Blanco white y la crisis del mundo hispánico, 1808-1814

AutorRoberto Breña
CargoDoctor en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense de Madrid

Roberto Breña: Doctor en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense de Madrid. Es profesor-investigador del Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de México. En 2006, dicha institución publicó su libro El primer liberalismo español y los procesos de emancipación de América, 1808-1824 (Una revisión historiográfica del liberalismo hispánico).

A propósito de los libros de André Pons, Blanco White y España (Oviedo: Instituto Feijoo de Estudios del Siglo XVIII de la Universidad de Oviedo, 2002; 438 pp.) y Blanco White y América (Oviedo: Instituto Feijoo de Estudios del Siglo XVIII de la Universidad de Oviedo, 2006; 402 pp.).

  1. Tal como escribe Fernando Durán en el prólogo de su reciente biografía sobre Blanco White, la época en que se podía afirmar que Blanco era un olvidado ha quedado atrás.1 No sólo ha dejado de ser un olvidado, sino, como señala el propio Durán, los trabajos de Vicente Lloréns, Antonio Garnica, Manuel Moreno Alonso, Martin Murphy y André Pons lo han colocado entre las grandes figuras del escenario político e intelectual español de la primera mitad del sigo XIX. Todos estos autores, efectivamente, han contribuido a que el público de habla hispana (e inglesa en el caso del libro de Murphy) esté en posibilidades de conocer en profundidad la vida y la obra de un personaje, que, sin duda, es uno de los pensadores más perspicaces (en términos políticos), más complejos (en términos religiosos) y, en suma, más polifacéticos e interesantes de la España contemporánea.

  2. En esta ocasión, nuestro interés se centra en una obra que es magna en más de un sentido. Se trata de dos volúmenes que el Instituto Feijoo de Estudios del Siglo XVIII de la Universidad de Oviedo publicó, con cuatro años de diferencia, sobre Blanco White. Estos volúmenes son la traducción, el resumen y la actualización de la tesis doctoral que André Pons presentara en 1990 en la Universidad de París III (cuyo título era "Blanco White et la crise du monde hispanique, 1808-1814"). El primer volumen, que apareció en el 2002, lleva por título Blanco White y España; el segundo, publicado en el 2006, se titula Blanco White y América.2 Los títulos dan la impresión de que las temáticas de cada uno son claramente distintas. No es así; lo cual no puede sorprender mucho si pensamos que el original era una sola obra. A este respecto, baste decir que los capítulos III y IV del primer volumen están plagados de contenidos americanos.

  3. En total, la obra consta de cerca de 850 páginas, en las que Pons se ocupa exclusivamente de los seis años de la vida de Blanco durante los cuales el clérigo sevillano se dedicó en cuerpo y alma a dos publicaciones: el Semanario Patriótico y, sobre todo, El Español. Como es sabido, el sexenio 1808-1814 constituye la médula de la crisis que sufrió el mundo hispánico en las primeras décadas del siglo XIX. Una crisis que significó nada menos que el parto (o, por lo menos, las primeras contracciones) de la España contemporánea, así como de los países que ahora conocemos como "latinoamericanos".

  4. La obra en cuestión es magna, sobre todo, por los resultados obtenidos. Después de este libro, resulta realmente difícil esperar hallazgos de consideración en lo que respecta al objeto central del trabajo de Pons. Un objeto que, en sus propias palabras, es "situar en su justo lugar la figura y el pensamiento político de Blanco White y precisar la influencia que tuvo, en España y en América, a través de dos periódicos que redactó: el Semanario Patriótico de Sevilla (1809) y El Español de Londres (1810-1814)." (p. 17; vol. I). Pons cumple con su objetivo sobradamente y, en el trayecto, hace un magnífico retrato de esos seis años que significaron también el ingreso del mundo hispánico en la modernidad política. Dicho de manera más enfática, en los lustros por venir, cualquier estudioso que se acerque al Blanco White del Semanario Patriótico y, sobre todo, al Blanco White de El Español, tendrá que ubicarse con respecto a esta obra de André Pons o, en su defecto, justificar por qué no lo hace.3

  5. Antes de entrar en El Español, conviene referirse, aunque sea brevemente, a la otra publicación que, si bien en mucho menor medida, es también objeto de esta obra de Pons; nos referimos a la publicación del Semanario Patriótico, que tuvo lugar en Sevilla entre los meses de mayo y agosto de 1809. Sobre su importancia, Pons es muy claro: "En realidad, puede considerarse como el periódico más representativo de su época y el que tuvo más prestigio e influjo, y su estudio contribuye a arrojar luz sobre la génesis del liberalismo." (p. 65; vol. I). El motor indiscutible de los meses andaluces del Semanario fue Blanco; apoyado, es cierto, por Isidoro Antillón en los aspectos militares del periódico. A lo largo de los cuatro meses de vida del mismo, Blanco insistió en algunos temas que consideraba fundamentales, a saber: la necesidad de enlazar la guerra con la revolución, la importancia de la monarquía representativa, la convocatoria de Cortes en una sola cámara y las reformas económico-sociales que debían acompañar a la revolución política. Los ejes del tratamiento de estos temas por parte de Blanco fueron dos: la soberanía popular y la libertad de imprenta.

  6. El radicalismo de Blanco al tratar los temas mencionados llevó a que algunos miembros de la Junta Central mostraran su oposición al periódico desde el inicio mismo de su etapa sevillana. Esta oposición fue subiendo de tono, hasta que el propio Quintana intentó moderar las posturas políticas del periódico. Blanco no aceptó las presiones y decidió interrumpir la publicación del Semanario, no sin antes incluir en el último número un "Aviso al público" en el que dejaba ver claramente que la publicación era interrumpida porque se había intentado modificar la línea política que la había animado desde el principio.

  7. El Semanario Patriótico de la primavera de 1809 es el que llevó a muchos autores a hablar de un Blanco "radical" o "jacobino". Es el caso también de Pons, quien sintetiza así este periodo político en la vida de Blanco: "En resumidas cuentas, la afirmación de la soberanía originaria del pueblo, la campaña a favor de la convocatoria de las Cortes en una cámara, la impugnación de los privilegios legislativos de las clases dominantes, la ruptura con el pasado y la adhesión a los principios revolucionarios franceses permiten definir el jacobinismo de Blanco." (p. 96; vol. I).4 En el contexto de la España de 1809 resulta lógico calificar al Semanario de "revolucionario", como por lo demás...

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