Bernardo Bayona Aznar, El origen del Estado laico desde la Edad Media, Madrid, Tecnos, 2009. 423 pp.

AutorRafael Ramis Barceló
CargoUniversidad Pompeu Fabra (Barcelona)
Páginas325-333

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El pensamiento político y jurídico en la Edad Media ha sido muy poco estudiado. Sigue siendo -incluso- de buen efecto entre escolares y académicos exhibir ante los demás un afectado desconocimiento de las fuentes y textos políticos medievales (acompañado normalmente de un fuerte desdén hacia todo lo medieval), pues eso viene a ser un sinónimo de progresía y de distancia frente a una época pretérita.

Ciertamente, después de tantos años de medievalismo clerical de carácter forzoso, no es de extrañar que la reacción haya sido claramente antimedieval (y anticlerical). Sin embargo, es notorio que el desconocimiento de la filosofía política medieval constituye, a día de hoy, una gran carencia que debe solventarse. No hay autor o problema en Grecia o en la Modernidad que no haya sido estudiado hasta la saciedad, y sobre cada cuestión hay centenares de artículos. En cambio, faltan ediciones en español de textos de Gil de Roma, de Juan de París y de tantos otros, y no hace mucho que se han editado en nuestro idioma las obras políticas de Marsilio de Padua o de Guillermo de Ockham.

El trabajo constante de los pocos historiadores del pensamiento político consagrados a la Edad Media ha permitido articular las bases de ese largo período que -en un sentido convencional- aúna diez siglos, así como ha constatado las carencias y los problemas que aún quedan por explorar. Pese a los avances sustanciales desde los años cincuenta hasta el presente, la filosofía política medieval sigue siendo una gran desconocida para el público culto.

Desde la óptica historiográfica puede decirse que todo lo que se ha ido escribiendo desde 1960 son notas a pie de página a la labor de síntesis que

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inició Walter Ullmann1, cuyo esquema conceptual -más o menos refinado- sigue siendo el que se utiliza actualmente. Pocos autores se han opuesto directamente a la cesura que Ullmann coloca entre la época anterior a la recepción de la Política de Aristóteles y a la época posterior2, si bien la nómina de discípulos que han matizado su obra es elevada.

Por ejemplo, su discípulo Antony Black hizo una síntesis del período comprendido entre 1250-14503, donde matizó las ideas de Ullmann aprovechando algunas de las ideas de Brian Tierney. En este trabajo de Black puede verse cómo se armonizan las tesis del pensamiento político de Ullmann con los cambios conceptuales en la historia del derecho canónico, expuestos por Tierney4. Estos dos últimos autores representan el paradigma más consolidado del medievalismo político y jurídico, sobre el que actualmente trabajan autores como Nederman, Bertelloni, Canning y tantos otros.

En todos estos trabajos se privilegia una visión cronológica e ideológica sobre la más estrictamente filosófica y prosopográfica, que alientan los estudiosos de la Historia de la Filosofía medieval o los que se dedican directamente al estudio de la filosofía teorética de esa época. Compárese, por ejemplo, la Historia de la Filosofía medieval de Gilson5con cualquier trabajo sobre el pensamiento o la filosofía política medieval: en el filósofo francés puede verse una orientación prosopográfica y un claro interés en fundar moral, epistemológica, antropológica y metafísicamente cualquier idea en la Edad Media, mientras que la filosofía política tiene una tendencia a emanciparse de la metafísica y a buscar un maridaje con el derecho.

Mientras en la filosofía teorética abundan los tomistas, en la filosofía política la gran mayoría de los autores huyen de la centralidad tomista hacia los extremos cronológicos: bien hacia el agustinismo político, bien hacia el franciscanismo que llega hasta Ockham. Los estudiosos de la historia del

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pensamiento político cultivan la "historia de las ideas" más que la "historia de la filosofía", de modo que no se preocupan de ofrecer una visión sistemática de la obra de los diferentes autores.

Todo ello hace que las obras, al agrupar las diversas cuestiones en bloques, tengan un carácter más bien ideológico y que los perfiles de los diferentes autores queden difuminados. Compárese por ejemplo, la obra de Jean Jolivet6-que representa un extremo en la pretensión prosopográfica- con los volúmenes sintéticos de Black o Canning7, o el coordinado por Burns8, en el que se puede percibir una orientación que privilegia el estudio de los problemas, marcadamente analítica.

Por todo ello puede decirse, de forma simplificada, que hasta el momento el pensamiento político medieval ha tendido menos a la filosofía que a la historia de las ideas, que ha privilegiado las corrientes frente a las personas y que ha preferido una alianza con el derecho frente a la metafísica y la teología. La obra que aquí se presenta intenta subsanar en buena parte las deficiencias que arrojan esas tendencias, sin dejar de lado las mejores aportaciones realizadas hasta el momento. Se trata de un volumen sintético escrito por el profesor Bernardo Bayona Aznar, que se centra en un lapso menor que Black (1270-1400), aunque su visión es más profunda y "filosófica". La idea más importante que quiere explicar Bayona es cómo se fraguó la emancipación del poder laico frente al religioso durante la época que trata.

Para ello, en el primer capítulo hace un denso resumen de las principales ideas sobre la potestad religiosa y el poder secular. Desgraciadamente, el autor no puede detenerse en matizar la obra de Ullmann desde el papa Gelasio hasta el siglo XIII (pues eso ya le ocuparía cientos de páginas), aunque constata algunas diferencias con este autor y apunta una bibliografía actualizada para que el lector pueda contrastar sus opiniones. Seguidamente, Bayona opta por una profundización en la obra de varios autores, de manera que puede exponer de manera crítica y detallada la opinión de algunos pensadores sobre el problema de la separación entre el poder espiritual y el temporal. Se centra en Juan de París, Egidio Romano, Dante, Marsilio de Padua y Guillermo de Ockham. De una forma más puntual trata a una serie de

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autores como Agustín de Ancona, Bernardo de Claraval, Miguel de Cesena, Enrique de Cremona, Nicolás de Oresme, Tolomeo de Lucca...

Bayona parece...

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