La Central Penitenciaria de Observación. Medio siglo de «historia palpitante»

AutorAbel Téllez Aguilera
CargoMagistrado. Doctor en Derecho
Páginas403-438
ADPCP, VOL. LXXII, 2019
La Central Penitenciaria de Observación.
Medio siglo de «Historia Palpitante» (1)
ABEL TÉLLEZ AGUILERA
Magistrado
Doctor en Derecho
A la memoria de Emilio Tavera, ejemplo, ya para
siempre, de señero penitenciarista.
RESUMEN
Para festejar los cuarenta años de la Ley Penitenciaria se aborda en este artículo
una de las instituciones por ella regulada: la Central Penitenciaria de Observación,
la cual, creada una década antes (1967), vino a encontrar con esta regulación su
definitivo respaldo legal. Se estudia, pues, aquí su origen (con unos antecedentes que
se rastrean desde principios del siglo
XX
), desarrollo normativo y evolución funcio-
nal, hasta desembocar en la actualidad, no olvidando la perspectiva del Derecho
comparado.
Palabras clave: Derecho penitenciario. Ley Penitenciaria. Tratamiento peniten-
ciario. Ciencia penitenciaria.
ABSTRACT
In this paper as a matter of Spanish Penitentiary Law´s 40th Anniversary, we
analyze the Central Prison Observatory, which was created a decade before the
(1) Como habrá captado el erudito lector parafraseo tal expresión en afectuoso
brindis a uno de nuestros mayores penitenciaristas, Rafael S autor de La tras-
lación de los presidios de África y la reforma penitenciaria (Historia palpitante),
Imprenta de Bernardo Rodríguez, Madrid, 1906.
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Law´s publishment but found its ultimate legal back-up in the text. We will here exami-
ne the institution´s origin (dating back to the early 20th Century) and its legal develo-
pment plus functional evolution until its nowadays state, always minding an interna-
tionally compared perspective.
Key words: Penitentiary Law. Spanish Penitentiary Law. Penitentiary Treatment.
Penitentiary Science.
I
A la hora de homenajear a nuestra Ley General Penitenciaria por
su cuarenta aniversario y tener que elegir para ello un tema de estudio,
he querido correlacionar dicha efeméride con dos datos que me tocan
muy directamente; por un lado, con el hecho de que la misma viniera
a dar cobertura legal a un gran instituto penitenciario, la Central Peni-
tenciaria de Observación, de la que años ha fui su jurista, y por otro
lado, con la figura de un gran penitenciarista, Emilio Tavera, quien
fuera director de la misma y figura clave en el penitenciarismo de
nuestra Transición (2), compañero y amigo entrañable que se nos fue
hace unos años. Y es que con la muerte de Emilio Tavera, a la edad de
ochenta y cuatro años (3), el penitenciarismo español perdió una
figura esencial; porque Emilio, en las prisiones españolas fue, como
en otra ocasión escribí respecto al italiano Alessandro Doria, menos
preso, prácticamente todo, encarnando personalmente, como pocos, el
espíritu reformador que representó y representa, la Ley Penitenciaria.
En efecto, Tavera pasó por el escalafón hasta llegar a su cús-
pide (4). Subinspector general penitenciario en el mandato de García
(2) El propio García Valdés reiteradamente ha tenido ocasión de subrayar el
papel que T tuvo en aquellos años, y la fiel colaboración y sabio asesoramiento
que le diera cuando entre 1978 y 1979 dirigió nuestras Instituciones Penitenciarias.
Por todos, véase G V, Carlos, «Recuerdos de Emilio Tavera», en Revista
de Estudios Penitenciarios, núm. 260, 2017, pp.7 ss.
(3) Emilio Tavera Benito nació en la pequeña localidad salmantina de Villaseco
de los Granitos, el 22 de octubre de 1931, falleciendo en Madrid en enero de2016.
