Carga mental y estrés en el trabajo
| Autor | Mª Dolores Díaz Cabrera |
| Cargo del Autor | Catedrática de Psicología Social. Universidad de La Laguna |
| Páginas | 113-128 |
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La carga mental de trabajo, sus causas y consecuencias es un concepto que suscita cada vez más interés. En primer lugar, la naturaleza y características actuales de los puestos de trabajo exigen cada vez más un mayor esfuerzo mental por parte de los trabajadores con el fin de cumplir con los requisitos de las tareas encomendadas. Los desarrollos tecnológicos han promovido que cada vez sea mayor el porcentaje de puestos de trabajo de tipo mental o cognitivo frente a los que presentan principalmente exigencias de tipo físico. En segundo lugar, las condiciones de trabajo asociadas a la carga mental tienen una alta relevancia personal y social ya que niveles inadecuados de demandas cognitivas en el trabajo tienen consecuencias muy importantes, tanto para el bienestar y salud de la personas como para un óptimo desempeño de tareas y para los resultados a obtener por la organización.
Las encuestas realizadas tanto a nivel europeo como español muestran un aumento de las demandas cognitivas requeridas en el desempeño del trabajo. Los datos de la 4ª Encuesta Europea de Condiciones de Trabajo (2005), realizada con una muestra de 29.680 participantes, indican un aumento de las exigencias mentales en la realización de las tareas. En contraste, un porcentaje elevado de trabajadores consideran que en sus puestos de trabajo deben realizar tareas monótonas y repetitivas. Estos resultados, altas demandas cognitivas o monotonía en el trabajo, depende del nivel educativo del trabajador y del tipo de puesto de trabajo que se desempeñe. Así, las altas exigencias cognitivas se producen principalmente en trabajadores con un alto nivel educativo y en los titulados y técnicos de los sectores financieros, educativos y de la salud. Mientras que hay un mayor grado de monotonía y de tareas repetitivas en los puesto con una baja y media cualificación de los sec-
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tores de restauración y agricultura. Asimismo, el 43% de los trabajadores consideran que su trabajo exige un elevado ritmo de trabajo y que deben realizarlo en plazos muy cortos.
La VI Encuesta de Condiciones de Trabajo realizada por el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo en 2007 en la que participaron 11.054 trabajadores, indica, entre otros resultados, que:
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Un 67% de los trabajadores deben mantener siempre, casi siempre o a menudo un elevado nivel de atención en sus trabajos.
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Un 43,8% de los trabajadores consideran que sus trabajos exigen siempre, casi siempre o a menudo un ritmo de trabajo alto.
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Un 45,7% de los trabajadores perciben que realizan tareas repetitivas y de poca duración.
Los indicadores evaluados por las encuestas comentadas en los párrafos anteriores son parte del concepto de carga mental de trabajo. En concreto, la carga mental viene determinada por indicadores que están presentes, en mayor o menor medida, en los puestos de trabajo, como son, entre otros, las demandas cognitivas (atención, memoria, razonamiento, toma de decisiones, etc.) y las condiciones de trabajo (ritmo de trabajo, pausas de descanso, etc.).
Las personas disponen de recursos de procesamiento de la información limitados (Xie y Salvendy (2000). El procesamiento de la información que se requiere en cualquier actividad supone:
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Percibir la información a través de nuestros sentidos.
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Comprender la información, contrastándola con nuestros conocimientos y experiencias para darle un significado.
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Decidir la acción o conducta a realizar a partir de esa información.
Este procesamiento se realiza en un período muy corto de tiempo. Dado que los recursos cognitivos son limitados, hay situaciones en que no se cuenta con suficientes capacidades atencionales o de memoria para poder enfrentarnos a las demandas del trabajo. Dada esta condición del ser humano, se producirá adaptación a las demandas de las tareas cuando las exigencias mentales no sobrepasen los recur-sos cognitivos con que contamos. Sin embargo, cuando las exigencias impuestas por la tarea sobrepasan la capacidad del trabajador deberá
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aumentar su nivel de esfuerzo mental para responder a los requisitos de la tarea. En estos casos se produce un agotamiento de los recur-sos personales disponibles, pudiendo derivar en uno de los principales efectos perjudiciales de la carga mental: la fatiga mental, asociada con consecuencias para la salud y para el desempeño laboral (p.ej., reducción de rendimiento, error humano).
La carga mental de trabajo se produce en tareas que implican procesos cognitivos, procesamiento de información y aspectos afectivos, como, por ejemplo, tareas que requieren cierta intensidad y duración de esfuerzo mental en términos de concentración, atención, memoria, coordinación de ideas, toma de decisiones, y el autocontrol emocional; todos ellos necesarios para un buen desempeño del trabajo.
Por tanto, el concepto de carga mental de trabajo alude a:
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Las diferencias entre la capacidad cognitiva de la persona y las demandas mentales de la tarea (p.ej. nivel de atención requerido).
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La cantidad de esfuerzo mental necesario para que una persona o grupo complete una tarea en un período de tiempo delimitado (Xie y Salvendy, 2000).
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El esfuerzo mental a realizar será menor o mayor dependiendo del tiempo que se requiere para realizar adecuadamente una tarea concreta en relación al tiempo del que dispone o que se le exige al trabajador para completar ese trabajo (ritmo de trabajo).
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Niveles no adecuados de carga mental implican la reducción y el agotamiento de los recursos internos del individuo para realizar el trabajo.
A pesar de los avances recientes sobre el estudio de la carga mental, sin embargo, la definición de carga mental de trabajo no es una tarea sencilla. En primer lugar, por el uso coloquial que se suele hacer de este término. En segundo lugar, por las diferentes aproximaciones científicas relativas a este concepto. Y, en tercer lugar, por las propias características de este concepto. Entre las características de la carga mental que dificultan su definición están las siguientes:
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Aunque los puestos de trabajo se diferencian entre aquellos que tienen una mayor carga mental frente a una mayor carga física, todos presentan un cierto grado de ambos tipos de cargas. No obstante, la carga mental y la carga física han sido estudiadas desde áreas científicas distintas con escasas conexiones entre ellas.
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Asimismo, se ha dedicado una escasa atención a los vínculos entre la carga mental y la carga emocional, aunque ambos tipos tienen conexiones importantes.
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Se considera la carga mental como una cuestión negativa, cuando, en cambio, un nivel óptimo es conveniente para el bienestar y salud del individuo así como para su desempeño laboral.
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Se tiende a confundir carga mental y carga de trabajo. Esta última se refiere concretamente al nivel de actividad a desarrollar y puede estar relacionada o no con exigencias mentales.
Una distinción importante a considerar, y que en ocasiones suscita cierta confusión, está relacionada con carga mental y estrés laboral. Una primera diferencia es que el nivel de carga mental objetiva o de presión mental viene determinado por las características de la tarea a realizar
(p. ej., exigencias atencionales), y las características del entorno (p.ej., condiciones del ambiente físico del trabajo). Por lo tanto, el nivel de carga mental lo produce el trabajo y el efecto perjudicial más importante asociado a la sobrecarga es la fatiga mental. Sin embargo, el estrés laboral es una consecuencia o efecto negativo de una serie de factores del puesto de...
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