Barrios e (in) civismo

AutorOrtiz García, Jordi
Páginas94-128
BARRIOS E (IN) CIVISMO
La aprobación por numerosos Ayuntamientos en nuestro país de Orde-
nanzas de convivencia, con el objetivo de proteger el espacio público de
conductas incívicas, tales como consumo de alcohol en la vía pública, vandalis-
mo, graf‌itis, ruido mendicidad o prostitución, ha convertido nuevamente al «ba-
rrio» en unidad de análisis criminológico preferente 1. Un factor que, des-
de mediados del siglo XX, con las teorías ecológicas elaboradas por la
Escuela de Chicago 2, no había vuelto a despertar tanto interés científ‌ico
ni académico. Y eso a pesar de encontramos en una época en que la globa-
lización (internet, telefonía móvil) parece hacernos creer que «el lugar»
carece de interés 3. En estos últimos años, el malestar provocado por con-
ductas inapropiadas que afectan a la convivencia ha despertado nuevamen-
te el interés por el factor espacial de la criminalidad y las conductas desvia-
das en los barrios 4, que en la literatura criminológica hemos conocido
principalmente por investigaciones en torno a ciudades de Estados Unidos
o de Inglaterra 5, y de las que en España siempre hemos carecido, bien por
1 Como venimos indicando en anteriores capítulos, las conductas incívicas por parte de la
ciudadanía han provocado que numerosos ayuntamientos elaboren en estos últimos años orde-
nanzas de civismo, con el objetivo de erradicar este tipo de conductas de la vía pública.
2 Una de las teorías más destacadas durante la primera mitad de siglo XX, es la conocida
teoría de la desorganización social. Shaw y Mckay, op. cit. 1942.
3 En estos últimos años, algunos criminólogos han comenzado a mostrar más interés por los
delitos relacionados con el uso de nuevas tecnologías, como por ejemplo: el terrorismo informá-
tico, el uso de las TICs en el delito o la prevención frente a esta nueva modalidad de delitos.
Clarke, 2004. 55-63; Mcguire, 2007. Hypercrime. The new geometry of harm. Oxon & New York.
Routledge.
4 Uno de los trabajos más exhaustivos sobre este asunto en España es el elaborado por
el Censo de Población y Vivienda en 2001, que solicitó la opinión de sobre el nivel de delin-
cuencia y vandalismo en los barrios. En el trabajo se recogía la pregunta: ¿Tiene en su vivien-
da alguno de los problemas siguientes? Entre los ítems, se recogía la delincuencia o el vanda-
lismo.
5 Las numerosas investigaciones en torno a la ciudad de Chicago y otras poblaciones de
Inglaterra constituyen un ejemplo del interés criminológico por el estudio sobre entornos locales
y criminalidad. Son muchos los autores que han abordado este asunto. Entre ellos destacan los
trabajos de Sampson y Groves, 1989, Veysey y Messner 1999.
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una falta de interés científ‌ico, bien por la falta de calidad y rigor metodoló-
gico 6.
Por todo ello, este capítulo tiene como objeto mostrar la relación entre
las características individuales y colectivas de los barrios de la ciudad de
Guadalajara, con los lugares donde se concentran las denuncias incívicas y
residen los infractores incívicos de la ciudad, durante un período de ocho
años (2008-2016).
1. DESORGANIZACIÓN SOCIAL, EFICACIA COLECTIVA E (IN)
CIVISMO
La teoría de desorganización social surge a principios del siglo pasado,
dentro de la conocida Escuela de Chicago, una de las cunas de la sociología
moderna 7. Esta Escuela, que desarrolló el estudio de la morfología del cri-
men en el entorno urbano, y que planteó durante el período entreguerras
que el declive de las reglas de comportamiento en una comunidad, o su
incapacidad de hacer efectivos los valores de las personas que la forman,
pueden provocar variaciones en las tasas de criminalidad urbanas. Una teo-
ría que nace de la labor investigadora de autores como Park, Burgess o
Mckenzie 8, pasando por Thomas y Znaniecki 9, hasta llegar a las investigacio-
nes llevadas a cabo por Shaw y Mckay 10; autores que atribuían a factores
ambientales la criminalidad de los barrios, tales como el status socio-económico
bajo, la alta movilidad y una heterogeneidad étnica o nacional, considerados
como los causantes de los problemas de inseguridad o criminalidad de los
barrios. Desafortunadamente, estas investigaciones fueron duramente criti-
cadas por su falta de rigor metodológico, lo que dio lugar a un importante
desinterés científ‌ico y académico durante un largo período. El fracaso de
teorías ambientales como la teoría de la desorganización social 11 provocó
un prolongado desinterés por las teorías ecológicas hasta actualidad, cuan-
do han aparecido nuevos modelos, fruto de una evolución de la propia
teoría de la desorganización social, y en que el barrio con unas determina-
das características puede considerarse como un remedio a los males de la
sociedad 12.
