La biotecnología y la asistencia sanitaria: aspectos relacionados con los consumidores

AutorDimitris Kyriakou y Duncan Gilson
CargoIPTS

Introducción

La creciente gama de posibles aplicaciones que se abren a la biotecnología (nuevos alimentos, materiales inteligentes, biorremedios, combustibles limpios, tratamiento de aguas residuales, etc.) sugiere que probablemente va a impregnar muchos aspectos de la vida en el futuro. El empleo de organismos modificados genéticamente (GMO) en alimentos está muy presente en la opinión pública y los consumidores, al menos en Europa, se encuentran claramente divididos en cuanto a sus beneficios. El impacto de los alimentos sobre la salud ha llegado a integrarse profundamente en la conciencia contemporánea y los consumidores, a quienes se ha enseñado que lo natural es mejor, quizás aceptarán difícilmente las novedades en el futuro inmediato. Sin embargo, los "alimentos funcionales" (o productos "nutracéuticos") (véase The IPTS Report, nº 20) u otros alimentos con propiedades nutritivas especiales, derivados de la biotecnología, pueden resultar atractivos, a pesar de estos escrúpulos, especialmente si ofrecen la posibilidad de conciliar deseos contradictorios, por ejemplo, versiones con pocas calorías de productos que, en su forma original, engordan, o leche de vaca "humanizada" para hacerla más adecuada para los lactantes. Si, como dicen algunos comentaristas, hay poca o ninguna presión del mercado para alimentos modificados genéticamente, fuera de estos nichos, el negocio farmacéutico se encuentra en el otro extremo del espectro, caracterizándose por una extrema presión del mercado para productos que, no solamente no existen, sino que a menudo parecen ser poco más que fantasías. En este campo al menos, algunas de las inquietudes éticas y medioambientales que rodean a la biotecnología tienden a verse superadas por preocupaciones más acuciantes sobre la salud, aunque la inquietud sobre el uso de animales y las posibles aplicaciones de la clonación y de las modificaciones genéticas en seres humanos son ciertamente reales.

Las herramientas del biotecnólogo

La biotecnología es un término que se aplica a una gama de nuevas técnicas que implican la manipulación de material biológico, especialmente mediante el uso de ADN recombinante, fusión celular y otras nuevas técnicas de biotratamiento. Entre estas tecnologías, la del ADN recombinante (rADN), llamada a veces splicing ("empalme" de genes), data de los años 70, y supone básicamente manipular el ADN en sistemas libres de células (es decir, fuera de una célula u organismo) y reintroducirlo después en el organismo, transfiriendo así la nueva información genética. Los primeros ejemplos de aplicación de esta tecnología fueron la producción comercial de insulina humana en 1982, y el tabaco transgénico, resistente a los antibióticos, en 1983. Desde entonces se han multiplicado las nuevas aplicaciones, siendo aparentemente las únicas limitaciones la imaginación, la inquietud sobre los derechos de los animales criados o modificados genéticamente para desarrollar ciertas enfermedades, y los temores sobre las consecuencias de poner en circulación, en el medio ambiente, organismos modificados.

Aparte de los esfuerzos de las empresas y laboratorios de investigación agroquímicos para producir nuevas supercosechas utilizando la tecnología del rADN, la aplicación más importante de estas técnicas es probablemente el proyecto del genoma humano, que continúa otros proyectos menos ambiciosos sobre mapas y secuencias genéticos (véase Beese, The IPTS Report, número 00) donde se estudiaron una serie de organismos como bacterias, moscas de las frutas y ratones. Los grandes esfuerzos que se están realizando hacen prever avances en las técnicas utilizadas, disminución de los costes y aceleración en la conclusión de los trabajos. El resultado más inmediato, la posibilidad de rastrear los orígenes de un número creciente de trastornos y enfermedades, produce inquietud en ciertos sectores, ya que a menudo no existe tratamiento disponible. Sin embargo, el avance en nuestra comprensión de los mecanismos subyacentes que operan en el organismo humano, indudablemente conducirá a una gama más amplia de nuevos tratamientos preventivos y curativos.

