia, Dinamarca, Reino Unido y Países Bajos) son los que presentan una mayor correlación entre los conceptos de capacidad de investigación, capacidad social y rendimiento tecnológico y de innovación. En el extremo opuesto, los miembros del segundo grupo (Grecia, Portugal, España e Italia) son los que presentan menor correlación. Los miembros del tercer grupo (Irlanda, Francia, Bélgica, Austria y Alemania) ocupan una posición intermedia con correlaciones menos definidas entre las tres variables. Francia, por ejemplo, tiene una gran capacidad de investigación pero ocupa una posición baja en cuanto a capital social, e intermedia en cuanto a rendimiento tecnológico y de innovación.

La consecuencia política de este análisis es que los esfuerzos que se realicen para salvar las diferencias entre los países que ocupan las primeras y las últimas posiciones no se pueden centrar en ninguno de los tres parámetros solamente, sino que se han de abordar los tres simultáneamente.

La débil correlación entre la capacidad de absorción y los otros tres conceptos relacionados con el rendimiento es también motivo de preocupación, si se asume que los cuatro conceptos deberían estar estrechamente relacionados en un sistema de innovación eficiente. Los países que presentan una gran capacidad de absorción son los Países Bajos (miembro del primer grupo), Italia (del segundo grupo) e Irlanda y Francia (del tercer grupo). Los países con escasa capacidad de absorción se encuentran también en los tres grupos. La falta de una relación clara sugiere que en todos los países de la UE se necesita un esfuerzo concertado para mejorar la capacidad de absorción, en línea con las mejoras en otros elementos clave del rendimiento.

En la figura 2, la posición de cada país respecto al origen del diagrama (punto 0,0) representa una medida del rendimiento general, y la distancia respecto al origen representa el 'sesgo' de los sistemas nacionales de innovación hacia los correspondientes 'lados' del cuadrado. Por ejemplo, el sistema de innovación del Reino Unido está fuertemente sesgado hacia el capital social y humano y la capacidad de investigación, mientras que el sistema de Bélgica es el que está menos sesgado de todos, o incluso equilibrado, respecto a los cuatro elementos del cuadrado.

Limitándonos a las posiciones extremas en cada uno de los cuadrantes, se pueden destacar cuatro características:

Primero, el Reino Unido y Dinamarca (en especial, el Reino Unido) parecen caracterizarse por un sistema nacional de innovación fuertemente sesgado hacia la relación enseñanza superior-investigación básica. La debilidad intrínseca de sus sistemas nacionales de innovación se encuentra en las áreas de innovación tecnológica y capacidad de absorción.

Segundo, el sistema de innovación de Suecia se caracteriza por un fuerte sesgo hacia la relación investigación-rendimiento tecnológico. El sistema de Alemania se caracteriza también por este sesgo, aunque está más próximo al lado del rendimiento tecnológico del cuadrante.

Tercero, Irlanda e Italia tienen sistemas de innovación fuertemente sesgados hacia la capacidad de absorción y débiles en cuanto a investigación. Su posición es inversa a la de Suecia a este respecto. Portugal y España están también en el mismo cuadrante, pero están mucho más sesgados hacia el capital social y humano, es decir hacia el sistema de educación superior. Su posición es inversa a la de Alemania y, en menor medida, a la de Francia.

Finalmente, y esto es lo más notable, ningún país de la UE está situado en el cuadrante correspondiente al rendimiento tecnológico y de innovación, lo que sugiere una debilidad europea general en esta área. Cuando se añaden los datos sobre Japón, este país aparece en ese cuadrante: un sistema nacional de innovación fuertemente sesgado hacia la difusión de los resultados de sus avances tecnológicos e innovadores.

Figura 2. Sesgos en el rendimiento de los sistemas nacionales de innovación en la UE

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Las consecuencias derivadas de este análisis apoyan una visión del 'benchmarking' que no se centre en los indicadores de ITD individuales, concentrándose, por el contrario, en un enfoque que tenga plenamente en cuenta las relaciones sistémicas entre las diversas partes del sistema nacional de innovación de un país.

