La clientela romana y el clientelismo político

AutorJuan Carlos Tello Lázaro
Páginas335-368
LA CLIENTELA ROMANA
Y EL CLIENTELISMO POLÍTICO*
Juan Carlos TELLO LÁZARO
Universidad Pablo de Olavide, de Sevilla
SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN Y PREMISA.—II. HACIA UN CONCEPTO DE
CLIENTELA.—1. Status quaestionis.—A) Extensión.—B) Denominación.—a) ¿Un
mismo nombre para distintas realid ades?—b) ¿Un mismo nombre para idéntica rea-
lidad?—2. Perspectiva etimológica.—3. Una aproximación conceptual desde la doc-
trina moder na.—III. LA EVOLUCIÓN D E LA CLIENTELA EN ROMA.—1. Re-
corrido diacrónico.—A) La client ela religi osa.—B) La clientela política.—C) La
clientela social.—D) ¿El nal de la clientela?—2. Variantes de cliente la.—A) La
clientela extranjera.—B) La cl ientela pública.—3. El colonato.—4. La clientela pri-
vada y su ver tiente ilegal.—IV. EL USO POLÍTICO DE LA CLIE NTELA.—1. En
la antigua Roma.—2. En la a ctualidad.—V. CONCLUSIONES.
RESUMEN: En este trabajo se apuesta por un concepto de clientela válido para
todas las épocas. Se analiza su evolución desde el nacimiento de Roma hasta su
caída as í como su proyección en los siglos s iguientes hasta nuestros días con
especial at ención al clientel ismo político.
PALABRAS CLAVE: Cliente, clientela (extranjera , ilegal, militar, pública),
gens, liberto, ma a , parásito. patron o, cacique.
ABSTRACT: This paper wishes to offer a valid concept for c lients at all times.
The evolution of clientela is analyzed both since the birth of Rome until its fall,
as to its projecti on in the following cen turies to t he present day, with special
attention t o political patron age.
* Este trabajo s e enmarca en e l conjunto de l as activida des del Grupo de investiga ción
I+D del Ministerio de Educación y C iencia SEJ2007-61 825/JURI (MEC-FED ER, 2007-2010)
«Derecho, p ersona y ciudadaní a en la experienc ia histórica y co ntemporánea».
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KEYWORD S: Client , cliente le (foreig n, illega l, milita ry, public), gens,
freedman, m a a, parasite, patron, cacique.
«—Quiero su amistad. La acepto —murmuró—.
Don Corleone apoyó la mano sobre el hombro de Bonasera.
—Bien, tendrás justicia —aseguró—. Algún día, un día que tal vez
nunca llegue, te llamaré para pedirte algún pequeño servicio.»1
I. INTRODUCCIÓN Y PREMISA
La trama que supone el Derecho, la persona y la ciudadanía proyec-
tada en la experiencia histórica y co ntemporán ea tiene en la clientela
romana uno de los paradigmas que, en mi opinión, mejor la simboliza.
Pese a su importancia, esta institución mantiene aún varias incógnitas
por resolver, entre las principales, ¿qué lugar ocupó el cliente en el
seno de la sociedad romana?, ¿tuvo siempre el mismo signi cado e
importancia? El cliente, como tendré ocasión de exponer y matizar, es
el individuo, normalmente ciudadano, que se relaciona con el patrono
de diferente manera en las distintas etapas históricas. Este personaje,
o la persona identi cada como tal, acredita hasta hoy una antigüedad
de al menos veinticinco siglos desde su primera mención en la Ley de
las XII Tablas2; legislación que, como es sabido, recogía a su vez en su
mayoría normas de carácter consuetudinario perfectamente asentadas
en virtud de dicha condición3.
Serán objetivos de este trabajo plantear de dónde surge esta institu-
ción a caballo entre lo jurídico y lo moral4, cómo adquiere entidad en
la antigua Roma y se mani esta en la experiencia histórica de la Urbe,
y también su proyección en nuestro presente bajo la forma de cliente-
lismo político. Pretendo demostrar que en la clientela romana se halla
el germen de otras formas subsiguientes de relaciones interpersonales.
Se verá, asimismo, si dichos lazos conservan los su cientes rasgos de
la institución matriz como para que puedan seguir siendo identi cados
con ésta o no. En caso a rmativo, habrá de establecerse cuál fue el
vehículo de transmisión que conduce al cliente de la Roma monárquica
hasta el cliente instrumentalizado por los políticos en el siglo XXI.