(4) Con apenas veintidós años de edad, el 23 de noviembre de 1953, accede por
oposición al Cuerpo Especial de Instituciones Penitenciarias, enmarcado entonces en
el Ministerio de Justicia, haciéndolo con la categoría de Oficial de la Administración
Civil de 1.ª Clase («con 8.400 pesetas y demás complementos») y siendo desde esa
fecha destinado, primero provisionalmente y luego de manera definitiva, a la Prisión
Provincial de Madrid (Carabanchel) que había sido inaugurada nueve años antes, pri-
sión a la que quedará firmemente vinculado en su carrera profesional. Prestando allí
sus servicios será promovido a Jefe de Negociado de 3.ª Clase en 1957, y dos años
después a Jefe de la Administración Civil del Estado de 3.ª, primero provisionalmente
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Valdés, accede al mismo tras larga carrera y luego de dirigir tres de las
prisiones más emblemáticas de nuestro sistema: el Penal del Puerto, la
y ya por Orden Ministerial de 12 de febrero de 1960 de manera definitiva, lo que le
supondrá su primera salida de la Prisión de Carabanchel, al ser nombrado Jefe de Ser-
vicios de los Talleres de Alcalá, tomando posesión el 31 de marzo de aquel año y per-
maneciendo en el mismo hasta el 7 de junio de 1961 que volverá, ya como Jefe de
Servicios, a Carabanchel. Siendo promovido a Jefe de la Administración de 2.ª Clase
por Orden de 28 de marzo de 1962, será entonces cuando será nombrado para su pri-
mer cargo directivo penitenciario, Administrador de la Prisión Provincial de Cádiz, en
donde permanecerá un año (septiembre de 1963 a septiembre de 1964), desde donde,
tras un breve paso como Subdirector de los Talleres de Alcalá de Henares (julio a
noviembre de 1964), se marchará como Administrador de la Modelo de Barcelona,
ahora ya con una dotación económica de 28.800 pesetas. Dos años después, concreta-
mente el 21 de marzo de 1967, Emilio Tavera comienza su andadura como Director de
prisiones, siendo así nombrado primeramente Director del Reformatorio de Adultos de
Alicante, un año después de la Prisión Central del Puerto de Santa María, para alcanzar
la Dirección de la Prisión de Carabanchel el 4 de julio de 1970 en donde permanecerá
hasta el 28 de diciembre de 1972, siéndole concedida durante este periodo, por Orden
Ministerial de 28 de enero de 1972, la Cruz Distinguida de Segunda Clase de la Orden
de San Raimundo de Peñafort. En el citado mes de diciembre de 1972, Emilio Tavera
deja los servicios periféricos penitenciarios y accede a los centrales, al ser nombrado
Inspector de Régimen del Centro Directivo, siendo desde el mismo desde el que opo-
sita al recién creado Cuerpo Técnico de Instituciones Penitenciarias, al que accede
el11 de junio de 1974, obteniendo el núm. 2 de la promoción, siendo que, por la espe-
cialidad de Criminólogo, que es por la que se presentó, obtiene el núm. 1. Será a partir
de 1977 cuando figurará ya como núm. uno del escalafón general del citado Cuerpo.
Perteneciendo ya al Cuerpo Técnico, Tavera será nombrado el 20 de septiembre
de1974 Subinspector General Penitenciario, cargo que, tras recibir la Medalla de
Plata al Mérito Penitenciario en 1975, abandonará en diciembre de 1976 para hacerse
cargo de la Central Penitenciaria de Observación, otro establecimiento emblemático
en su carrera personal y profesional. En este primer paso por la Central, Emilio Tavera
estará poco más de un año (con un paréntesis de dos meses, de noviembre de 1977 a
enero de1978, en el que es llamado a tener que dirigir la Modelo de Barcelona), pues
el 17 de mayo de 1978 el recién nombrado Director General, Carlos G V
(a partir de entonces otra constante en su vida) le nombra Subinspector General,
ascendiendo luego a Inspector General el 16 de noviembre de 1979. Una vez cesado
de la Inspección General en diciembre de 1982, habiéndosele concedido la Medalla
de Oro al Mérito Penitenciario (Real Decreto 3248/1981, de 3 de agosto, BOE 4 de
enero de1982) y tras breve paso de un año en el cargo de Jefe de Contabilidad del
Centro Directivo, Tavera volverá (enero de 1984) a la Central de Observación, en la
que como jurista-criminólogo permanecerá ocho años, siendo en septiembre de 1992,
cuando será nombrado Secretario General del Centro de Estudios Judiciales (Orden
del Ministerio de Justicia de 7 de septiembre de 1992, BOE del 11), cargo desde el
que el 22 de octubre 1996 se jubilará forzosamente, al cumplir la edad reglamentaria.
Paralelamente a esta sobresaliente carrera funcionarial, Emilio Tavera desplegó
una intensa labor formativa como preparador de opositores, siendo varias decenas de
promociones las que se han formado bajo su magisterio, alzándose como todo un
referente sus «temarios», en los que el rigor jurídico es una constante, rigor que des-
plegó asimismo en sus trabajos doctrinales, como el que en 1991 publicó con motivo
del veinticinco aniversario de su querida Central de Observación.

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