Comercio electrónico: nuevos problemas y tensiones sobre el sistema fiscal.

AutorFeliciano Casanova Guasch
CargoAbogado.

Madrid, 8 de octubre de 2001

SUMARIO:

  1. INTRODUCCIÓN.

  2. BREVES APUNTES SOBRE LA NUEVA ECONOMÍA.

  3. EL COMERCIO ELECTRÓNICO: CONCEPTO Y NUEVOS CAMBIOS EN LAS ESTRUCTURAS TRADICIONALES DE LAS EMPRESAS.

  4. NUEVOS CAMBIOS EN EL ORDEN JURÍDICO.

  5. COMERCIO ELECTRÓNICO Y FISCALIDAD: ACERCAMIENTO A LA CUESTIÓN.

  6. BASES Y PRINCIPIOS PARA LA ACEPTACIÓN Y MODIFICACIÓN DEL SISTEMA FISCAL AL NUEVO CONTEXTO TECNOLÓGICO.

    1. Estados Unidos de América.

      1.1. Ampliación de la moratoria establecida por la ITFA y mandato para la simplificación del sistema de impuestos indirectos en los EE.UU.

    2. Unión Europea.

    3. España.

    4. OCDE y OMC.

      4.1. OCDE.

      4.2. OMC.

    5. La propuesta del "bit-tax".

    6. Cooperación internacional.

  7. LA IMPOSICIÓN DIRECTA: PROBLEMAS RESPECTO A LA RESIDENCIA, EL ESTABLECIMIENTO PERMANENTE, NUEVAS CATEGORÍAS DE BIENES Y SERVICIOS Y LOS PRECIOS DE TRANSFERENCIA.

    1. La residencia fiscal.

      1.1. Sistemas para establecer la identificación de la residencia.

    2. Establecimiento permanente.

    3. Nuevas categorías de bienes y servicios.

    4. Los precios de transferencia.

  8. LA IMPOSICIÓN INDIRECTA: CONTINUACIÓN A LA PROBLEMÁTICA YA ANUNCIADA EN LA IMPOSICIÓN DIRECTA.

    1. La cuestión sobre la opción del lugar de imposición.

    2. Problemas en la calificación del hecho imponible y en el control de las transacciones electrónicas.

    3. Propuestas comunitarias para la modificación de la Sexta Directiva.

    4. Tributos sobre el acceso a Internet.

  9. CONCLUSIONES.

    Abreviaturas:

    ACEC: Advisory Commission on Electronic Commerce.

    AECE: Asociación Española de Comercio Electrónico.

    DGT: Dirección General de Tributos.

    CE: Constitución Española.

    DNS: Domain Name System.

    DOCE: Diario Oficial de las Comunidades Europeas.

    EE.UU.: Estados Unidos de América.

    ICANN: Internet Corporation for Assigned Names and Numbers.

    IP: Internet Protocol.

    IRPF: Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas.

    IP: Internet Protocol.

    IS: Impuesto sobre Sociedades.

    ITFA: Internet Tax Freedom Act.

    ITPAJD: Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados.

    IVA: Impuesto sobre el Valor Añadido.

    LGT: Ley General Tributaria.

    LGTT: Ley General de las Telecomunicaciones.

    NGA: National Governors' Association

    OCDE: Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.

    OLAF: Oficina Europea de Lucha contra el Fraude.

    OMC: organización Mundial del Comercio.

    PIB: Producto Interior Bruto.

    STC: Sentencia del Tribunal Constitucional.

    STS: Sentencia del Tribunal Supremo.

    STSJ: Sentencia del Tribunal Superior de Justicia.

    TAG: Technical Advisory Group.

    TIC: Tecnologías de la Información y Comunicación.

    TJCE: Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas.

    TLD: Top Level Domain.

    UE: Unión Europea.

  10. INTRODUCCIÓN.

    En los inicios de un nuevo milenio, una revolución tecnológica cuya gestación comenzó en el último cuarto del recientemente finado siglo XX y que tiene su fundamento en las tecnologías de la información, está haciendo cambiar de manera inexorable la sociedad de todo el planeta. Estos cambios tecnológicos están afectando a todos los órdenes sociales, ya sea a las nuevas y vastas posibilidades que tiene el ser humano en comunicarse y conseguir satisfacer una de las mayores necesidades innatas que siempre ha deseado el hombre, el diálogo como expresión de la capacidad intelectiva de la raza humana, pero, asimismo, las nuevas tecnologías de la información y comunicación (en adelante, TIC) posibilitan que las personas puedan desarrollar su capacidad creativa, su imaginación, que los pueblos, culturas y razas se acerquen y conozcan mejor; o se creen nuevos mercados de bienes y servicios. En definitiva, el nuevo contexto descrito trae como consecuencia un cambio en nuestras vidas en sentido positivo, de mejora de la calidad de vida gracias a la constante innovación tecnológica (coches más seguros y menos contaminantes, avances en la prevención y curación de enfermedades, etc.), pero también, como consustancial al bien, tiene que aparecer la cara amarga de todo este proceso que podemos identificarla con violaciones a la intimidad de las personas debido a un mal uso o uso ilegal de la informática respecto de los datos más arcanos de nuestras vidas, violaciones también respecto a la propiedad intelectual e industrial, agudización de la crisis en la identidad del individuo que le lleva, sentado desde su casa a través del ordenador, a entrar en grupos racistas y xenófobos, en lo que podíamos definir como una nueva dimensión del delito, y, de manera más preocupante, un mayor acrecentamiento en la división entre ricos y pobres (lo que se conoce con el nombre de "división digital"), con la aparición de nuevos grupos que se rebelan contra todo el proceso de globalización y cuyas consecuencias trágicas venimos siendo testigos en los tristes sucesos que se sacuden al mundo.