1 M. PUZO, El padrino, trad. Á. Arnan, Barcelona, Círculo de lectore s, 2001, p. 39.
2 XII T. 8,21.
3 J. PARICIO y A. FERNÁNDEZ BARREIRO, Historia del Derecho romano y su recepción euro-
pea, Madrid , Centro de Estud ios Ramón Areces, 2002 , p. 62.
4 Aunque no faltan estudioso s, v. gr. R. DOMINGO (coord.), Textos de Derech o romano,
Cizur M enor, Aranzadi, 20 02, p. 411, que de nen sin empac ho la clie ntela romana como una
«[...] rela ción jurídica entr e el patrono y s us clientes».
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Por eso, es ineludible en este estudio sobre la clientela el prius
lógico de su de nición, pues deberá precisarse qué es y qué no es este
fenómeno para discriminar con exactitud qué y cómo revierte en la
actualidad. Tarea ardua si se contempla desde los dos milenios largos
que se abaten sobre esta institución y que en el lapso que va desde
la fundación a la caída de Roma ha propiciado la identi cación del
cliente con el plebeyo, el liberto, el criado, el mendigo, el parásito, el
bufón o el colono. Ítem más, en este espinoso asunto de nitorio, no es
un problema menor si las distintas variantes de la clientela (privada,
pública, política, extranjera...) pueden ser reducidas a la unidad de un
solo concepto. La cuestión que planteo, pues, es qué queda de la ori-
ginaria clientela romana en nuestro presente e, incluso, si en la propia
historia de Roma se puede hablar de clientela para referirse a una y la
misma realidad o si con dicho término se está aludiendo a realidades
muy distintas que ya en la Antigüedad se seguían identi cando con el
mismo nombre por confusión, comodidad o economía.
Se tratará de modo particular la vertiente política de esta institución,
primero, en la antigua Roma y, luego, en época moderna, para así mejor
apreciar las concomitancias y diferencias entrambas. Esta atención no
es circunstancial, pues la clientela está en el entramado social, políti-
co y económico de nuestra cultura occidental; y en especial en el uso
político del cliente como instrumento de los grupos que controlan el
poder.
En cuanto a la premisa de mi enfoque, dos circunstancias hay que
considerar para trabajar en el marco de unos límites razonables y que
permitan avanzar sin desbordamientos estériles por inabarcables. La
primera es que hablar de la trascendencia de una institución que, como
dije, acompaña a la protohistoria e historia de Roma conlleva un riesgo
de no poco calibre: que toda aseveración debe hacerse con la salvedad
de que en cualquier otro momento histórico puede no ser ésta soste-
nible; de suerte que en alguna ocasión se podrá a rmar lo mismo y lo
contrario, dependiendo de la mencionada ubicación cronológica. Esta
laxitud de líneas de nitorias obedece, en mi opinión, a que la clientela
apenas se vio constreñida por los rigurosos lazos de una regulación ju-
rídica especí ca5, siendo el caso que los antiguos romanos identi caban
los negocios jurídicos, sobre todo, por la protección jurídica ad hoc.
5 Lo cual no signi ca q ue no esté presente en distintas fu entes jurídicas: XII T. 8,21; D.
7,8,2,1 (Ulp. 17 a d Sab.); D . 7,8,3 (P aul. 3 ad Vitell.); D. 7,8,4 (Ulp. 17 ad Sab.); D. 9,3,5,1
(Ulp. 23 ad ed.); D . 33,9,3 pr. (Ulp. 22 ad Sab.); D. 33,9, 3,6 (Ulp. 22 ad Sab.); D. 47,2,8 9
(Paul. lib. sing. de poen. pagan.); D. 47,2,90 (Paul. lib. sing. de poen . pagan.); CTh.1,16,6;
CTh.11,24,4 ; CI.1,40,3; CI. 2,7,2 0,1; CI. 3,1,13,9; CI. 3,1,14,4 ; CI. 8,41,3,1; CI. 11,54,1,1.
Amén de otras referenci as más o me nos directa s en distintas normas, como la Lex Poetelia
Papiria de nexis, la Lex Publ icia de cereis, la Lex Ci ncia de donis et muneribus, el sc. de B ac-
chanalibus, la Lex Acil ia de repetundis , la Lex Gabin ia tabellaria, la Lex Caelia tabellaria, o
la Lex Fabia d e numero sectatorum, entre las más si gni cativas.

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