'Benchmarking' de las políticas de ciencia, tecnología e innovación

Dado que el 'benchmarking' pretende mejorar la elaboración de políticas, es importante ir más allá de la comparación de los rendimientos de los sistemas de innovación y dirigir una mirada crítica a las políticas que están diseñadas, a largo plazo, para mejorar el rendimiento general. En teoría, el 'benchmarking' del funcionamiento político y sus consecuencias exige:

Una comprensión adecuada de los diferentes tipos de políticas y de los instrumentos políticos en uso, y de los contextos en los que son aplicables.

Indicadores de rendimiento relativo, que se puedan utilizar para comparar la eficacia de los instrumentos individuales con otros de tipo similar.

Una comprensión de los modos en que se combinan los instrumentos individuales para dar un conjunto de medidas políticas, dentro de los sistemas nacionales de innovación.

Estimaciones del impacto agregado de todos los instrumentos en uso, en los diferentes sistemas de innovación.

En la práctica, y por las razones ya citadas, carecemos de la capacidad para hacer estimaciones adecuadas del impacto agregado. Es posible realizar correlaciones brutas a nivel macro entre indicadores, como el gasto del gobierno en I+D, o cualquiera de los indicadores del rendimiento de los sistemas de innovación que hemos discutido antes, pero estos cálculos dicen poco sobre las relaciones causales entre política e impacto. En especial, dicen muy poco sobre la eficacia de un determinado conjunto de medidas políticas o de los instrumentos individuales, o sobre las medidas políticas concretas que se deberían poner en práctica para mejorar el sistema general. Por tanto, la atención de los políticos y de los analistas se ha centrado más en las evaluaciones de instrumentos individuales y, recientemente, en mejorar nuestra comprensión sobre cómo se pueden combinar eficazmente. También la teoría de los sistemas de innovación tiene muchas implicaciones para la práctica política.

Desde una perspectiva sistémica, las políticas de innovación pueden dividirse entre las que refuerzan la creación o el uso del conocimiento y las que tratan de salvar la brecha entre creación y uso, es decir, políticas que se centran en la creación de lazos de unión entre los creadores de conocimiento y los usuarios y en la difusión del conocimiento. Además, para que un sistema funcione bien, es obvio que las políticas deben rectificar los puntos débiles cuando amenazan el rendimiento del sistema general (lo que equivale a abordar el eslabón más débil de una cadena), y basarse en los puntos fuertes para conseguir una mejora continua. También es claro que se necesita un amplio espectro de instrumentos políticos para abordar las muchas tareas que supone el mantenimiento y mejora de un sistema complejo de creación y uso del conocimiento, y que el desarrollo de conjuntos adecuados de medidas políticas en distintos escenarios exigirá perspectivas políticas sistémicas muy avanzadas.

La consideración de los modelos sencillos de sistemas de innovación sugiere la conveniencia de considerar los siguientes pasos, durante el proceso de formulación de las políticas:

Desarrollar una perspectiva de los sistemas, para comprender cómo las políticas se relacionan entre sí y con las necesidades del sistema de innovación.

Basar las medidas políticas en un análisis que contenga tanta 'inteligencia estratégica' como sea posible, haciendo todos los esfuerzos posibles para identificar los puntos débiles del sistema de innovación, para abordarlos en primer lugar.

Intentar construir un conjunto de medidas políticas que aborde el mayor número posible de estos puntos débiles, en lugar de basarse estrictamente en un único instrumento político.

Incluir medidas que refuercen la base de conocimientos, pero no a expensas de las medidas de acompañamiento que promuevan la difusión y la explotación de dicha base de conocimientos.

Incluir medidas destinadas a mejorar la circulación de conocimientos e información.

Experimentar y evaluar esta 'inteligencia estratégica' y reintroducirla en la formulación de las políticas.

Recomendaciones de carácter político

En el campo de la política europea de I+D, resulta problemático basar las nuevas estrategias políticas exclusivamente en el 'benchmarking', ya que la creación del Espacio Europeo de Investigación es un proyecto históricamente excepcional. La colaboración estrecha y la integración de la creación, uso y difusión de conocimiento en los estados, cada uno de los cuales posee sus propios ordenamientos institucionales, plantea retos nunca encontrados hasta ahora. Las recomendaciones que siguen no deben considerarse, pues, como simples resultados de la comparación de las políticas nacionales existentes. Especialmente cuando se trata de iniciativas que afectan a toda la Comunidad, no hay mejores prácticas ni 'benchmarks' únicos a seguir: Estados Unidos y Japón pueden ser similares en cuanto a tamaño, pero no son comparables en cuanto a características institucionales. En lo que sigue, examinamos una estrategia de ITD a tres niveles, y consideramos los tres niveles como estrictamente complementarios.

