Breve introducción: sobre la crisis del proyecto europeo, la necesidad de recuperar la legitimidad perdida y la oportunidad de un libro sobre la negociación colectiva europea de sector

AutorManuel Antonio García-Muñoz Alhambra
Páginas17-22

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La Unión Europea vive un momento complicado. Se enfrenta a una grave crisis económica, política y de legitimidad. Nunca el proyecto europeo había estado tan cuestionado. Los ciudadanos europeos tienen una visión negativa de la Unión1: el resultado del referéndum en Reino Unido, donde se ha impuesto la opción de ruptura con la UE, es un ejemplo de ello. Actuaciones poco afortunadas, como la negligente gestión de la “crisis de los refugiados” o muchas de las medidas elegidas para hacer frente a la crisis económica, con la imposición del dogma de la austeridad, han deteriorado a una velocidad de vértigo la imagen y aceptación del proyecto europeo. Todo ello en un contexto de déficit democrático en la toma de decisiones, acentuado hasta el extremo en la “nueva” gobernanza económica.

Los ciudadanos ven a la Unión Europea de los últimos años como un ente supranacional lejano y ajeno al control democrático, que exige a los gobiernos nacionales reformas que siempre van en el mismo sentido: mayor flexibilidad y desregulación, debilitamiento de los derechos sociales, especialmente los de carácter colectivo y contención del gasto público. Reformas que suponen, en cierto modo, el desmantelamiento paulatino del Estado Social, con especial intensidad en los países que han recibido en mayor o menor grado ayuda financiera.

En realidad el sentido de las reformas no deja de ser una opción política, que se intenta legitimar disfrazada de solución técnica en nombre de una interminable y siempre en transformación crisis económica. En el imaginario colectivo se extiende la opinión de que la UE es un

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instrumento de las élites y las grandes empresas para imponer una agenda política neoliberal. Si bien es cierto que la visión expuesta es simplista y no recoge la complejidad de la realidad, es normal y comprensible que la situación genere desafección y oposición y que la legitimidad del proyecto europeo esté seriamente dañada. Por otra parte, la engañosa estrategia política de muchos gobiernos nacionales (y de corte nacionalista) de vender los recortes y actuaciones impopulares como imposiciones de ‘Bruselas’ frente a unos Estados miembro carentes de cualquier margen de actuación, ha calado en la ciudadanía.

En este marco tan poco halagüeño, el presidente de la Comisión Jean-Claude Juncker anunciaba en su discurso sobre el Estado de la Unión la intención de impulsar un pilar europeo de derechos sociales, en el marco de una agenda dirigida a la realización de una Unión económica y monetaria completa2. Con esta propuesta se intenta recuperar el equilibrio perdido en los últimos tiempos, avanzando hacia una unión económica y monetaria más justa, y consiguiendo un “mercado laboral justo y verdaderamente paneuropeo”3. La Unión Europea, pasados los momentos más críticos de la crisis en su vertiente económica, busca recuperar la iniciativa política.

El objetivo declarado del pilar social no es otro que reforzar y completar el acquis de la Unión en materia social. De esta manera la Comisión intenta responder a la creciente falta de legitimidad del proyecto europeo reforzando la dimensión social para salvar la imagen de la Unión frente a los ciudadanos. No se trata de una cuestión baladí, pues la viabilidad de la Unión depende en último término de su aceptación por parte de los ciudadanos que la habitan, siendo el Brexit la mejor prueba de lo que puede suceder si el rechazo de los ciudadanos se convierte en mayoritario y se articula políticamente. En este marco, la Comisión recuerda que el desarrollo económico debe dar lugar a un progreso social y a una cohesión mayores. Del mismo modo, tiene muy presente que “el establecimiento y la profundización del mercado único europeo han ido de la mano con el desarrollo de un acervo jurídico en el ámbito social de la UE”4. Por lo tanto, ante una nueva agenda política que pretende avanzar en la integración (en un escenario complicado

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donde existe un riesgo real de fracaso del proyecto europeo), se considera necesario impulsar de nuevo la dimensión social. Y en este nuevo impulso la...

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