Aspectos psicológicos propios del arbitraje: algunas consideraciones referidas al árbitro y al arbitraje

AutorFélix Guillén García
Cargo del Autor15
Páginas99-108

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La importancia que ha alcanzado el deporte, más concretamente el fútbol, es enorme hasta tal punto que las repercusiones del mismo trasciende todos los ámbitos imaginables.

Esa importancia se refleja a niveles sociales al referirse a todo lo que supone para las aficiones o, en general, para los habitantes en muchas ocasiones de poblaciones enteras o incluso de países -en la medida que el fútbol constituye un fenómeno de masas- que incide de una manera u otra sobre la mayoría de las personas.

Igualmente habría que referirse al mismo en términos económicos, ya que en muchas ocasiones los resultados obtenidos están implicando para los equipos afectados ganancias o pérdidas que pueden alcanzar en ocasiones muchísimos millones de pesetas, y también la importancia que tiene indirectamente para determinadas ciudades como generador de información y producto de ello de beneficios económicos.

Aparte de esa transcendencia económica nos encontramos con la tal vez más relevante la importancia deportiva, lo que implicaría entre otras cuestiones, que un equipo acceda o no a clasificarse para otra ronda, ascender o descender de categoría, etc. Incluso si nos situamos en otros niveles y/o categorías inferiores, nos podemos encontrar con equipos, y consecuentemente con los jugadores que lo integran, que se han entrenado durante muchos años para llegar a una categoría o competición importante -ya sea en categorías o campeonatos regionales, incluso unas olimpiadas o campeonatos del mundo- y sin embargo pueden ver truncados sus esfuerzos por múltiples razones ajenas al propio sujeto o equipo.

Consecuencia de todo ello el mundo del deporte y específicamente el fútbol ha sido objeto de estudio, por parte, de múltiples disciplinas científicas como la fisiología, la psicología, etc.

Pero en la mayoría de los casos todas esas disciplinas han tenido como objeto de estudio a los deportistas, incluso al entrenador o al público.

Sin embargo a una figura tan importante como es la del arbitro, apenas se le ha prestado atención al menos desde un punto de vista científico, ya que sólo se atiende a su per-

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sona cuando es para analizar cada fin de semana su actuación y en la mayoría de los casos para criticar su labor.

Esto se pone de manifiesto al analizar la literatura científica, ya que se puede apreciar la abrumadora escasez de estudios que se centran en el arbitro y la labor arbitral, desde cualquier perspectiva y con un carácter riguroso.

Si analizamos el valor que tiene la figura del arbitro y su labor encontramos que es imprescindible o cuando menos importantísima para el deporte por múltiples razones.

En primer lugar, porque es requisito necesario y sin su concurso no sería viable la práctica deportiva.

En segundo lugar, y por sólo citar algún ejemplo, por los errores arbitrales, ya que los mismos pueden tener repercusiones sobre un equipo impidiéndole su clasificación para una final o aspirar a obtener una medalla o subir de categoría.

Por otro lado, también puede repercutir en la situación insostenible en que quedan muchos entrenadores, producto en ocasiones de esos pequeños errores, lo que condiciona su continuidad en un equipo.

Pero para nosotros lo más importante es el propio arbitro y el arbitraje en sí y no por razones gratuitas puesto que en la medida en que la calidad del arbitraje sea mejor el deporte ganará en calidad y quedará ajeno de cualquier posible polémica.

La gran mayoría del gran público en muchas ocasiones se olvida que los arbitros son personas y que al margen de su labor arbitral, llevan una vida normal tanto familiar como profesional y que la misma puede verse afectada, en ocasiones seriamente, ya sea por la importancia que adquiere su labor arbitral como por posibles errores cometidos durante dicho cometido.

Si pensamos en las actuaciones de los arbitros, por ejemplo en fútbol como deporte más o menos profesionalizado, nos encontramos que éstos han podido alterar involuntariamente el desarrollo de un partido o de una competición.

Es nuestra intención plantear en este espacio una breve (posiblemente muy breve) visión desde la Psicología, puesto que consideramos que hasta la fecha la Psicología y el arbitraje han sufrido un divorcio. Ya que por una parte desde la psicología se ha prestado mucha más atención, y pienso que erróneamente, a los deportistas y los entrenadores, fundamentalmente, y no a los arbitros.

Esto se pone de manifiesto en una revisión reciente en la que los estudios sobre psicología del arbitraje y juicio deportivo no ocupan más del 3% de todos los estudios realizados en el ámbito deportivo.

Todo ello a pesar que muchos aspectos de la Psicología tienen reflejo en el arbitraje, por ejemplo, la ansiedad que se experimenta antes, durante e incluso después de una confrontación deportiva. También podríamos referirnos a un tema como es la concentración requerida para el adecuado desarrollo del arbitraje. Igualmente, y por sólo citar algún otro aspecto, la relación que se establece con los jugadores a través de la comunicación que se mantiene durante un encuentro con los mismos.

Pero, por otro lado, ocurre que desde el mundo del arbitraje tampoco se le ha prestado atención a la Psicología, al menos como disciplina científica.

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Los motivos de esa falta de atención creemos que se deben al desconocimiento que existe sobre la Psicología en general y la Psicología del Deporte en particular. Este desconocimiento no sólo es propio de los arbitros, sino de la sociedad en general, en la medida que se asocia psicología con trastornos o problemas mentales o con "locura" y nada más lejos de la realidad, pues desde la psicología, en este caso del deporte, se estudia por citar sólo un ejemplo cómo mejorar el rendimiento deportivo a través del entrenamiento en técnicas de relajación o de concentración con el fin de afrontar una competición con más eficacia y con garantías de éxito. Incluso en el caso que los arbitros puedan estar sometidos a una presión excesiva por parte de los medios de comunicación, las manifestaciones de directivos o entrenadores, recurrir al aprendizaje de habilidades que nos ayuden a reducir esa tensión.

Algunos arbitros podrán argumentar que todo ello no es necesario, por nuestra parte diríamos que tal vez en determinados casos no sea así pues estos arbitros han sido capaces de desarrollar por si solos ciertas estrategias psicológicas para afrontar esas situaciones, aunque dudo que siempre haya sido así. Pero, además, se debería pensar que pueden existir otros muchos arbitros que si requieran de asesoramiento para adquirir...

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