Europa Móvil: aprovechar el rápido cambio para satisfacer las necesidades europeas

AutorMatthias Weber y Jean-Claude Burgelman

"The IPTS Report, is the refereed techno-economic journal of the IPTS,edited by D. Kyriakou, published monthly in English, French, German and Spanish."

K. Matthias Weber es ingeniero y licenciado en ciencias políticas y doctor en economía por la Universidad de Stuttgart. Ha trabajado en el IPTS de 1993 a 2000, donde dirigió y trabajó en algunos proyectos en el campo del transporte y la movilidad. Desde 1998 es uno de los miembros principales del equipo Futuros del IPTS, que trabaja en temas de competitividad, desarrollo regional, ampliación y movilidad. En diciembre de 2000 se trasladó al Centro Austriaco de Investigación como jefe de la Unidad de Política Tecnológica.

Jean-Claude Burgelmann es doctor en ciencias sociales y posee un máster en dinámica de la ciencia y la tecnología por la Universidad Libre de Bruselas. Es profesor de política de las tecnologías de la comunicación por la misma universidad, donde ha creado y dirigido el centro de investigación SMIT (Estudios sobre Información y Telecomunicaciones). Trabaja en temas de impacto socioeconómico de las TIC en Europa y en los países en vías de desarrollo. Trabajó en el IPTS desde diciembre de 1998 hasta septiembre de 2000.

En los próximos diez años Europa deberá enfrentarse al impacto total tanto del mercado único como de los efectos del paradigma-e emergente, cuya combinación implica nuevos modos de vivir, trabajar y producir en Europa. El concepto de "Europa Móvil" destaca como un marco de referencia que podría ser útil para reconciliar las directrices del cambio en la economía en red con los valores y objetivos de una Europa integrada.

La política europea no puede sencillamente cruzarse de brazos y beneficiarse del paradigma-e en el mercado único. Existe el riesgo de que aparezcan tensiones políticas y sociales y de que se pierdan oportunidades económicas. La política necesita dirigir los cambios inevitables que se aproximan y crear los marcos necesarios para garantizar que se explotan al máximo.

El paradigma-e como motor clave del cambio

La revolución de las TSI (Tecnologías de la Sociedad de la Información) está emergiendo como un nuevo paradigma (el llamado "paradigma-e") que va a transformar nuestras pautas de vida, de trabajo y de producción1 aunque habrá claramente diferencias entre distintos sectores en términos de la magnitud y duración de esta transformación. Los sistemas de producción se están haciendo más flexibles, globales y en tiempo real; los modelos de trabajo están cada vez más configurados por el uso de los ordenadores; los dispositivos digitales se están introduciendo en la sociedad a todos los niveles y la aparición de la "inteligencia ambiente" o la "informática ubicua" podría cambiar drásticamente nuestra vida diaria2. Lo que es único no es sólo la extensión del cambio, sino su velocidad, que muchos consideran sin precedentes en la historia de la humanidad.

No obstante, el paradigma-e no tiene solamente una dimensión tecnológica (por ejemplo, las comunicaciones móviles, Internet y la informática omnipresente), sino que tiene también sus raíces en fenómenos sociales, tales como la aparición de la sociedad mosaico, los desarrollos económicos como el negocio electrónico, (la llamada "economía-e") y los motores políticos, como la ampliación de la UE, por una parte, y el creciente regionalismo dentro de los países por otra.

La revolución de las Tecnologías de la Sociedad de la Información está emergiendo como un nuevo paradigma que va a transformar nuestros modelos de vida, de trabajo y de producción

En el contexto europeo en particular, la presión por el cambio se ve aumentada además por otros motores tales como la ampliación, el proceso de integración económica, las transformaciones demográficas y la migración. Algunas de estas fuerzas son una expresión de voluntad política, otras reflejan desarrollos económicos y sociales más amplios.3

En Europa la presión por el cambio se ve aumentada además por otros motores tales como la ampliación, el proceso de integración económica, las transformaciones demográficas y la migración

A la vista de estas transformaciones fundamentales en marcha, Europa se enfrenta al menos a dos desafíos importantes. Primeramente, el paradigma-e podría comprometer algunos de los objetivos, valores y principios sociales mantenidos en Europa. Sin embargo, al mismo tiempo, el paradigma-e promete enormes oportunidades económicas y sociales. El equilibrio entre las oportunidades y los riesgos depende de las acciones a tomar, ahora y en un futuro próximo. Por ejemplo, la cohesión social podría verse afectada por la aceptación generalizada- o la falta de aceptación por parte de algunos grupos si se cumplen las predicciones de la divisoria digital- de las TSI. En efecto, estas tecnologías ofrecen oportunidades para conectar las regiones menos favorecidas más estrechamente con los principales centros económicos en Europa. Sin embargo, las TSI y las actividades de servicio relacionadas ofrecen "economías de alcance" potenciales que tienden a favorecer el agrupamiento alrededor de los principales centros existentes. De modo similar, las principales ciudades europeas están cada vez más integradas en las redes empresariales globales, mientras que al mismo tiempo tiende a crecer la brecha entre sus centros y sus puntos periféricos. Otra tendencia clara es que nos estamos alejando de la tradicional sociedad de 9 a 5, hacia una sociedad de 24 horas, al menos en las principales ciudades. Esto puede aportar muchas ventajas, por ejemplo, en términos de acceso a servicios las 24 horas, pero al mismo tiempo es un desafío para las instituciones y las estructuras sobre las que están basadas la vida familiar y laboral.

Cómo adaptarse a los cambios aportados por la revolución de la información de modo que se preserve su diversidad, bienestar y valores sociales, es el desafío para Europa

El segundo desafío importante que conllevan estos motores se refiere a muchos de los límites institucionales y espaciales tradicionales que enmarcan la vida económica y social. Esto afecta particularmente a las estructuras políticas y legales y a la organización de los servicios (públicos), que aún tienden a estar definidos a escala nacional o regional. El nivel al que las acciones marco necesitan tener lugar está desplazándose cada vez más, bien al nivel europeo y global, o al nivel local. Las TSI facilitan y posibilitan de muchas maneras tanto la globalización como la localización. Mientras los esfuerzos para construir un marco institucional europeo o global para equiparar la escala global y europea de muchos de los motores del cambio social y económico se enfrentan a algunos problemas, hay un deseo de acercar la toma de decisiones al nivel más elemental4 -como se expresa en la posición de la Comisión sobre las prácticas de gobierno moderno-. También debería destacarse el papel de los mercados flexibles en el tratamiento de los desafíos de la nueva economía. En cualquier caso, resulta evidente una divergencia cada vez mayor entre los requisitos que surgen del nuevo espacio económico y social por una parte, y el contexto político e institucional existente por otra.

Cómo reconciliar el nuevo paradigma tecnoeconómico con los principales valores y objetivos políticos europeos es, por lo tanto, la futura tarea clave para Europa. Para conseguir esto, se requerirán nuevos principios de gobernación organizativos e institucionales. Lo que se necesita es un marco de referencia que pueda ayudar a los políticos a tomar las opciones necesarias para conducir los desarrollos futuros en una dirección deseable.

La noción de una "Europa Móvil" se propone aquí como una base para formular un mapa de rutas que ayude a reconciliar estas fuerzas para el cambio con las características y objetivos de una Unión Europea en expansión

La noción de una "Europa Móvil" se...

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