El caso Eichmann

AutorKai Ambos
CargoCatedrático de Derecho penal. Universidad de Göttingen
Páginas79-98

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«Un momentito, señor», dijo el agente del Mossad, Peter Malkin, casi disculpándose, para llamar la atención de quien caminaba de forma sincronizada y se iba perdiendo en las sombras de un pequeño pueblo en la provincia de Buenos Aires a mediados del año 1960 1. Esas fueron las simples pero muy simbólicas palabras que accionaron una cadena de eventos que cambiaron irrevocablemente el escenario del derecho penal internacional. Tras algunas consideraciones sobre el trasfondo histórico del caso Eichmann, el capítulo analizará las cuestiones jurídicas más importantes del juicio.

I Trasfondo histórico: desde berlín y buenos aires hasta jerusalén

Otto Adolf Eichmann era un miembro de las Schutzstaffel («SS»), del Sicherheitsdienst («SD») y de la Gestapo, todas ellas agrupaciones que fueron declaradas criminales por el Tribunal Militar Internacional de Núremberg. Más importante es el hecho de que, en la burocracia nazi de destrucción, él era el jefe de la sección IV B 4 de la Reichssicherheitshauptamt, una oficina que era el resultado de la fusión del servicio secreto del partido nazi y de la policía de seguridad del estado Nazi (Gestapo). En esta función, Eichmann organizó y coordinó las

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deportaciones de los judíos a los campos de concentración. El Tribunal Distrital de Jerusalén que sentenció a Eichmann a muerte el 12 de diciembre de 1961 2 sintetizó su rol de la siguiente manera:

Hallamos que en la RSHA (Reichssicherheitshauptamt), la auto-ridad central que se ocupaba de la «Solución Final» del problema judío, el acusado estaba en la cúspide de aquellos que se encargaban de llevar a cabo la «Solución Final». En el cumplimiento de esa tarea, el acusado actuó de conformidad con las directivas generales de sus superiores, pero de todos modos mantenía poderes discrecionales amplios para el planeamiento de operaciones de su propia iniciativa. Él no era una marioneta en manos de otros; su lugar estaba entre aquellos que tiraban de las cuerdas. Debe añadirse [...] que la actividad del acusado era más vigorosa en el propio Reich y en otros países desde los cuales los judíos fueron despachados hacia Europa del Este; pero también se distribuyó ampliamente por distintas partes de Europa del Este 3.

Al igual que muchos criminales de guerra nazi, Eichman logró escapar del enjuiciamiento inmediato de posguerra. A comienzos de 1946, Eichmann, utilizando los aliases de Otto Heninger y Otto Eckmann, escapó del cautiverio de guerra americano y se ocultó en un pequeño poblado en el Brezal de Lunenburgo, un área en el norte de Alemania 4. Allí vivió una vida modesta y aparentemente disfrutó de aprecio generalizado 5. Para convertir su dinero de «Marco estatal» al «Marco alemán», la nueva moneda de posguerra -era demasiado cauteloso como para acudir a las autoridades oficiales de la ocupación- Eichmann compró una granja de gallinas y vendía los huevos, obteniendo una buena ganancia 6. A medida que la vida en Alemania se volvía cada vez más riesgosa para quienes estaban sospechados de crímenes de guerra, Eichmann huyó a Génova desde Austria. Apoyado por contrabandistas, seguidores nazis, simpatizantes y miembros de la Iglesia Católica, utilizó una consolidada ruta de escape

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para criminales de guerra, conocida como la «línea de rata» 7, y obtuvo nuevos documentos de identidad y una visa para Argentina 8.

El 14 de julio de 1950, Eichmann llegó al puerto de Buenos Aires con el nombre de Ricardo Klement y fue rápidamente integrado en una comunidad de exiliados alemanes, compuesta por muchos antiguos nazis, que lo ayudaron a encontrar distintos alojamientos y oficios en los años posteriores. Más importante era el hecho de que en el grupo de sus antiguos camaradas él podía mostrar su verdadera identidad y sus convicciones nuevamente, tal como fue documentado de modo infame a través de una serie de entrevistas que el periodista holandés Willem Sassen realizó con él durante varios meses en 1957 9. Aparentemente, Eichmann se sentía bastante seguro. Esto podría también explicar por qué no pensó seriamente en cambiar los apellidos de su esposa y tres de sus hijos cuando llegaron a la Argentina en 1952. La esposa de Eichmann se llamaba Vera Liebl de Eichmann y sus hijos Klaus (también conocido como «Nicolás»), Dieter («Tito»), Horst y Ricardo (nacido en Argentina dos años después) 10.

Sin embargo, la nueva vida de Eichmann no duró demasiado. El servicio secreto israelí, Mossad, lo capturó frente a su casa en Buenos Aires el 11 de mayo de 1960 11. Luego fue llevado a una casa segura, donde fue examinado e interrogado exhaustivamente 12. En el día de su salida de Argentina, Eichmann fue drogado fuertemente y

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llevado a Israel en un avión de la aerolínea estatal El Al, aterrizando allí el 22 de mayo 13. El juicio ante el Tribunal Distrital de Jerusalén comenzó el 11 de abril de 1961 14.

