El enfoque de la teoría general de sistemas aplicado a los delitos organizacionales de cuello blanco

AutorRichard A. Ball
Cargo del AutorCatedrático de Criminología Universidad Estatal de Pennsilvania
Páginas119-134

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1. Introducción

Cualquier intento de la Teoría General de Sistemas (TGS) a los delitos organizacionales de cuello blanco debe partir de la definición de estos términos. La TGS es en realidad un paradigma metateórico derivado fundamentalmente de la biología y de la ingeniería. Su fuerza es metodológica puesto que se trata esencialmente de un «conglomerado de estrategias de investigación» (Ball, 1978: 65). Más que ofrecernos una explicación acerca de algún fenómeno, como aquí los delitos organizacionales de cuello blanco en forma de teoría a priori, nos sugiere el tipo de preguntas que debemos formular y el tipo de conceptos que pueden ayudarnos a la hora de contestar a dichas preguntas (Skyttner, 1996).

La TGS modificaría en cierta medida las sugerencias de Smelser (1971), ya que mantiene que las preguntas cruciales se traducen en la indagación acerca del modo en que el delito organizacional de cuello blanco viene a generarse, legitimarse, autorizarse, movilizarse, facilitarse y organizarse sistémicamente. En el presente, definimos delito de cuello blanco como el «delito cometido por personas respetables en el transcurso de sus ocupaciones» y delito organizacional de cuello blanco como los actos ilegales cometidos por «una persona física o un grupo de personas físicas en una organización formal de carácter legítimo, de conformidad con los fines operativos de la organización» (Schrager y Short, 1978: 411-412). En efecto, dichos delitos constituyen una función de la organización. Caben otras muchas definiciones del delito de cuello blanco, pero su examen excedería el alcance del presente estudio (Helmkamp et al., 1996; Ball, 1998; Shichor et al., 2002).

Los delitos que nos ocupan hacen referencia a organizaciones tales como sociedades mercantiles, establecimientos financieros, compañías de seguros y agencias gubernamentales, y pueden considerarse parte de las obligaciones sub rosa de los empleados, protegidas por la cobertura de la organización. Sin embargo, difieren del «crimen organizado» en que las organizaciones implicadas son organizaciones legítimas que dedican únicamente una parte de su actividad al delito, y en la que los empleados de estas organizaciones son ciudadanos «respetables» de Page 120 una clase social relativamente alta más que miembros de alguna organización de los bajos fondos como la Mafia. Los propios delitos incluyen la fijación de precios, la manipulación financiera, las violaciones de seguridad, la producción y comercialización de productos inseguros, los delitos contra los consumidores, los delitos contra el medio ambiente, el fraude fiduciario, la conspiración criminal y muchos otros.

2. ¿Cómo se genera el delito de cuello blanco?

La primera pregunta sugerida por un enfoque de TGS respecto al delito organizacional de cuello blanco es: ¿cuáles son los procesos sistémicos a través de los cuales se genera? La TGS se centra en el hecho de que algunos sistemas sociales son particularmente propicios al delito de cuello blanco, hasta el punto de que han recibido el calificativo de criminógenos. Dichos sistemas contienen un exceso de los tres ingredientes primordiales del delito: móvil, medios, y oportunidad.

La teoría de la elección racional postula que la actividad delictiva es la consecuencia de (a) delincuentes motivados, (b) objetivos adecuados, y (c) ausencia de unos tutores con capacidad (Coleman, 2002). Los sistemas sociales criminógenos se caracterizan por contener estos tres atributos. Tienden a generar actividades delictivas entre individuos que jamás habían previsto participar en actividades de este tipo. Ofrecen una amplia gama de víctimas fáciles y una escasa probabilidad de disuasión efectiva.

Existe una larga tradición de delitos de cuello blanco en Europa (por ejemplo, (Leigh, 1980), pero los esquemas han variado con la llegada de la Unión Europea. Según van Duyne (1993: 113), «El panorama económico europeo proporciona amplias oportunidades delictivas para los empresarios del crimen en forma de regulaciones increíblemente complejas de las subvenciones del sector agrícola, diferencias en los tipos del IVA entre los estados miembros de la Comunidad Europea y sistemas de control que en algunos países apenas merecen dicho calificativo». Sugiere que muchos planes delictivos relacionados con el IVA (Impuesto sobre el Valor Añadido) son formas modernizadas de contrabando. Así, una frontera abierta como la que existe entre Bélgica y los Países Bajos proporciona oportunidades especialmente buenas para los delitos de cuello blanco; uno de los canales favoritos disponibles es la circulación de fondos a través de las fronteras de acuerdo con un «método carrusel», en virtud del cual los fondos vuelven una y otra vez, con la correspondiente comisión de fraude en ambos lados de la frontera entre Bélgica y los Países Bajos o Alemania y Austria. La respuesta positiva (es decir, las recompensas en forma de beneficios ilegales) en cada etapa impulsa la actividad delictiva.

