Bonos de impacto social
Autor | Carolina Duque Velásquez |
Páginas | 175-178 |
Page 175
A nivel mundial, se ha venido estructurando una nueva forma de asociación público-privada para financiar programas de políticas públicas. Se trata de un instrumento financiero denominado «bono de impacto social», a través del cual se desembolsan recursos de inversionistas privados para mejorar la calidad, la cobertura o los resultados de los servicios asistenciales que las entidades gubernamentales están obligadas a garantizar. Si bien la implementación de los bonos de impacto social no ha sido masiva, en la medida que se trata de una figura que busca resolver problemas sociales profundamente complejos con la participación del sector privado, su implementación es inevitable; de ahí la importancia de entender qué es, cuál es su estructura y qué ventajas trae para la sociedad.
Antes de explicar qué es un bono de impacto social, es importante aclarar que no son, necesariamente, bonos en su sentido común; es decir, pueden no ser un título valor que se coloque masivamente en el mercado de valores y que tenga una tasa de interés fija en adición al retorno de la inversión. Los bonos de impacto social son asociaciones público-privadas, más parecidas a los contratos denominados «pago al éxito», que buscan obtener financiación privada para desarrollar programas gubernamentales de naturaleza social y preventiva dirigidos a personas o comunidades vulnerables o con necesidades puntuales. Su repago es realizado por la entidad gubernamental, pero sujeto al éxito del programa y determinado con base en unas métricas que se definen en la estructuración, de manera que el riesgo de lograr un objetivo de interés público se traslada al inversionista privado. Por ejemplo, mediante una asociación público privada de esta naturaleza, el privado se compromete con la entidad gubernamental a disminuir la tasa de embarazos en adolescentes en un 10 % durante los próximos tres años mediante la implementación de programas de prevención financiados con recursos privados. Si se logra la meta, el privado tiene derecho a que la entidad gubernamental le pague el precio acordado, que puede incluir una tasa de interés; de lo contrario, el privado pierde la inversión.
El primer bono de impacto social se lanzó en el Reino Unido en el año 2010. Consistió en un plan piloto para reducir los índices de reincidencia criminal en los prisioneros de la cárcel de Peterbo-rough que, luego de haber sido sentenciados a menos de 12 meses de prisión, quedaban en libertad. El bono, por un valor de £5 millones, se utilizó en el diseño de un programa de asistencia social para acompañar a los exconvictos en la consecución de un empleo, atención en salud, capacitación y un sitio para vivir . El beneficio era claro: tal y como lo explica la organización de Financiación Social (FS), «menos delincuentes cometerán menos delitos, lo que implicaría menos cárceles que costarían
Page 176
menos». Según una investigación, a través del proyecto se logró una disminución del 8.4 % en la tasa de reincidencia.
Desde Peterborough, el uso de los bonos de impacto social se ha expandido a nivel mundial. De acuerdo con datos de FS, existen 70 proyectos en estructuración y se han emitido 89 bonos de impacto social en 19 países, incluyendo Reino Unido (33), Estados Unidos (16), Holanda (7), Australia (6), Canadá y Portugal (cada uno, con 4), que han obtenido USD322 millones, de...
Para continuar leyendo
Solicita tu prueba