El primer nivel se refiere al establecimiento de una base científica más sólida en Europa, diseñada para garantizar que Europa sea un actor de importancia mundial en este campo. Ello implica una cierta coordinación, especialmente de la política científica nacional y los sistemas nacionales de enseñanza superior, así como un movimiento hacia un mercado laboral europeo más abierto para los investigadores.

El segundo nivel se refiere a los mercados laborales nacionales y a los sistemas de enseñanza y formación en general. El movimiento para mejorar la innovación y la competencia en Europa se verá favorecido por una renovación gradual y una cierta convergencia de las prácticas del mercado laboral y la educación. La experiencia vital de los individuos es lo que determina cómo aprenden, se comunican e interactúan en la sociedad del conocimiento. El método más adecuado para conseguir esto, en el momento actual de desarrollo de la colaboración europea, puede ser el Método Abierto de Coordinación, introducido en la Cumbre de Lisboa (Rodrigues, 2000).

El tercer nivel es el regional. Como hemos visto, hay varios ejemplos de iniciativas políticas coronadas por el éxito, a este nivel. También es preciso contrarrestar la tendencia inherente en la sociedad del conocimiento a reforzar la desigualdad regional. A la luz de los esfuerzos necesarios para crear el Espacio Europeo de Investigación, con su énfasis en las redes de excelencia paneuropeas, este nivel político exigirá una atención especial. También es en este nivel en el que se necesitan políticas que apoyen la capacidad de absorción de las pequeñas y medianas empresas, a fin de reforzar y enraizar la ITD y los esfuerzos de innovación locales.

En cada uno de estos tres niveles, la política de ITD tiene la responsabilidad de promover la 'ciencia' como elemento de una cultura común, y la obligación socioeconómica de promover el bienestar favoreciendo la innovación y la competencia. Cuando se reconoce que nos estamos moviendo hacia una sociedad y una economía basadas en el conocimiento, es necesario establecer nuevas y fuertes instituciones, públicas y privadas, que presten la atención necesaria a este factor. No está claro que la coordinación política en este nuevo tipo de sociedad deba confiarse a los ministerios de finanzas y a los bancos nacionales (o europeos). El ejemplo finlandés de un Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, presidido por el Primer Ministro, apunta hacia la dirección correcta.

Hay varios factores que deben recibir más atención en las políticas de I+DT, donde las prácticas existentes son escasas, pero donde están apareciendo buenas prácticas en los países miembros. Un aspecto se refiere a desplazar el énfasis desde la industria manufacturera a los servicios públicos y privados. Otro a comprender y describir cómo tiene lugar la producción, difusión y uso del conocimiento, en los diferentes sectores. Un tercero a reconsiderar la tradicional división entre lo que es de responsabilidad pública y lo que es de responsabilidad privada, por ejemplo en la enseñanza superior. Un cuarto es la necesidad de evaluar y definir las buenas prácticas y favorecer la difusión de los cambios organizativos, en cuanto a gestión y organización del trabajo, tanto en el sector público como en el privado.

Cuando se trata de utilizar el 'benchmarking' como base para fundamentar la política, proponemos que se complemente con la experiencia del sector político concreto y con consideraciones sobre el contexto sistémico de dicho sector. Es preciso evaluar las buenas prácticas, respecto a en qué medida son 'genéricas', 'transferibles' o 'duraderas'. Las prácticas genéricas, sólidas y transferibles, son a menudo las procedimentales e institucionales, más que las asociadas a formas muy concretas de intervención gubernamental. Desde esta perspectiva, el Grupo IRCE respalda fuertemente el concepto de 'benchmarking inteligente', cuyo prerrequisito es que los gobiernos hayan establecido:

Instituciones/mecanismos que contribuyan a distinguir lo que son tendencias genéricas y sólidas, más que modas o caprichos políticos.