Debido a su temprano desarrollo en el área de la Cibernética, en algunas ocasiones se denomina «teoría de control» a la TGS, el cual enfatiza la cuestión de que los sistemas sociales criminógenos pueden ser en la misma medida tanto el resultado de la ausencia de la respuesta negativa necesaria para contener las tendencias hacia la actividad delictiva, como de la presencia de una respuesta positiva Page 121 que genera el delito (Ball, 1978). Por ejemplo, se ha producido una considerable cantidad de delitos organizacionales de cuello blanco como consecuencia del colapso de la Unión Soviética, lo cual debilitó los mecanismos de control social. Se ha afirmado, por otra parte, que «El gobierno nigeriano ha fomentado -ya sea de forma intencionada o no- una atmósfera receptiva respecto a las actividades delictivas», y que dicha «atmósfera» se ha mantenido debido a la corrupción gubernamental y a un sistema bancario que prácticamente invita a cometer delitos de cuello blanco (Nigerian White Collar Crime, 1996: 47). Mientras que el reduccionismo podría sugerir que los belgas, los holandeses, los alemanes, los austriacos o los nigerianos son más propensos al delito debido a algunas características individuales peculiares a éstos, la TGS sugiere fuentes sistémicas. Por ejemplo, muchos países, especialmente los pequeños países caribeños, animan a los extranjeros a establecer compañías de seguros en sus países, con unos requisitos mínimos en cuanto a activos y con garantías de secreto, pero les prohíben la venta de pólizas en dichos países, política que, como se sabe, fomenta el delito organizacional de cuello blanco, al tiempo que protege a los respectivos gobiernos (Tillman, 2002).

A escala de industrias particulares, Leonard y Weber (1970) señalan que la fijación de precios se genera en mercados en los que (a) la industria se concentra en unos pocos productores que pueden coordinar fácilmente sus actividades, (b) la demanda de un producto o productos no es elástica a los precios (es decir, los compradores no pueden reducir las compras si aumentan los precios) y (c) las barreras de entrada (como los costes de capital, patentes, etc.) hacen difícil que los competidores entren en el mercado y trastoquen los acuerdos ilegales. Como ejemplo cabe citar la industria del automóvil. Por supuesto, Denzin (1977) muestra que la industria del licor en Estados Unidos prácticamente fuerza a la violación de la ley a determinados niveles. Con la violación de las leyes antimonopolio por parte de los destiladores mediante la fijación de precios y la imposición de cuotas de venta a sus distribuidores, les fuerzan virtualmente a sobornar a los minoristas, a realizar ventas con un «sistema doble» de libros que permita cubrir los sobornos. Incluso los propietarios de tabernas que se hallan al final de la cadena deben pagar sobornos para mantenerse en el negocio. Todos los implicados están convencidos de que la supervivencia de su negocio depende de la actividad delictiva, como de hecho ocurre en realidad en muchos casos.

Aunque los beneficios no son el único incentivo en los delitos de cuello blanco cometidos por organizaciones, el objetivo fundamental de una sociedad es maximizar los beneficios, y una cantidad considerable de evidencia sugiere que la probabilidad de las actividades delictivas aumenta cuando se bloquean los medios legítimos de obtener beneficios (Vaughan, 1982) cuando sobrevienen dificultades financieras a las empresas (Clinard y Yeager, 1980). En un escenario algo más complicado, el delito corporativo también viene generado a menudo por las contradicciones creadas cuando una organización trata de lograr sus objetivos en un entorno incierto, simplemente porque el delito de cuello blanco es en muchas ocasiones un medio eficaz de controlar la situación (Box, 1983). El escándalo de los bancos de ahorro y préstamo que tuvo lugar en la década de los ochenta en Estados Unidos ha sido descrito como «el mayor conjunto de delitos de Page 122 cuello blanco descubierto hasta entonces», y se ha atribuido el origen de gran parte de los mismos a las presiones competitivas surgidas de la incertidumbre creada por la desregulación gubernamental (Calavita y Pontell, 1990: 335). Además del móvil de los beneficios, el entorno criminógeno resultante proporcionó tanto los medios como la oportunidad de desarrollar unas políticas sistemáticas que arriesgaban el dinero de los inversores dando lugar a un sistema que el economista francés Maurice Allais calificó como «economía de casino» (Calavita y Pontell, 1990: 335).

3. ¿Cómo se legitima el delito de cuello...

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