Breve referencia a la sindéresis

AutorRicardo Dip
Páginas99-103

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Como se ha visto, existe una necesidad de apoyar el conocimiento humano, sea el teórico, sea el práctico, en un fundamento último, indemostrable275, so pena de que, en caso contrario, la infinitud de las demostraciones exigibles veden todo posible conocimiento racional.

Por eso, hay principios276 verdaderos y evidentes277 —prima principia278— en los que radican los saberes especulativo279 y práctico280, porque, si no se diera la verdad en esos principios, y verdad con evidencia inmediata, sería

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el caso de retroceder, demostrativamente, a otros principios anteriores, de suerte que se condenaría al infinito la búsqueda de fundamentos suficientes para el conocimiento del hombre.

La evidencia, que parece, en buen rigor, indefinible281, se acerca de modo analógico a la idea de visión: evidentia viene de videre; evidente es lo que propicia una visión clara. Por eso, puede acercarse la idea de evidencia —en el plano gnoseológico— a la de actual y clara inteligibilidad del objeto, con tres condiciones:

(1) la verdad o realidad del objeto;

(2) los motivos de esa verdad (equivale a decir, el lumen inU luz intelectual282 que manifiesta claramente la verdad);283

(3) la actual representación del objeto

El entendimiento especulativo aprehende evidencias inmediatas — proposiciones per se notte284—, en las que el objeto se manifiesta sin medios a la inteligencia. De manera que el predicado preposicional se atribuye al sujeto o le repugna sin intermediación in essendo o in cognoscendo. Así, las evidencias metafísicas de los primeros principios del entendimiento especulativo (los principios de identidad, de contradicción, de razón suficiente, de finalidad) o enunciados como «el todo es mayor que la parte»285 son verda-

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des intuidas —vale decir, verdades aprehendidas de modo inmediato por el intelecto—, verdades indemostrables y que excluyen la posibilidad de negación286, so pena de impedirse, como se ha referido, todo conocimiento humano.

Reitérese que la verdad de los primeros principios es intuida287 y no inferida de modo inmediato, porque, en las ilaciones inmediatas, existe una proposición en el punto de partida para llegar a otra (así, en los casos de equipolencia, conversión, reciprocación, oposiciones, subalternación, obversión y en las proposiciones modales288). Esto se da por medio de la aplicación de los principios de identidad y de no contradicción289. En cambio, los principios primeros —los que demonstran non posse290— no se infieren de otra proposición. Si pudieran inferirse, entonces no serían primeros, sino solamente exteriorizaciones verbales de un mismo sentido proposicional de origen: es decir, o una proposición equipolente, o proposiciones, en rigor, contenidas en la originaria. De ahí que la primacía aprehensiva de los primeros principios, por evidente, no se puede imputar a ninguna inferencia. En efecto, para suponer una posible inferencia inmediata de los primeros principios sería indispensable negar, en esa especie de ilación, la pluralidad proposicional, reduciéndose la inferencia sin medio a la solo «(...) aperception immédiate d'une vérité»291, lo que importaría ya en aprehender la evidente relación entre el sujeto y el predicado proposicionales —sin necesidad de ninguna indagación o demostración.

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En la ámbito práctico...

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