Instituciones/mecanismos que ayuden a definir la especialización y el encuadramiento institucional de los sistemas nacionales de innovación, así como sus puntos fuertes y débiles, desde un punto de vista comparativo.

Conclusiones

Más que ofrecer una lista detallada de 'mejores prácticas políticas', en lo que se refiere al impacto de la ITD sobre la competitividad y el empleo, el Grupo de Expertos IRCE optó por formular una serie de mensajes clave sobre las relaciones entre Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI), por una parte, y desarrollo económico, por otra. En pocas palabras, estos argumentos son los siguientes:

Se necesita un enfoque sistémico para comprender las relaciones entre CTI y desarrollo socioeconómico: no existe una relación sencilla y de una sola dirección entre un sector 'que produce conocimiento' y un sector 'que absorbe conocimiento'.

Además de los nodos de los sistemas de innovación, los flujos son de gran importancia, ya que la difusión del conocimiento y los procesos derivados, combinados con una excelente capacidad de absorción y de aprendizaje de los agentes del sistema, son clave para la creación de sistemas de innovación que funcionen.

De acuerdo con lo anterior, es sumamente importante identificar los eslabones más débiles del sistema, porque pueden dificultar el funcionamiento de éste en su conjunto. También se debe esclarecer el papel de los intermediarios, como puentes que facilitan la relación entre los elementos del sistema.

Los enfoques de tipos evolucionista significan que las situaciones son siempre específicas en cada contexto y dependen del proceso seguido, y que los cambios son sobre todo de naturaleza acumulativa, aunque una innovación radical ocurra en un momento determinado.

El capital social y humano es el lubricante necesario para que funcione el sistema.

El trabajo del IRCE pretende ser, ante todo, un modesto intento para que se reconozca plenamente la complejidad de la política de ITD, en un mundo cada vez más complejo, abierto e incierto. Pone de relieve los muchos compromisos y dilemas con que se enfrenta la política de ITD, a nivel europeo y nacional, en relación con la competitividad y el empleo, a fin de proporcionar a quienes toman las decisiones una base realista en la que fundamentar sus decisiones.

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Referencia

Rodrigues, M.J. (ed.) The New Knowledge Economy in Europe. A Strategy for International Competitiveness and Social Cohesion. Edward Elgar, Cheltenham, Reino Unido, Northampton, MA, EE.UU., 2002.

Contactos

Profesor Dr. Luc Soete (Presidente del Grupo de Expertos IRCE), MERIT, Universidad de Maastricht,

Tel.: +31 43 388 38 91, fax: +31 43 388 49 05, correo electrónico: luc.soete@algec.unimaas.nl

Dr. Dimitri Corpakis (Secretario de Coordinación del Grupo IRCE), Jefe del Sector de Aspectos Regionales, DG Investigación, Comisión Europea,

Tel.: +32 2 296 84 45, fax: +32 2 295 77 29, correo electrónico: dimitri.corpakis@cec.eu.int

Dimitris Kyriakou, IPTS

Tel.: +34 95 448 82 98, fax: +34 95 448 83 39, correo electrónico: dimitris.kyriakou@jrc.es

Sobre los autores

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Luc Soete es director de MERIT y catedrático de Economía Internacional en la Facultad de Economía y Administración de Empresas de la Universidad de Maastricht, Países Bajos. Anteriormente trabajó en el Departamento de Economía de la Universidad de Amberes (UFSIA), en el Instituto de Estudios sobre el Desarrollo y en la Unidad de Investigación sobre Política Científica, ambos de la Universidad de Sussex, y en el Departamento de Economía de la Stanford University. Su campo de investigación cubre una amplia gama de estudios teóricos y empíricos sobre el impacto del cambio tecnológico, en particular de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, sobre el empleo, el crecimiento económico, y el comercio y las inversiones internacionales, así como los aspectos políticos relacionados. Respecto a esto último, ha sido uno de los principales defensores del fenómeno de la 'nueva economía'. Es también director del International Institute of Infonomics.