El genoma detallado permitirá la comparación con genomas animales (ratón, mosca de la fruta, etc.), acelerando la identificación de lo que es específicamente humano en el genoma, teniendo en cuenta que una gran parte de la información genética es común a todos los seres vivos. Esta coincidencia aumenta naturalmente cuando los organismos están estrechamente relacionados, pero los seres humanos comparten grandes cantidades de material genético con organismos que parecen ser muy diferentes. Parecería que la evolución, una vez que encuentra un camino para realizar ciertas funciones básicas, no se preocupa de hallar otro. Después del proyecto del genoma humano, la investigación sobre otros genomas continuará sin duda. Los mapas detallados de un número cada vez mayor de organismos harán posible la determinación de los modelos apropiados para un sistema dado, como medida objetiva de similitud con los seres humanos. Utilizar la levadura, por ejemplo, como material de ensayo en las etapas iniciales de desarrollo de medicamentos, supone grandes ventajas de coste y rapidez frente al uso de organismos superiores, una vez que se sabe que los mecanismos que se investigan son los mismos.

Otro desarrollo en este campo procede de la química combinatoria, técnica que crea simultáneamente un amplio abanico de péptidos (cadenas cortas de proteínas que actúan en muchas funciones celulares), acelerando así la búsqueda de nuevos principios activos. Partiendo de una molécula activa, un químico puede preparar miles de variantes diferentes de la molécula original en un plazo breve. Estos nuevos compuestos modificados se pueden entonces ensayar, para ver si se ha mejorado la actividad. El reto de esta tecnología consiste en purificar e identificar el compuesto modificado individual que ofrece una actividad reforzada. Estos problemas se están resolviendo actualmente aplicando una serie de métodos diferentes.

El ensayo de principios activos sigue teniendo en la actualidad un fuerte componente de "prueba y error", pero a medida que mejore el conocimiento de los mecanismos subyacentes y que los modelos de ordenador sean capaces de predecir mejor los efectos, el tiempo necesario para que los nuevos medicamentos lleguen al mercado, o al menos alcancen la fase de ensayos, probablemente se reducirá. La búsqueda de medicamentos, en la actualidad, significa encontrar un producto químico que bloquee una proteína específica: por tanto, el primer paso consiste en localizar la proteína responsable de la enfermedad. Entonces se necesitará probar miles de productos químicos para encontrar uno que bloquee la proteína. Si la proteína es necesaria para que un virus invada una célula o para que una célula cancerosa se multiplique, entonces el producto químico es un nuevo medicamento potencial.

La industria biofarmacéutica: grandes y pequeños

La industria farmacéutica y la de la biotecnología prevén obviamente grandes cambios en el futuro. Después del proyecto del genoma humano, las inversiones serán enormes, pero las empresas saben que la carrera consistirá en encontrar fármacos y patentarlos y llevarlos al mercado antes de que lo haga la competencia. Preservar el status quo no será una opción válida y, por tanto, para prepararse las empresas se están consolidando como nunca en el pasado, y planteando a las autoridades el dilema de cómo equilibrar su disgusto frente a situaciones cuasi-monopolísticas con la necesidad de que la industria distribuya los riesgos de las grandes inversiones necesarias para alcanzar posibles éxitos.

Toda esta complejidad científica hace que los temas sean confusos y puedan causar temor a los no especialistas. Para acallar los temores públicos serán sin duda más útiles, a largo plazo, la información y el debate abierto que el recurso paternalista al secreto. De hecho, algunos de los protagonistas del sector también parecen pensar que éste es el mejor sistema (por ejemplo, creando sitios web donde se puedan discutir los puntos de vista en favor y en contra de la biotecnología).

