RIVAYA, Benjamín (coord.), Cine y pena de muerte. Diez análisis desde el derecho y la moral

AutorAlberto Carrió Sampedro
CargoUniversidad de Oviedo
Páginas396-398

    RIVAYA, Benjamín (coord.), Cine y pena de muerte. Diez análisis desde el derecho y la moral, Tirant lo Blanch, Valencia, 2003, 219 pp.

Page 396

A1 menos desde que a Ferdinad Zecca, verdadera alma de la sociedad Pathé Hermanos, se le ocurriera -cuando aun no habían transcurrido siquiera dos años desde el nacimiento del cinematógrafo- la brillante idea de emitir antes de las proyecciones de las películas el Pathé-Journal, primera manifestación de lo que luego se populizaría bajo el nombre de noticiarios, resulta más que evidente la vocación del cine por ocuparse de todos los aspectos de la vida; también de la muerte. No en vano el propio Zecca empeñará lo mejor de su actividad en la elaboración de filmes de un realismo preciso, tal es el caso de Histoire d'un crime (1901), que con sus 110 metros y seis cuadros será considerada como el primer drama de la historia del cine al mostrar en sus cuadros quinto y sexto, respectivamente, el último aseo de un reo condenado a muerte y su ejecución en la guillotina.

El cine quizá sea la única forma artística que permita la aproximación a situaciones que de otra forma continuarían resultándonos ignoradas ya que la imagen cinematográfica pone ante nosotros un fragmento de la realidad en el que fondo y forma son prácticamente indisolubles. Ahora bien, como ya advirtiera Luigi Chiarini (Cinque capitoli sulfilm, 1941), si "la película es un arte, el cine es una industria", quizá por ello, como afirma Rivaya, desde su nacimiento se haya ocupado de la pena de muerte, sabedor de la fuerte carga dramática que la misma conlleva y de los pingües beneficios que puede reportar.

El cine, empero, también sirve para transmitir ideas y espolear conciencias. Pensemos si no, por señalar uno de tantos ejemplos posibles, en el tremendo grito de protesta que supone Roma, cittá aperta (1945), la magnífica obra de Rossellini en la que se describen los últimos días de la ocupación alemana en Roma y la lucha de la Resistencia que une en un destino común al militante comunista (Marcel Pagliero), al sacerdote católico (Aldo Fabrizi) y a una mujer del pueblo (Anna Magnani) que luchan y mueren por una misma causa; ella ametrallada en plena calle, el militante comunista sanguinariamente torturado y el sacerdote fusilado al amanecer a las afueras de Roma mientras unos niños presencian la ejecución tras unas alambradas. Son escenas tan estremecedoramente realistas que nos hacen experimentar al mismo ritmo de sus personajes todas...

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