El Dr. Dimitri Corpakis posee títulos en Ingeniería y Planificación de la Universidad Técnica Nacional de Atenas, de la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales (EHESS) y de la Universidad de París-I-Panthéon-Sorbonne, donde obtuvo el grado de doctor en 1978. Después de casi una década en el Ministerio de Educación Nacional de Grecia, como experto en Asuntos Europeos, pasó a trabajar a la Comisión Europea en 1990, en el área de Educación y Formación. Después ha desempeñado diversos puestos en los servicios de la Comisión, empezando en la Unidad de Evaluación y Estrategia de ESPRIT, y después en la Unidad de Política del Programa Marco de I+D de la Comunidad. Actualmente es jefe del Sector de Aspectos Regionales en la Dirección General de Investigación de la Comisión Europea.

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Este Editorial se basa en el trabajo del Grupo de Expertos STRATA-ETAN de IRCE, creado por la DG Investigación de la Comisión Europea para dirigir el ejercicio de 'benchmarking' de las políticas nacionales de ITD, con respecto a su impacto sobre la competitividad y el empleo. Los autores agradecen a todos sus importantes contribuciones y su constante trabajo.

El informe IRCE completo, así como los informes de los cuatro grupos de expertos, correspondientes al mismo ejercicio, están disponibles en línea en el sitio web de CORDIS

(http://www.cordis.lu/rtd2002/era-developments/benchmarking.htm#frhlg).

El Grupo de Expertos STRATA-ETAN

Presidente

Prof. Dr. Luc SOETE, Catedrático de Economía Internacional de la Facultad de Economía y Administración de Empresas, Universidad de Maastricht. Director, Instituto MERIT (Maastricht Economic Research Institute on Technology and Innovation), Universidad de Maastricht, Maastricht, Países Bajos. (luc.soete@algec.unimaas.nl)

Relator

Mr Dermot P. O¿DOHERTY, Consejero senior, Política Tecnológica e Innovación, División de Ciencia, Tecnología e Innovación, Forfás and InterTradeIreland, Dublín, Irlanda. (dermot.odoherty@intertradeireland.com)

Miembros

Dr Erik ARNOLD, Director Gerente, Technopolis Ltd, Innovation Policy Research Associates, Brighton, Reino Unido (erik.arnold@technopolis-group.com) (véase http://www.technopolis-group.com)

Dr Ahmed BOUNFOUR, Director Científico, RCS Conseil Research on Competitive Strategies, París, Francia (bounfour-rcs@wanadoo.fr)

Prof. Jan FAGERBERG, Centro de Technología, Innovación y Cultura, Universidad de Oslo, Director, F&F Rådgivning OG Analyse a/s, Oslo, Noruega (jan.fagerberg@tik.uio.no)

Mr Ugo FARINELLI, antes en ENEA, Roma, Italia (umcolomb@tin.it)

Mr Ken GUY, Director Fundador y Propietario, Wise Guys Ltd, Shoreham-by-Sea, Reino Unido (ken.guy@wiseguys.ltd.uk) (véase http://www.wiseguys.ltd.uk)

Dr Dimitris KYRIAKOU, Editor de The IPTS Report, Instituto de Prospectiva Tecnológica, Centro Común de Investigación de la Comisión Europea (JRC-IPTS), Sevilla, España (dimitris.kyriakou@jrc.es)

Prof. Dr Bengt-Åke LUNDVALL, Catedrático de Economía, Universidad de Aalborg, Departamento de Estudios Empresariales, Aalborg, Dinamarca, (bal@business.auc.dk) (véase http://www.business.auc.dk/ike/members/bal.html)

Prof. Ian MILES, Catedrático de Innovación Tecnológica y Cambio Social, Director de PREST (Policy Research in Engineering, Science and Technology), Universidad de Manchester, Director de ESRC Centre for Research on Innovation and Competition, Manchester, Reino Unido (Ian.miles@man.ac.uk o mbzidm@mail1.mcc.ac.uk (véase http://les1.man.ac.uk/cric/Ian_Miles)

Dr. Pascal PETIT, Director de Investigación CEPREMAP / CNRS, París, Francia (pascal.petit@cepremap.cnrs.fr)

Prof. Michèle SANGLIER, Director, Unidad de Modelización de la Complejidad en Ciencias Sociales, ULB e Instituts Solvay, Bruselas, Bélgica (msanglie@ulb.ac.be)

Prof. Dr Gerd SCHIENSTOCK, Centro de Investigaciones Laborales, Universidad de Tampere, Tampere, Finlandia, (Gerd.Schienstock@uta.fi)

Experto ayudante del Presidente

Dr Claire Nauwelaers, Senior Research Fellow, MERIT, (Maastricht Economic Research Institute on Technology and Innovation), Universidad de Maastricht, Maastricht, Países Bajos (c.nauwelaers@merit.unimaas.nl)

Miembros nombrados por el Grupo de Alto Nivel

Dr Christoph von ARB, Director de Relaciones Internacionales, Gruppe für Wissenschaft und Forschung, Berna, Suiza, (Christoph.vonarb@gwf.admin.ch) (observador)

Mr Engelbert BEYER, BMBF, Bonn, Alemania (Engelbert.Beyer@BMBF.BUND.de)

Mr Pedro CONCEIÇÃO, IST Instituto Superior Técnico, Lisboa, Portugal (pedroc@dem.ist.utl.pt; pedroc@uts.cc.utexas.edu; pedro.conceicao@undp.org)

Dr Rhona DEMPSEY, División de Ciencia, Tecnología e Innovación - Forfás, Dublín, Irlanda, (rhona.dempsey@forfas.ie)

Mr Lennart ELG, VINNOVA, Estocolmo, Suecia (lennart.elg@vinnova.se)

Mr Michael FITZGIBBON, Director, Departamento de Evaluación e Indicadores, División de Ciencia, Tecnología e Innovación - Forfás, Dublín, Irlanda (michael.fitzgibbon@forfas.ie) (Miembro del Grupo de Alto Nivel)

Prof. Dr Henning KLODT, Institut für Weltwirtschaft, Kiel, Alemania (h.klodt@ifw.uni-kiel.de)

Dr Javier MARTINEZ-VASSALLO, Consejero Técnico, Dirección General de Investigación, Ministerio de Ciencia y Tecnología, Madrid, España (javierm.vassallo@mcyt.es)

Ms Filomena OLIVEIRA, OCT - Observatorio das Ciencias e das Tecnologias, Lisboa, Portugal (foliveira@oct.mct.pt)

Personal de la Comisión Europea

Responsables

Dr Dimitri CORPAKIS, Jefe del Sector de Aspectos Regionales, DG Investigación, Dirección A, Espacio Europeo de Investigación ¿ Coordinación de las Actividades Comunitarias ¿ Enlace con otras políticas, Bruselas, Bélgica (dimitri.corpakis@cec.eu.int)

Mr Liam O¿SULLIVAN, (antes en la DG Investigación), DG Oficina de Cooperación de la Ayuda Europea, Dirección C, Cooperación Económica con África, Caribe y Pacífico, Bruselas, Bélgica (liam.o¿sullivan@cec.eu.int)

Prof. Dr. Luc SOETE, Catedrático de Economía Internacional de la Facultad de Economía y Administración de Empresas, Universidad de Maastricht. Director, Instituto MERIT (Maastricht Economic Research Institute on Technology and Innovation), Universidad de Maastricht, Maastricht, Países Bajos. (luc.soete@algec.unimaas.nl)

Relator

Mr Dermot P. O¿DOHERTY, Consejero senior, Política Tecnológica e Innovación, División de Ciencia, Tecnología e Innovación, Forfás and InterTradeIreland, Dublín, Irlanda. (dermot.odoherty@intertradeireland.com)

Miembros

Dr Erik ARNOLD, Director Gerente, Technopolis Ltd, Innovation Policy Research Associates, Brighton, Reino Unido (erik.arnold@technopolis-group.com) (véase http://www.technopolis-group.com)

Dr Ahmed BOUNFOUR, Director Científico, RCS Conseil Research on Competitive Strategies, París, Francia (bounfour-rcs@wanadoo.fr)

Prof. Jan FAGERBERG, Centro de Technología, Innovación y Cultura, Universidad de Oslo, Director, F&F Rådgivning OG Analyse a/s, Oslo, Noruega (jan.fagerberg@tik.uio.no)

Mr Ugo FARINELLI, antes en ENEA, Roma, Italia (umcolomb@tin.it)

Mr Ken GUY, Director Fundador y Propietario, Wise Guys Ltd, Shoreham-by-Sea, Reino Unido (ken.guy@wiseguys.ltd.uk) (véase http://www.wiseguys.ltd.uk)