Necesidades y problemas sanitarios actuales

A principios de siglo, las enfermedades infecciosas eran la primera causa de mortalidad en Europa y en Estados Unidos, siendo responsables del 37% de los fallecimientos. Esta cifra ha caído espectacularmente hasta el 1,5% en 1993 (OECD, 1998). El resultado es que, hoy día, tres de cada cuatro muertes en el mundo desarrollado se deben a enfermedades no contagiosas. Las enfermedades del sistema circulatorio (ataques al corazón e infartos) son la primera causa de muerte en los países desarrollados, con un 46,7% del total de defunciones, mientras que los neoplasmas malignos suponen un 21,6% (OECD, 1998). Las enfermedades contagiosas siguen constituyendo una amenaza, el SIDA y la tuberculosis multi-resistente, por ejemplo, necesitan urgentemente vacunas y/o tratamientos que estén al alcance de los países más pobres del mundo.

Sin embargo, para el mundo desarrollado en particular, el número cada vez mayor de personas ancianas es, o llegará a ser, un motivo importante de preocupación. Según la OMS, la población mundial ha crecido a un ritmo anual del 1,7% en el período 1990-95, pero la población mayor de 65 años crece a un ritmo mucho más rápido, del 2,7% anual. Este crecimiento traerá a primera línea aquellas dolencias que afectan sobre todo a los ancianos, especialmente las enfermedades degenerativas crónicas para las que todavía no se dispone de un tratamiento eficaz, como la artritis, la demencia senil, el cáncer, etc. Más que nunca, la mejora de la salud en la tercera edad es una cuestión de calidad de vida y de reducir la dependencia frente a los servicios sanitarios y sociales. Se necesitan urgentemente instrumentos adecuados para evaluar los resultados de posibles tratamientos desde esta perspectiva, dados los vaticinios que confían en que la biotecnología ofrecerá nuevos diagnósticos y terapias genéticas en el próximo futuro.

La Sanidad en el siglo XXI

Los conocimientos y las técnicas que ofrece la biotecnología apuntan a los comienzos de nuevos sistemas de descubrimiento, producción y suministro de medicamentos (y, cada vez más, a sustituir el descubrimiento por el diseño). Estos progresos ofrecen esperanzas de tratamiento para enfermedades que han resistido a las técnicas tradicionales. Se ha identificado la influencia de los genes en varias formas de enfermedades del corazón, en el cáncer de mama y de colon, en la diabetes y en la artritis y se han aislado los genes de la fibrosis quística, la distrofia muscular de Duchenne, la neurofibromatosis y el retraso mental relacionado con el cromosoma X frágil. Y éstas son sólo unas pocas de las más de 4.000 enfermedades relacionadas con los genes (OCDE, 1998). A medida que progrese la investigación en este campo, se descubrirán los genes que intervienen en otras enfermedades y se obtendrán nuevas perspectivas de los procesos presentes en las dolencias más comunes que amenazan la vida.

La población que envejece en los países más ricos del mundo va a crear probablemente una situación en la que un número cada vez mayor de personas necesita tratamiento de enfermedades crónicas y degenerativas (muchas de las cuales se tratan ahora sólo de forma sintomática, al no existir soluciones terapéuticas), mientras que el tamaño de la población activa, que soporta el sistema de asistencia sanitaria, está disminuyendo. La biotecnología puede proporcionar terapias que actúen sobre las causas de estas dolencias, pero probablemente no serán baratas. Además, a medida que envejece la población, también lo hacen los votantes. Puede ser políticamente imposible controlar el gasto, a menos que se aborde una planificación a largo plazo, como se está haciendo en el caso de las pensiones.

Además de enfrentarse con azotes de la humanidad, tales como el cáncer, desarrollando nuevos tratamientos innovadores, los nuevos escenarios de la industria biomédica probablemente traerán cambios más sutiles. Los plazos de desarrollo más cortos y los métodos más sofisticados de diseño de fármacos, significan inevitablemente que habrá una mayor variedad de productos farmacéuticos disponibles. Ello incluye más tratamientos para enfermedades que no se trataban hasta ahora y también tratamientos más específicos para ciertas enfermedades comunes. Combinando los ensayos genéticos con la prescripción de ciertos tipos de medicación, se podrían eliminar algunas dudas sobre los procesos y ajustar tratamientos específicos a grupos específicos de pacientes. Pero al ofrecer una gama amplísima de tratamientos posibles para un mismo trastorno, se pueden crear grandes dificultades a las autoridades, los médicos y los consumidores, que tratan de separar el trigo de la paja.