La operación que dio lugar a la captura de Eichmann fue mucho menos profesional que su secuestro. De hecho, Fritz Bauer, un judío alemán, perseguido primero por los nazis y luego uno de los más decididos fiscales como Fiscal General del distrito de Braunschweig (Baja Sajonia) y después del estado alemán de Hessen, demostró ser el informante clave del Mossad en la localización de Eichmann 15. Él inicialmente recibió la información de un hombre llamado Lothar Hermann, un judío alemán exiliado en Argentina. Hermann, torturado por la Gestapo, prisionero en Dachau y luego exiliado en Argentina, sospechaba que el novio de su hija, llamado Nicolás Eichmann, podía tener algún tipo de relación familiar con el fugitivo. Cuando final-mente descubrió que «Klaus» Eichmann solía vivir junto con su madre, sus hermanos y su «tío» Ricardo Klement en Buenos Aires, se lo informó a Bauer 16. Este último tuvo entonces que utilizar todas las maniobras posibles para vencer la amplia red de apoyo germano-argentina de la cual Eichmann y otros nazis se habían beneficiado 17.

II outsiders vs. insiders

El caso Eichmann no es importante solamente por el derecho aplicado y la figura histórica de Eichmann, sino también porque implicó un enfrentamiento entre los agentes jurídicos, los «insiders» -esto es, el fiscal, el juez y la defensa- y los observadores externos, los «outsiders» -por ejemplo, historiadores, filósofos, antropólogos y personas con conocimientos similares en humanidades-. Hannah Arendt ha sido quizá la figura más famosa dentro de estos observadores externos. En una entrevista reciente, Gabriel Bach el fiscal adjunto israelí en el jui-

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cio dijo lo siguiente respecto de la perspectiva de Arendt, por supuesto

diferente a la suya como un «insider»:

No sabía nada sobre Hannah Arendt antes de su llegada. Ella llegó unos días antes del juicio y me habían dicho en ese momento que una filósofa de Norteamérica, Hannah Arendt, había llegado y deseaba escribir una crítica del caso -antes incluso de su inicio. Algo me sonaba un poco extraño y di a conocer que estaba disponible para reunirme con ella a los fines de discutir las cuestiones que había plan-teado. Dos días después recibí una respuesta diciendo que ella no estaba disponible para hablar con nadie de la Oficina del Fiscal. Esto me sorprendió una vez más- lo que quiero decir es que ella no tenía que aceptar lo que nosotros estábamos diciendo, pero no estar disponible para hablar con nadie de la Oficina del Fiscal era un poco extraño. Aun así di instrucciones no solo para que se le permita presenciar el juicio diariamente, sino para que también se le permita consultar todos los documentos, tanto de la defensa como de la fiscalía, a los fines de que pudiese adquirir una nueva percepción respecto de los interrogantes que pudiese llegar tener.

Y luego escribió ese libro... [Ella] no solo expresó algunas ideas extrañas, sino que realmente reprodujo muchos de los documentos citados de una forma totalmente distorsionada... Entre otras cosas, ella escribió, por ejemplo, que retratamos a Eichmann de un modo tan oscuro que realmente minimizamos la culpabilidad de Hitler y Himmler. Ella escribió eso en su libro. Esto también es, naturalmente, ridículo. Por supuesto que Hitler y Himmler aportaron la idea. Eichmann fue responsable de llevarla a cabo. Pero el hecho de que él era un seguidor acérrimo y que, por esa misma razón, permaneció como jefe del departamento de asuntos judíos durante todo el tiempo, no disminuye la culpabilidad de quienes habían tomado previamente las decisiones clave.

Todo esto es muy, muy extraño y difícil de aceptar... Es absolutamente incorrecto manifestar que él estaba solamente cumpliendo órdenes de una forma, de cierto modo, banal. Realmente nos encargamos de demostrar eso en el caso 18.

Pareciera, entonces, que Hannah Arendt no deseaba conocer -mucho menos comprender- la perspectiva de aquellos que llevaron adelante el juicio. De acuerdo con estos últimos, representados por Bach, Hannah Arendt elaboró una explicación errónea del juicio, incluso distorsionando la «verdad» del juicio. En efecto, su explica-

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ción desencadenó serie de críticas 19, que incluían ataques personales que cuestionaban su integridad como judía, en especial porque ella criticó, aunque solo en una porción pequeña de su libro, el rol de los Consejos Judíos (Judenräte) que habían sido establecidos por los nazis para administrar y controlar mejor a las comunidades judías en los territorios ocupados y en los campos de concentración.

Obviamente que la perspectiva jurídica y la consiguiente crítica de la perspectiva no-jurídica de Arendt representa solo la mitad de la verdad. De hecho, la perspectiva estrictamente jurídica no era de interés para Hannah Arendt. Ella estaba preocupada por entender el fenómeno de Eichmann como la «banalidad del...

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