Isidor Boix y López Bulla conversan sobre el sindicalismo global

AutorIsidor Boix LLuch - José Luis López Bulla
CargoEjecutiva FITEQA CCOO - Consejero del Consell de Treball, Econòmic i Social de Catalunya
Páginas235-246

Page 235

Éste es un diálogo entre Isidor Boix y un José Luís López Bulla en torno a los problemas del movimiento de los trabajadores y el sindicalismo global. Acabamos nuestra conversación el día 11 de Mayo, y -tras las oportunas correcciones y erratas- la damos a conocer ahora mismo. Hemos hablado a golpe de correo electrónico y, precisamente por haberlo escrito, hemos intentado dos cosas: una, darle la mayor precisión posible a lo que pensamos y, otra, no dejarnos (casi) nada en el tintero.

JLLB. Querido Isidor, cuando éramos más jóvenes leímos el Memorial de Yalta, escrito por Palmiro Togliatti en puertas de su muerte. Sobre chispa más o menos Togliatti dejó escrito el enorme retraso de las fuerzas del movimiento obrero y sindical internacional con relación a las grandes trasformaciones y del capitalismo. Ha llovido muchísimo desde entonces y, según parece, las cosas siguen, más o menos, como entonces. Con una diferencia: en aquel verano de 1964 existía una fuerte división sindical mundial. Ahora contamos con internacionales sindicales regionales unitarias y con la Central Sindical Internacional. Entre paréntesis, debo decirte que este nombre CSI no me gusta porque no acaba de referirse a "lo global", que es el dato dominante. Pero, dejando aparte este problema (que no es meramente nominalista) ¿a qué piensas que obedece que las cosas sigan casi igual que cuando Togliatti escribió su famoso "testamento"

IB. Amigo José Luís, la referencia al Memorial de Yalta es siempre sugerente, sobre todo para los que en aquel momento nos apuntamos al "eurocomunismo". Pero fracasado éste, por culpa nuestra (al menos en parte), y también de los partidos socialistas a los que les dio miedo (lo comprobé personalmente) la aportación que podían suponer los comunistas progres para una profunda transformación democrática de la sociedad, no me parece hoy una referencia demasiado útil para el necesario sindicalismo global. Y también por otra razón: Togliatti razona desde una concepción leninista (aunque no

Page 236

sé si habría que considerarla incluso estalinista por algunos de sus problemas con la dirección de la CGIL en esta etapa) de la relación partido-sindicato, concepción a la que me apunté (e intenté aplicar) durante años. A ello habría que añadir su "policentrismo" en relación con el "movimiento comunista", por lo que su vocación unitaria tampoco me parece muy aplicable al sindicalismo "global" (muy acertada tu propuesta de dejar de lado lo de "internacional") de hoy. Lo que sí me parece cierto, y útil referencia, es la indicación del retraso del movimiento obrero (sindical) respecto de las transformaciones del capitalismo, ahora el de este Siglo XXI. Por todo ello comparto contigo que sigue el desfase, pero distinto.

JLLB. Lo de Togliatti era sólo una referencia historicista. En todo caso, vale la pena recordar que, en aquella época (que alguien bautizó como neocapitalismo) parece claro que también las fuerzas sindicales y políticas de izquierda estuvieron muy distraídas con relación a todas aquellas novedades. Vamos, que estaban desfasadas, dicho de una manera menos piadosa. Pues bien, Isidor, para abrir boca: ¿en tu opinión cuáles son los rasgos más llamativos del actual desfase del sindicalismo, tanto los nacionales como los supranacionales Lo digo porque no sería justo hablar del desfase del sindicalismo supranacional sin hacer mención del sindicalismo doméstico.

