Aspectos jurídicos del xenotrasplante

AutorElena Letrado Camello/Francisca Ramón Fernández
Páginas277-315

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1. Introducción

Generalmente, el concepto de trasplante1 se aplica al proceso de donación-recepción establecido entre dos seres humanos. Sin embargo, atendiendo a la relación existente entre receptor y donante, se distinguen cuatro tipologías o categorías de trasplante: autotrasplante; isotrasplante; alotrasplante y xenotrasplante.

El caso más sencillo es el autotrasplante, donde un injerto procedente de un individuo se trasplanta en ese mismo individuo, bien sea en una posición anatómica igual o distinta.

Por otro lado, el isotrasplante, consiste en la donación de tejido u órgano por parte de un individuo genéticamente idéntico al individuo receptor, como sería el caso de la donación entre gemelos univitelinos. No obstante, la estrategia habitual y más empleada es el alotrasplante, es decir, el trasplante de un tejido u órgano entre un individuo donante y un individuo receptor genéticamente distintos pero pertenecientes a la misma especie. Por último, existe otra estrategia menos conocida y sobre la que versará el presente trabajo: el xenotrasplante (XTP), donde el individuo del que procede el injerto y el individuo receptor que lo albergará pertenecen a especies diferentes.2

Durante las últimas décadas, el progreso científico ha permitido un gran avance en el campo de los alotrasplantes de órganos, tejidos y células.3

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No obstante, y a pesar de este aumento en el éxito de los procedimientos, la demanda mundial crece cada año, haciendo que exista una importante diferencia entre el número de órganos disponibles y el número de pacientes que requieren un trasplante.4

Esta desigualdad entre la cantidad de órganos disponibles y la requerida por el global de pacientes que necesita un trasplante, se ve aumentada debido fundamentalmente a dos razones: la primera de ellas reside en el perfeccionamiento de las técnicas y procedimientos médicos, que día a día mejoran y afianzan el trasplante como una opción exitosa, por lo que el rango de pacientes en el que aplicarla se ve aumentado5; la segunda, también se encuentra relacionada con el avance de la medicina, pero en este caso en términos generales, ya que los progresos logrados recaen en el aumento de la longevidad de la población, por lo que las probabilidades de padecer una enfermedad o patología que requiera para su subsanación un trasplante se elevan igualmente.6

Ante este hecho, han surgido diversas alternativas, tales como la creación de tejidos y órganos sintéticos a través de enfoques multidisciplinares

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que combinan la medicina y la ingeniería, así como el reemplazo del órgano dañado por otro funcionalmente sano procedente de una fuente animal, es decir, un xenotrasplante.7

Los xenotrasplantes llevan presentes en el ámbito médico y científico desde principios del siglo XX8, no obstante, siempre han tenido detractores debido a tres factores principales: el primero de ellos relacionado con la incertidumbre acerca de las barreras inmunológicas y fisiológicas que deberían superarse para lograr una correcta adaptación en el organismo del receptor; el segundo de ellos, en referencia a la ética de emplear animales como fuente de obtención de órganos, considerando la experimentación necesaria en ellos y su modificación a favor del ser humano; y, por último, la legalidad en relación a la investigación y aplicación del xenotrasplante, debido a que en esta estrategia influyen una cantidad muy numerosa de factores como son los límites de la experimentación, los derechos animales o la salud pública, principalmente.9

A causa de estos motivos, no existe en la actualidad ninguna normativa que rija el xenotrasplante y sus distintos aspectos. Únicamente se han publicado a lo largo de los años diversas directrices y recomendaciones, tanto a nivel mundial, comunitario e incluso nacional, a fin de establecer buenas prácticas en la investigación10 Estas han sido interpretadas de distinta manera por cada organismo, país e incluso autor, planteando un ámbito realmente controvertido con una amplia variedad de opiniones por parte de médicos, investigadores y juristas. Asimismo, este debate se ha visto aumentado a raíz del desarrollo de las tecnologías de modificación