    Como bien expone el profesor Castells1, cuando la comunicación se rompe, cuando deja de existir, ni siquiera en forma de comunicación conflictiva (como sería el caso en las luchas sociales o la oposición política), los grupos sociales y los individuos se alinean unos de otros y ven al otro como un extraño, y al final como una amenaza. En este proceso, la fragmentación social se extiende, ya que las identidades se vuelven más específicas y aumenta la dificultad de compartirlas. La sociedad informacional, en su manifestación global, es también el mundo de Aum Shinrikyo, de la American Militia, de las ambiciones teocráticas islámicas/cristianas y del genocidio recíproco de hutus/tutsis.

    Esta sumarísima reflexión sociológica nos da la excusa para hacer también una breve reflexión acerca de los cambios que están aconteciendo en lo que ha venido ha denominarse nueva economía, término con el que se pretende explicar los efectos que las TIC están teniendo sobre el marco económico mundial. Sin duda, la facilidad de interconexión de personas, empresas y la propia Administración hace que sea una realidad la posibilidad de llevar a cabo transacciones y negocios de todo tipo, todos los días del año, las veinticuatro horas del día, de tal manera que un término tan poco académico pero, sin duda, novedoso y, por qué no, caprichoso, ha ido incubándose en la jerga económica para acuñar estos hechos. Nos referimos al "efecto Martini" que, como bien recordarán los lectores, se trata de una conocida marca de bebidas cuyo spot inducía a su consumición "donde estés y a la hora que estés", y cuyo eslogan ahora puede utilizarse para explicar el nuevo modelo económico basado en el conocimiento. No hay duda de que en este nuevo modelo económico, el cerebro, en lugar de la fuerza física, creará cada vez mayor valor agregado económico. Don Tapscott2 nos da una perfecta visión de la importancia que ha adquirido este nuevo activo (el conocimiento), en la nueva economía. Si en la era agrícola, lo que importaba era el arado y la mula, o en la época industrial, los elementos más importantes eran el acero, los motores, el combustible y los caminos, en la era de la inteligencia en red, el silicio, los microprocesadores y los caminos de fibra de vidrio, tan delgados como un cabello humano, posibilitan que los seres humanos se desplacen por el pasillo y a través del planeta para aplicar su know-how a cualquier aspecto de la vida productiva y económica. Esta es una era de interconexión en red no sólo de la tecnología sino de los seres humanos, las organizaciones y las sociedades.

    Pues bien, dentro de ese nuevo marco económico que presentan las TIC, también se impone una nueva forma de comerciar que, como podemos imaginarnos, tiene su estructura y funcionamiento en esas nuevas tecnologías y que ha venido a bautizarse, con mayor o menor acierto, como comercio electrónico. La historia económica, paralelamente a la historia de la humanidad, ha estado en constante desarrollo, progreso y evolución, por lo que no debe sorprender que ahora los agentes económicos lleven a cabo transacciones utilizando nuevos canales de comunicación y aparezcan nuevos intermediaros, se produzca una transformación de los productos para dar como resultado una nueva concepción de los mismos tanto en su formato como en su suministro, y se realice el pago de los bienes y servicios producidos empleando nuevos instrumentos de valor como el dinero electrónico (ecash). En definitiva, no estamos ante otra cosa que la plasmación en el terreno comercial de lo que ocurre a nuestro alrededor.

    Como cualquier cambio, ello trae consigo que las estructuras creadas se tambaleen, bien porque necesiten de una adaptación a los nuevos tiempos, bien porque el cambio puede llegar a ser tan radical que suponga su extinción. A este nivel queríamos llegar, pues la irrupción del comercio electrónico implica no solo cambios en el terreno de la gestión empresarial, en nuevas técnicas de venta de bienes y servicios, en una nueva dimensión de la promoción y publicidad comercial, sino que también afecta, entre otras cosas y espacios, al ámbito del derecho tributario. Muchas y variadas son las cuestiones que merecen la pena ser estudiadas respecto a la fiscalidad del comercio electrónico. Nos encontramos, pues, ante cuestiones que no son, necesariamente, nuevas, pero que la aparición del comercio electrónico ha acentuado, si cabe, aún más. Tanto la imposición directa como la indirecta se ven afectadas por el comercio electrónico, de manera que tanto los contribuyentes como la Administración se encuentran con dificultades en la aplicación de la normativa existente, debido a esa facilidad de intercomunicación y constante cambio que ofrecen las TIC.

    Nada va a ser igual en la fiscalidad de este nuevo siglo respecto a la edificada en el último tercio de siglo anterior. Si los Estados basaron sus sistemas tributarios en un entorno físico y territorial claramente definido, las fronteras fiscales han quedado superadas y los Estados contemplan con cierto temor como parte de los ingresos públicos pueden fácilmente viajar a través de las redes de telecomunicaciones para situarse, de manera caprichosa, en...

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