6 Echezarra, 2014.
7 La Escuela de Chicago ha sido fuente de inspiración de la sociología urbana y la crimino-
logía. Son numerosas las investigaciones que se han elaborado en torno a esta Escuela, como los
llevados a cabo por Park, Burguess o Mckenzie.
8 Park, Burgess, y Mckenzie, op. cit., 1925
9 Thomas y Znaniecki, 1927.
10 Shaw y Mckay, op. cit. 1942.
11 La teoría de la desorganización social fue muy criticada en la investigación criminológica,
debido a su falta de rigor metodológico. Serrano. op. cit, 2017. 259-268.
12 A f‌inales del siglo XX surgen nuevas teorías que asimilan parte del discurso de la teoría de
la desorganización social, y que sostienen que una mayor cohesión social, redes sociales o conf‌ian-
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En efecto, el papel de los barrios puede tener una enorme relevancia en
la solución de problemas como la delincuencia o la inseguridad. La des-
igualdad social entre barrios en términos sociodemográf‌icos, económicos o
de vivienda, problemas como la segregación racial, la baja tasa de nacimiento o
alta mortalidad infantil, las familias monoparentales, el absentismo escolar, el mayor
o menor porcentaje de casas en propiedad, el tiempo de posesión del inmueble o la
desigualdad de los recursos, pueden ser causa de la variación de la criminalidad
en los barrios. En def‌initiva, un conjunto de factores que pueden ser deci-
sivos en el bienestar de los barrios, frente al deterioro, el abandono y el
delito.
El investigador R.J. Sampson def‌inió ciertas características preventi-
vas del delito con la expresión ef‌icacia colectiva 13. Un modelo basado en
la creación de lazos entre la comunidad, la ayuda entre vecinos, la capa-
cidad de resolver los problemas en la comunidad; una mayor participa-
ción en la toma de decisiones por parte de la comunidad o las políticas
públicas pueden provocar un descenso en la criminalidad, una mejora
en la percepción de la seguridad del vecindario y una reducción de las
desigualdades socioeconómicas de los barrios 14. Para este autor, un ma-
yor control informal por parte de la comunidad, y las relaciones f‌luidas
entre el vecindario son esenciales para lograr con éxito la ef‌icacia colec-
tiva 15.
En cuanto a las investigaciones llevadas a cabo en España sobre desorga-
nización social o ef‌icacia colectiva, resultan muy escasas. Desafortunada-
mente, tales investigaciones se han centrado además en el estudio cuantita-
tivo de la percepción de seguridad de los ciudadanos en los barrios. Las
za social entre el vecindario, pueden inf‌luir en la tasa de criminalidad de los barrios. Sobre este
asunto, pueden verse los trabajos llevados a cabo en Estados Unidos por: Sampson, Raudenbush
y Earls, 1997. 918-924; Sampson, Morenoff, y Earls, 1999. 633- 660.
13 El investigador norteamericano R.J. Sampson def‌ine la ef‌icacia colectiva como el vínculo
entre cohesión (conf‌ianza en la colaboración conjunta o working trust) y las expectativas compar-
tidas de acción. Las expectativas compartidas y el compromiso mutuo de los residentes resultan
fundamentales para un mayor control social informal por parte del vecindario.
14 En estos últimos años, se están aplicando nuevos modelos de participación vecinal en
numerosas ciudades españolas. Una de las herramientas que de una forma mayoritaria están apli-
cando los Ayuntamientos son los presupuestos participativos. Ciudades como Barcelona o Madrid
han decidido aplicar este modelo en la toma de decisiones de sus ciudadanos. La ciudad de Gua-
dalajara lleva varios años apostando por este modelo de participación vecinal de los presupuestos
participativos. Un ejemplo es DECIDIM BARCELONA. Se trata de una plataforma de participa-
ción ciudadana, con un total de 14.005 propuestas. Otra plataforma ciudadana es DECIDE MA-
DRID, a través de la cual el Ayuntamiento de Madrid presupuestó 30.000.000 millones de euros
para proyectos presentados por el vecindario de los diferentes distritos de la ciudad de Madrid. El
Ayuntamiento de Guadalajara también cuenta con presupuestos participativos desde hace tres
años.
15 Con respecto a la criminalidad o las conductas desviadas, la ef‌icacia colectiva consistiría
en una mayor vigilancia por parte de los residentes, la presencia de mecanismos adecuados para
manejo de conf‌lictos grupales, o el trabajar en equipo para lograr mejoras de los servicios de la
comunidad.

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