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Un aplec a Grenyana (Hojas sueltas)

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Vincent
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A menudo los amigos nos sugieren salidas al campo para contemplar la belleza natural del paisaje mediante excursiones a ermitas, congostos, merenderos junto al río, etc., y conversando surgen referencias a lugares que también conocemos y a la vez recomendamos.

Hace unos días hablando de rincones pintorescos próximos a Lleida y a los que resulta agradable acercarse, especial-mente cuando vaya mejorando el tiempo y se levanten las nieblas que ahora lo envuelven todo, me vino el recuerdo de una ya lejana romería a la ermita de Grenyana, de la que dejaré constancia en estas hojas sueltas de la memoria.

En la Lleida de los años 50-60 del siglo pasado, era tradicional y muy numerosa la grey que a pie o en bicicleta se desplazaba con escusabarajas, alforjillas y botas de vino hasta la ermita de Grenyana para pasar el día al aire libre con motivo de la celebración del inmemorial Aplec.

De aquellas excursiones anuales evocaré la que efectué en compañía de los cantaires de l’Orfeó Lleidatà, entonces bajo la batuta de Lluis Virgili, y que para mi fue inolvidable por la alegría con que la vivimos los componentes, época en la que se daba la circunstancia familiar de que formaban parte de la coral mis 3 hermanos mayores: Pedro (bajo), Tere (contralto) -a menudo ambos solistas-, Paquita (soprano) y yo mismo agrupado en la cuerda de los bajos.

Creo que nunca he visto cantar tan a gusto como aquel lejano día. De ida a la ermita el camino lo fuimos convirtiendo en auditorio natural, al que se iban agregando otros caminantes que no perdían nuestro paso ni compás. Comprobé en aquella jornada que la distancia si se mide con canciones se acortan los kilómetros.

Sin dejar el rumbo del río, que queda un poco a la izquierda de la senda, nos fuimos aproximando a la humilde ermita-torre con modesto campanil, lugar en el que por los siglos XII o XIII, según la leyenda, un buey tomó rara querencia a unas cañaveras junto...

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