Dr Dimitris KYRIAKOU, Editor de The IPTS Report, Instituto de Prospectiva Tecnológica, Centro Común de Investigación de la Comisión Europea (JRC-IPTS), Sevilla, España (dimitris.kyriakou@jrc.es)

Prof. Dr Bengt-Åke LUNDVALL, Catedrático de Economía, Universidad de Aalborg, Departamento de Estudios Empresariales, Aalborg, Dinamarca, (bal@business.auc.dk) (véase http://www.business.auc.dk/ike/members/bal.html)

Prof. Ian MILES, Catedrático de Innovación Tecnológica y Cambio Social, Director de PREST (Policy Research in Engineering, Science and Technology), Universidad de Manchester, Director de ESRC Centre for Research on Innovation and Competition, Manchester, Reino Unido (Ian.miles@man.ac.uk o mbzidm@mail1.mcc.ac.uk (véase http://les1.man.ac.uk/cric/Ian_Miles)

Dr. Pascal PETIT, Director de Investigación CEPREMAP / CNRS, París, Francia (pascal.petit@cepremap.cnrs.fr)

Prof. Michèle SANGLIER, Director, Unidad de Modelización de la Complejidad en Ciencias Sociales, ULB e Instituts Solvay, Bruselas, Bélgica (msanglie@ulb.ac.be)

Prof. Dr Gerd SCHIENSTOCK, Centro de Investigaciones Laborales, Universidad de Tampere, Tampere, Finlandia, (Gerd.Schienstock@uta.fi)

Experto ayudante del Presidente

Dr Claire Nauwelaers, Senior Research Fellow, MERIT, (Maastricht Economic Research Institute on Technology and Innovation), Universidad de Maastricht, Maastricht, Países Bajos (c.nauwelaers@merit.unimaas.nl)

Miembros nombrados por el Grupo de Alto Nivel

Dr Christoph von ARB, Director de Relaciones Internacionales, Gruppe für Wissenschaft und Forschung, Berna, Suiza, (Christoph.vonarb@gwf.admin.ch) (observador)

Mr Engelbert BEYER, BMBF, Bonn, Alemania (Engelbert.Beyer@BMBF.BUND.de)

Mr Pedro CONCEIÇÃO, IST Instituto Superior Técnico, Lisboa, Portugal (pedroc@dem.ist.utl.pt; pedroc@uts.cc.utexas.edu; pedro.conceicao@undp.org)

Dr Rhona DEMPSEY, División de Ciencia, Tecnología e Innovación - Forfás, Dublín, Irlanda, (rhona.dempsey@forfas.ie)

Mr Lennart ELG, VINNOVA, Estocolmo, Suecia (lennart.elg@vinnova.se)

Mr Michael FITZGIBBON, Director, Departamento de Evaluación e Indicadores, División de Ciencia, Tecnología e Innovación - Forfás, Dublín, Irlanda (michael.fitzgibbon@forfas.ie) (Miembro del Grupo de Alto Nivel)

Prof. Dr Henning KLODT, Institut für Weltwirtschaft, Kiel, Alemania (h.klodt@ifw.uni-kiel.de)

Dr Javier MARTINEZ-VASSALLO, Consejero Técnico, Dirección General de Investigación, Ministerio de Ciencia y Tecnología, Madrid, España (javierm.vassallo@mcyt.es)

Ms Filomena OLIVEIRA, OCT - Observatorio das Ciencias e das Tecnologias, Lisboa, Portugal (foliveira@oct.mct.pt)

Personal de la Comisión Europea

Responsables

Dr Dimitri CORPAKIS, Jefe del Sector de Aspectos Regionales, DG Investigación, Dirección A, Espacio Europeo de Investigación ¿ Coordinación de las Actividades Comunitarias ¿ Enlace con otras políticas, Bruselas, Bélgica (dimitri.corpakis@cec.eu.int)

Mr Liam O¿SULLIVAN, (antes en la DG Investigación), DG Oficina de Cooperación de la Ayuda Europea, Dirección C, Cooperación Económica con África, Caribe y Pacífico, Bruselas, Bélgica (liam.o¿sullivan@cec.eu.int)

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