Investigaciones sobre el genoma: oportunidades y retos

Además de su probable impacto, a largo plazo, sobre el tratamiento y la prevención, la investigación sobre el genoma humano está ya haciendo posible ensayar una serie de predisposiciones genéticas a ciertas enfermedades. El examen de los fetos para descubrir daños genéticos no es nuevo. Un ensayo para detectar el daño cromosómico típico del síndrome de Dawn está disponible desde hace tiempo. En el futuro, se dispondrá de ensayos que examinen cambios más sutiles en el ADN, para detectar muchas anomalías congénitas que son, todavía, una causa importante de muerte durante el primer año de vida (se estima que 25-60 niños de cada 1.000 nacidos vivos presentan anomalías congénitas, OECD, 1998).

El genoma ofrece también la posibilidad de examinar, en los adultos, los trastornos a los que pueden estar predispuestos durante su vida. Sería una técnica valiosa, combinada con programas adecuados de seguimiento y prevención, como en el caso del cáncer de mama, por ejemplo, pero probablemente causará una angustia innecesaria si, de hecho, no existe tratamiento, como en el caso de las pruebas sobre la corea de Huntington. La discusión sobre los problemas que rodean a las pruebas se ha pospuesto mientras la divulgación de la tecnología ha estado condicionada por su precio, pero ya están apareciendo en el mercado instrumentos baratos. En este campo, se han de definir los derechos y responsabilidades de las compañías aseguradoras, si se quieren equilibrar los intereses públicos generales con la lógica actuarial (por ejemplo, en los años 80 las aseguradoras de ciertos países disuadían de hecho de la realización voluntaria de pruebas de VIH, obligando a los solicitantes a revelar si se las habían practicado). También hay que considerar la cuestión de a quién se le debe permitir someterse a pruebas y para qué. Pueden aparecer instituciones faltas de escrúpulos que ofrezcan pruebas genéticas sobre predisposición a problemas de salud relacionados con el tabaco o el colesterol de la dieta. Los consumidores que decidan no modificar sus comportamientos poco saludables porque, como resultado de esas pruebas, se consideran "inmunes", pueden plantear problemas a los proveedores de asistencia sanitaria. En cualquier caso, los ensayos genéticos producirán nuevas series de datos médicos, para los que hay que garantizar el mismo nivel de privacidad que tienen otros. La necesidad de control, a este respecto, se agrava por la relativa facilidad con que pueden obtenerse las muestras biológicas. A largo plazo, puede ser necesario elaborar una legislación o códigos de conducta análogos a los reglamentos sobre protección de datos, que se refieran a las muestras biológicas humanas. En suma, adelantar cómo vaya a tomar forma este problema es pura especulación, y precisamente esta inseguridad hace que una actitud de "perro guardián" sea una táctica prudente.

Fármacos para mejorar la calidad de vida y fármacos para salvar vidas

No hay que dormirse en los laureles sobre la capacidad de la ciencia médica para combatir la enfermedad, utilice o no los instrumentos que brinda la biotecnología. El SIDA y la encefalitis relacionada con BSE sirven para recordar la naturaleza compleja y refractaria de ciertas enfermedades. La tuberculosis multi-resistente muestra que algunos enemigos que parecían vencidos, pueden volver al ataque. Sin embargo, la ciencia médica ha realizado progresos que dan como resultado una mayor longevidad y, con el fondo de estas crecientes expectativas, esto puede dar lugar a demandas inesperadas sobre los sistemas de asistencia sanitaria, diseñados en una época en la que simplemente salvar vidas era ya bastante difícil.

