¡Qué caro resulta aprender a tocar el piano!

AutorFrancisco Ramos Méndez
Páginas243-248

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En este año de gracia, en el que se cumple el 250 aniversario del nacimiento de Mozart, irrumpe en escena una incitante sentencia de 11 de octubre de 2005, dictada por el JPI nº 10, de Bilbao (LA LEY, 20 de febrero de 2006, nº 6425, p. 14-16). Esta resolución pone el correspondiente contrapunto a la celebración y bien pudiera aspirar no al modesto palmarés de "sentencia del día", como quiere la publicación, que sin duda lo es, sino al de "sentencia del año", cuando menos, del año musical.

Los hechos ocurren en un edificio de viviendas de un barrio residencial de Bilbao, lamentablemente no acondicionado para tocar el piano, como manifestó nada menos que un profesor de piano del Conservatorio de música de dicha ciudad. Pero no adelantemos acontecimientos.

Los demandantes son un matrimonio -"el marido ha sufrido una trombosis cerebral y los ruidos le afectan en mayor grado; la esposa sufre cefaleas y tiene también contraindicados los ruidos y sonidos fuertes"- que, "cuando llega a su casa, después de su jornada laboral, no pueden disfrutar de un ambiente relajado y sin ruidos por el ruido del piano, que incluso anula el sonido de la televisión". Aparte del disgusto que les produce el sonido del piano, que califican textualmente de "ruido", en cada ocasión que se les presenta, no tienen un currículum tan inocente como parece, pues sale a relucir que ellos sí son "los que ocasionan problemas de convivencia, provocando ruidos intencionadamente y así consta recogido en actas de la comunidad e incluso en una sen-Page 244tencia dictada en un juicio de faltas, que condenó al marido de la demandante por amenazas".

Los demandados son los abuelos, "propietarios de una vivienda situada en la misma calle", cuyo nieto toca el piano -"no se sabe si lo toca algún otro miembro de la familia residente - diariamente de lunes a domingo sin respetar los días festivos". Eso es lo que alegan los demandantes, a lo que los demandados puntualizan que, "debido al horario escolar y a sus actividades extraescolares, el menor sólo toca el piano al mediodía" y que dicha actividad musical "ha sido exagerada por los demandantes, no superando los límites establecidos, debido a la forma suave de tocar el piano por un menor y durante unos períodos mínimos, que no superan la media hora los días que lo hace".

Los actores lo tienen claro: quieren que sus molestos vecinos escojan entre "dejar de tocar el piano o adoptar las necesarias medidas técnicas inhibidoras del ruido mediante la insonorización de la vivienda para evitar el ruido del piano, las cuales deberán ser constatadas por un perito de forma previa a volver a tocarlo". Además...

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