IB. En mi opinión el desfase del sindicalismo que se autodenomina "internacional", pero que no se atreve a definirse como "global", tiene sus causas y sus raíces en los sindicalismos nacionales, aunque no es idéntico al también probable desfase de éstos. Hablando de sindicalismos nacionales, considero la referencia hecha tanto a los "Norte" como a los del "Sur", para emplear esta terminología al uso que no es exactamente de carácter geográfico. La primera responsabilidad es de los países más desarrollados (porque son los que más mandan), pero también tienen la suya los demás, porque asumen de hecho la actual situación. Esquemáticamente las causas, tal como las entiendo, son (sin que el orden suponga necesariamente prioridades):

Los sindicatos nacionales creen poco, aún, en la importancia del sindicalismo global (al que siguen llamando "internacional"). Pero no porque sean "descreídos", sino porque realmente no se ha asumido, ni desde el "Norte" ni desde el "Sur", el "interés" (la necesidad seguramente) para todos los sindicalismos nacionales de uno global fuerte y coherente, capaz de plantear la movilización en torno a intereses comunes y a mediar y sintetizar en relación con los contradictorios. Esquematizando, los del Norte intentan preservar lo suyo como si no tuviera relación de interdependencia con la globalidad. Los del Sur se limitan demasiadas veces a la denuncia genérica de los males del capitalismo, del imperialismo, y de las multinacionales, como castradora justificación permanente de sus limitaciones.

Esta falta de interés deriva de la prioridad que se da en los sindicalismos nacionales a sus intereses particulares, entendidos éstos como contradictorios con los de otros sindicalismos, a partir de problemas ciertamente reales, como las deslocalizaciones, las políticas comerciales proteccionistas (a ellas se asimilan en general desde el Sur las exigencias de cláusula social en el comercio mundial, lo que en ocasiones es cierto, pero es también suicida convertirlo en razonamiento permanente)...

Page 237

La solidaridad no resulta movilizadora porque no pasa de ser "de papel". Y los "7 de octubre" como "jornadas mundiales" se han entendido más como retórica (disfrazada a veces de pedagogía) que como acción sindical. Con limitaciones tan serias en la comprensión de los "dirigentes", como en la de los cuadros sindicales a todos los niveles.

Subsiste una preocupante miopía en relación con la negociación colectiva supranacional, rechazada aún con energía desde el sindicalismo norteño (sobre todo por los más del Norte geográfico del Norte social), y no reivindicada por el del Sur.

Las actuales estructuras sindicales "internacionales" se entienden antes como instrumentos de "lobby" (en relación con la OIT, con la Comisión Europea, con el G20...), que como órganos de dirección y coordinación de la acción sindical colectiva supranacional.

Una consecuencia secundaria, pero importante, de todo ello son unos órganos de dirección sindical supranacional a los que no se envía a los mejores cuadros sindicales (un desmentido evidente de mi afirmación podría ser le elección de Emilio Gabaglio -aunque quizás es la excepción...- para la dirección de la Confederación Europea de Sindicatos -y preferiría que pudiera haber más de tales desmentidos-). Como expresión de todo ello, en estos momentos tanto la CES como la CSI atraviesan por una crisis seria en sus estructuras de dirección como consecuencia de la deserción de sus principales cuadros.

JLLB. Así es, en efecto. Pero me gustaría entrar a fondo en el desajuste del sindicalismo confederal nacional, y desde ahí ver qué vinculo tiene eso con el del sindicalismo internacional, que no global, como bien dices. Yo pienso que los sindicatos nacionales están desubicados del nuevo paradigma de la producción y de los servicios. Me explico: el sistema fordista está convirtiéndose tendencialmente en pura herrumbre, al menos en Occidente. Sin embargo, la acción colectiva sigue pensada y practicada como si el fordismo estuviera todavía en sus mejores tiempos. Lo diré metafóricamente, es como si Tycho Brahe, el venerable patrón de los astrónomos, se empeñara en seguir mirando el universo sin la ayuda del telescopio. Pues bien, digamos que los sindicatos nacionales siguen en clave fordista -en toda su literatura reivindicativa, en sus planteamientos de Estado de bienestar y en su configuración organizativa, esto es, en la forma sindicato de representación del conjunto asalariado- cuando el paradigma ha dejado de ser fordista. Naturalmente, tantos y tan grandes mutaciones han provocado una serie de profundos cambios en la estructura de la clase trabajadora y, no menos aún, en el carácter y personalidad de los trabajadores. No dejo de pensar en la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR