Bentham y la Gestión Pública: Los Funcionarios en el Constitutional Code

AutorJosefa Dolores Ruiz Resa/Manuel Escamilla Castillo
Páginas19-41

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Ver Nota 1

Introducción

Se conoce muy bien a Jeremy Bentham por la sistematicidad de su aplicación del principio de utilidad a diversas esferas del conocimiento. Dicho brevemente, se lo conoce porque intentó elaborar un utilitarismo que pudiera aplicarse más allá de la esfera ética o moral. Pero sus escritos sobre el Panóptico, a través del análisis de Foucault en Vigilar y Castigar, contribuyeron también a convertirlo en un autor famoso. Ciertamente, deberíamos observar que, aun considerando el principio de utilidad como único axioma del pensamiento de Bentham, podría extenderse su campo de aplicación necesariamente al derecho y a la política, entre otros. Los escritos constitucionales de Bentham intentan, así, pensar en cómo organizar y estructurar el Estado y, más específicamente para los propósitos de este artículo, cómo está concernido por la gerencia de los funcionarios. Lo estudia a través de los medios y de los fines. Los funcionarios pertenecen a un Estado utilitarista, lo que significa que tiene que maximizar la eficacia y minimizar los gastos y, aún así, maximizar la mayor felicidad del mayor número. De este modo, el funcionario es un actor entre otros dentro del marco social utilitarista. Por lo que respecta a los medios, también tienen que ser comprendidos mediante un punto de vista utilitarista. Más exactamente, Bentham está interesado en los medios necesarios para asegurar que los funcionarios actuarán de acuerdo con el principio de utilidad. Desde mi punto de vista, podemos encontrar aquí lo que realmente está en juego cuando hablamos de una gestión benthamiana de los funciona-

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rios: una normalización de las conductas de los funcionarios de modo que adopten una conducta específica de acuerdo con las prescripciones de la ética utilitarista. Ahora bien, esta normalización sólo puede obtenerse aplicando al Estado técnicas disciplinarias que fueron identificadas por Foucault cuando estudió la Prisión Panóptica. Podríamos considerar, de este modo, que hay un Panóptico Constitucional en los escritos de Bentham y explicaremos sus mecanismos. La gerencia de los funcionarios en el pensamiento de Bentham debería considerarse, de este modo, como un medio para normalizar las conductas que haga que la gente interiorice las normas éticas y convierta, así, el espacio burocrático en un espacio ético de auto-gestión. El presente trabajo se enfocará, después de una breve presentación del papel y la tarea del funcionario en el seno de la economía del pensamiento de Bentham, en la diná-mica panóptica que funciona en el Estado y que asegura los propósitos utilitarios definidos por Bentham.

I La tarea de los funcionarios: ¿entre la utilidad y el sacrificio?
1. ¿Qué es un funcionario?

El significado de la expresión «funcionario» es parte de un método más general de clasificación utilizado por Bentham: la clasificación por dicotomía. Hay que entenderla, así, como una rama de la pareja «funcionario/no-funcionario». Esta distinción se interseca con otras varias, tales como la de gobernantes/súbditos; la de minoría gobernante/mayoría sometida; la de gobernantes/gobernados2. De este modo la oposición entre fun-

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cionarios y no-funcionarios se interseca con diferentes divisiones creadas por Bentham para clasificar la realidad y parte la sociedad en clases. La sociedad política se comprende y se divide siempre en dos grupos con intereses opuestos. Para Bentham, el papel del legislador es unir estos intereses divergentes o, en otras palabras, realizar efectivamente una armonía artificial de los intereses. Supone que toda clase, como todo individuo, tiene un interés que conseguir.

Bentham usa la expresión «funcionario» en una acepción muy amplia; significa cualquier persona que tiene un deber o responsabilidad oficial, cualquiera que sea su nivel jerárquico. Pertenecen a lo que Bentham llama la «Clase Dirigente Oficial»3

—«el vasto receptáculo ficticio en el que se consideran incluidos todos los funcionarios»4. El pueblo, considerado como la «Auto-ridad Constitutiva», crea esta clase a través de dos poderes identificados: el de nombrar y el de cesar a los funcionarios5.

En cuanto individuo que forma parte de una clase más amplia, el funcionario debe poseer lo que Bentham llama «aptitud oficial», que se divide en tres ramas: moral, intelectual y activa6. La aptitud moral concierne al respeto del principio de utilidad; la aptitud intelectual reúne el conocimiento apropiado y el juicio apropiado, es decir el dominio de habilidades específicas, mientras que la aptitud activa tiene que ver con el celo y la asiduidad en el trabajo. Bentham considera que todos los funcionarios deben tener y desarrollar estas tres aptitudes. Esto implica que deben comprometerse con el principio de utilidad, poseer los conocimientos completos que se necesitan para realizar el trabajo y la asistencia regular a la oficina. En otras palabras, el funcionario de Bentham es un auténtico técnico, un experto que persigue solo el interés del mayor

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número. Esto puede parecer un papel ideal, así que de lo que se trata realmente ahora es de encontrar personas así en el mundo real.

2. Procedimiento de Selección

La principal dificultad que tiene el Estado cuando recluta funcionarios es la asimetría de la información. Cualquier gerente tiene que afrontarla; no puede saber a priori si cualquier persona es realmente competente; sin embargo, habrá de decidir contratar o no a esta persona. Pero el gerente puede evaluar a esta persona a posteriori y cambiar de opinión. Lo que ocurre es muy distinto en el caso de los funcionarios. Reclutar un juez, un funcionario de aduanas, un ministro de Hacienda, es algo que no permite errores, porque estos implican un gran daño para la sociedad por entero. Esta es la razón por la que Bentham está muy interesado en encontrar una manera de resolver esta asimetría de información respecto a las aptitudes morales o intelectuales y activas de los candidatos. Hay un segundo conjunto de cuestiones que se desprende de la siguiente afirmación: «la mayor felicidad del mayor número exige que no se nombre a ningún funcionario por azar; mucho menos por nacimiento. De ninguna otra manera más que por nombramiento o elección»7. ¿Cómo sería posible asegurarse de no cometer ningún error en el reclutamiento y de proveer un conjunto completo de mecanismos que identifiquen las aptitudes específicas de la gente? En otras palabras, ¿cómo podríamos estar seguros de que sólo intentan ser funcionarios buenos candidatos, y cómo podríamos establecer un sistema que identifique a tales personas? Aparte de tales cuestiones, debemos observar que, de nuevo, Bentham quiere reformar la sociedad inglesa excluyendo a los aristócratas de las oficinas estatales.

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a Disuasión y Auto-Selección

Un primer paso consiste en disuadir a los malos solicitantes que carecen de aptitudes morales e intelectuales. Para lograrlo, Bentham cree que bastaría con hacer menos atractivos esos oficios públicos. Se puede, entonces, actuar directa o indirectamente; directamente, minimizando las ventajas ligadas a cada puesto e, indirectamente, maximizando la responsabilidad legal y moral de cada funcionario. Como afirma Bentham, habría así que «reducir a sus dimensiones más bajas la cantidad de poder en manos de los funcionarios públicos. Es decir, minimización del poder»8y minimizar el dinero a su disposición9, ya que ambos aspectos son causa de desgobierno. Esto lleva directamente a una maximización del control y una mini-mización de la fiducia y la confianza. En palabras de Bentham, «el principio de la minimización de la confianza» y «el principio de la maximización del control»10. Bentham cree que las únicas personas interesadas en solicitar oficios públicos actuarían de acuerdo con el interés del mayor número y con el suyo propio. Para Bentham, desanimar a los solicitantes no aptos significa asegurar la aptitud moral de los funcionarios.

b Aprendizaje y Exámenes Públicos

El primer paso sugerido por Bentham tiene que ver con la aptitud moral; centrémonos ahora con la segunda aptitud, la intelectual. Dos procedimientos de reclutamiento se suceden: el aprendizaje y la oposición o examen competitivo. Ambos obedecen al mismo principio, una verificación estricta y precisa del

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conocimiento de los candidatos basada en las competencias exigidas o, como dice Bentham, en los «talentos», para cada oficio11. Hay aquí claramente un proceso de individualización de los oficios. Cada una de las pruebas, entrevistas y exámenes están creados para suprimir elementos externos que pudieran distorsionar los procedimientos de reclutamiento. Se juzga a los individuos solamente según su aptitud intelectual. El rango social o la clase no deben contar nunca. Bentham da muchos detalles sobre cómo deben componerse los tribunales, sobre la organización de los exámenes, sobre las calificaciones; y sugiere que todo el procedimiento se haga público. La contratación de los funcionarios debe ser completamente transparente. Estos son los medios elaborados por Bentham para estar seguro de que...

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