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genética, que podrían solventar los principales problemas del xenotras-plante. Esta nueva perspectiva surge a través de la opción de variar ciertas características en el genoma de los animales que se emplearían para la obtención del órgano, tejido o células necesarias para el trasplante. Si bien es cierto que a lo largo de los años se han estudiado diversos modelos animales, debido a sus características, anatómicas y de facilidad de cría, el cerdo11 ha sido elegido como el animal idóneo para realizar un xenotras-plante. A través del empleo de las distintas herramientas de manipulación genética se podrían salvar las barreras existentes a causa de la distancia filogenética existente entre ser humano y cerdo, convirtiendo el xenotras-plante en una realidad clínica en un futuro cercano.12

2. El xenotrasplante: definición, tipos y características

El concepto de xenotrasplante hace referencia a aquel trasplante que se realiza entre un donante y un receptor que pertenecen a especies distintas13. No obstante, de forma general se emplea este término para referir el trasplante que recibe un ser humano por parte de animales pertenecientes a otras especies (no-humanos). En este caso, es necesario destacar que la denominación más adecuada a la hora de nombrar los animales empleados sería animal fuente en lugar de animal clonante, debido a que dicho animal no posee la capacidad ni la opción de elegir donar un órgano, tejido o células, sino que es criado y modificado por parte del ser humano para ese fin.14

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De acuerdo a las definiciones otorgadas por la Organización Mundial de la Salud y la Food and Drug Administration, el concepto de xenotras-plante se aplicaría a "cualquier procedimiento que implique el trasplante, la implantación o la perfusión, en un receptor humano, de células, tejidos u órganos no humanos, o bien fluidos corporales, células, tejidos u órganos humanos que hayan tenido contacto ex vivo con células vivas, tejidos u órganos no humanos".15 Atendiendo a esta definición y a lo expuesto por la doctrina16, se pueden establecer cuatro tipos de xenotrasplante de acuerdo al injerto a emplear: órgano sólido, células y tejido, perfusión ex-tracorpórea e híbrido humano-animal.

Así mismo, además de esta clasificación, también se puede tipificar el xenotrasplante de acuerdo a la relación existente entre la especie de la que procede el injerto y la que lo albergará, parámetro que influirá a su vez en la respuesta inmunológica natural de rechazo desencadenada. En este sentido se puede distinguir entre xenotrasplantes concordantes y discordantes.17

Los primeros de ellos, concordantes, hacen referencia a aquellos trasplantes realizados entre especies filogenéticamente cercanas, como podrían ser el ratón y la rata, o los primates no humanos y el ser humano, de manera que la proximidad evolutiva existente provocaría una reacción de rechazo por parte del sistema inmune aproximadamente en varios días. No obstante, en el caso de los discordantes, aquellos trasplantes entre especies alejadas filogenéticamente, esta respuesta se desencadenaría en minutos o horas, de una forma mucho más agresiva y violenta, a causa de la mayor diferencia entre las distintas moléculas inmunitarias de los organismos.18

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Este hecho haría pensar que los candidatos idóneos para ser elegidos como animales fuente serían los primates no humanos, a causa de su parentesco evolutivo con el ser humano. No obstante, a pesar de las innegables similitudes encontradas, este grupo animal no supone a día de hoy la mejor opción para la obtención de órganos. Este lugar lo ocupa otro animal, distante filogenéticamente, pero cuyas características lo posicionan como la fuente de obtención de órganos preferida: el cerdo.19

De manera inicial, los primeros candidatos que fueron considerados como animal fuente para el xenotrasplante fueron los chimpancés, sin embargo, éstos fueron declarados especie en peligro de extinción en la década de los sesenta, por lo que fueron descartados como alternativa. Seguidamente, se pensó en la utilización de babuinos, ya que el parentesco era similar y había una mayor población, sin embargo, estos presentaban ciertas características desfavorables principalmente debidas al largo periodo de gestación y el bajo número de descendientes obtenido, así como ciertas desventajas para ser criados en cautividad.20 Asimismo, el comité BRMAC de la FDA americana, estableció en 2001 que los babuinos presentaban un mayor riesgo para la salud pública si eran empleados en xenotrasplantación, debido a que su parentesco fisiológico y evolutivo con el hombre no sólo facilitaba la transmisión de órganos, sino también de enfermedades, como por ejemplo el herpes virus B.21

Por todo ello, desde la comunidad científica se centraron los esfuerzos en una perspectiva distinta, seleccionando un animal fuente discordante que presentara características fisiológicas favorables, así como un menor riesgo de transmisión de...

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