La experiencia reciente demuestra que, en lo que concierne a la salud, la demanda se extiende para adaptarse a los tratamientos disponibles, aunque, obviamente, no ocurre lo mismo con los presupuestos. Las próximas décadas contemplarán un aumento sin precedentes en el número de nuevos fármacos disponibles. Algunos salvarán vidas, otros mejorarán la calidad de vida de quienes padecen enfermedades crónicas o alargarán la vida un poco más. Otros, en fin, podrán tratar situaciones, como la calvicie o la corta estatura de los niños, que pueden no considerarse universalmente como enfermedades.

Obviamente, a medida que los medicamentos estén disponibles, el público los pedirá. Además, la historia reciente indica que los pedirá con cada vez mayor insistencia. Los sistemas en los que las autoridades publican listas de lo que cubre y lo que no cubre la asistencia sanitaria se verán probablemente sobrecargados por grandes cantidades de productos para aprobar (o "no aprobar"), y corren el riesgo de convertirse en el blanco de los ataques de uno u otro grupo de presión, que pide un tratamiento para "su" problema. Probablemente se necesitarán marcos coherentes para evitar los conflictos o canalizarlos cuando surjan, de modo que todas las partes tengan la oportunidad de expresar sus puntos de vista de forma estructurada.

La sociedad está sensibilizada sobre las sustancias que alteran el funcionamiento del organismo humano. A un extremo del espectro, ello se refleja en la legislación que prohibe el uso, o al menos la posesión, de ciertas sustancias (en especial las drogas psicotrópicas) pero, más abajo en la escala, se refleja también en las políticas de asistencia sanitaria que fijan límites sobre qué dolencias se van a tratar. La revolución biomédica no altera las bases de esta situación, al igual que la tecnología de la información no inventa la información.

La posibilidad de que surjan tratamientos costosos para enfermedades que amenazan la vida impone cargas a los proveedores de asistencia sanitaria y puede obligar a reconsiderar su enfoque de las dolencias "menores". Al mismo tiempo, el número creciente de tratamientos, incluidos algunos para situaciones que no se consideran universalmente como competencia de los médicos, puede imponer la necesidad de un enfoque más lógico de lo que es permisible. Sin embargo, quienes elijan la opción fácil de no permitir nada, o lo menos posible, se tendrán que enfrentar con "consumidores" de estos tratamientos cada vez más exigentes, y también con el problema de controlar el "comercio" transfronterizo y las clínicas clandestinas que se creen en el territorio de vecinos más permisivos.

Palabras clave

biotecnología, productos farmacéuticos, asistencia sanitaria

Referencias

OECD Report, Special Issue on Biotechnology, Science Technology Industry Review 19, Septiembre 1998.

Daily Telegraph (telégrafo electrónico en http://www.telegraph.co.uk).

Helios, http://helios.org/news/52.html

Our Genes The Genome Project: How Big, How Fast?, US Congress Office of Technology Assessment, 1998.

Human Genome Project Information, http://www.ornl.gov/hgmis/publicat

Biotech Index, http://www.gene.com/ae/AB/BA/combiChem/combiChem2.html

Monsanto, http://www.monsanto.com

Contactos

Dimitris Kyriakou

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Duncan Gilson

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Sobre los autores

Dimitris Kyriakou es licenciado en Ingeniería Eléctrica e Informática y doctor en Economía Internacional por la Universidad de Princeton. Antes de ingresar en el IPTS, donde es colaborador científico así como responsable de la asesoría en temas económicos y de la edición de The IPTS Report, trabajó como economista en el Banco Mundial. Sus principales temas de investigación incluyen tecnologías de la información, empleo, desarrollo regional y desarrollo sostenible.

Duncan Gilson es escritor y traductor técnico independiente. Graduado en ingeniería electrónica e informática en el University College de Londres, obtuvo un diploma de post-grado y un "Master of Arts" en Filosofía y Literatura en la Universidad de Warwick, Reino Unido. Durante los últimos dos años y medio ha colaborado frecuentemente con el IPTS en la producción de The IPTS Report.

The IPTS Report, is the refereed techno-economic journal of the IPTS, edited by D. Kyriakou, published monthly in English, French, German and Spanish.

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