Anatomía de un asesinato: las impurezas naturales del derecho (y cómo aprender derecho con ellas)
Autor | García Manrique, Ricardo |
Cargo | Universitat de Barcelona |
Páginas | 231-239 |
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En los cursos de «cine y derecho» que he impartido durante los últimos años siempre he trabajado con películas completas. Sin embargo, para el encuentro de Logroño sobre «cine y docencia del derecho», celebrado durante la primavera de 2009, se nos pidió presentar y comentar una secuencia breve, con el fin de que pudiera ser proyectada durante la sesión. Haciendo de la necesidad virtud, trataré de elaborar una propuesta de aprovechamiento docente de la secuencia que elegí para aquella cita, que dura apenas cinco minutos pero que considero particularmente jugosa. Para empezar, merece la pena consignar algunos datos de la película y transcribir los diálogos de la secuencia.
Ficha de la película
Anatomía de un asesinato (Anatomy of a Murder)
· Dirigida por otto Preminger en 1959.
· Basada en la novela homónima de robert Traver (pseudónimo de john Voelker, que fue magistrado de la corte suprema del estado de Michigan). Guión de Wendell Mayes.
· Interpretada por james stewart (Paul Biegler, el abogado), arthur o’connell (Parnell Mccarthy, su colega), Ben Gazzara (teniente Manion, el acusado), Lee remick (Laura, su esposa), eve arden (Maida, la secretaria de Biegler), George c. Scott (claude dancer, el fiscal), joseph Welch (el juez), Kathryn Grant (Mary Pilant), duke ellington (el pianista).
· Música de duke ellington.
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· Blanco y negro, 160 minutos.
· Nominada para siete premios oscar en 1960, no recibió ninguno (Ben-Hur se los llevó casi todos).
Sinopsis
El teniente Manion ha matado a tiros a Barney Quill, el dueño de un bar que horas antes ha violado a su esposa. Una vez detenido, Paul Biegler, un abogado que ejerció durante años como fiscal del distrito, decide hacerse cargo de su defensa. La película narra los preparativos y el desarrollo del juicio, durante el que Biegler tratará de conseguir un veredicto de inocencia para su cliente, basándose en que su acción fue «excusable» porque actuó bajo un «impulso irresistible» (trastorno mental transitorio).
La película es uno de los mejores courtroom dramas que se hayan filmado. Combina una historia muy entretenida, dotada de buen ritmo y de personajes atractivos y finamente perfilados, con un tratamiento extenso, sutil y complejo del derecho. Quizá sea esta complejidad la que haga que algunos vean en ella un retrato crítico y desencantado del mundo del derecho y de los juristas, en tanto que otros ven una defensa reflexiva y ponderada, pero inequívoca, de la misma cosa. Más allá de la secuencia proyectada, vemos cómo Biegler y Parnell se entretienen leyendo pasajes del juez Holmes o cómo el magistrado que juzgará el caso advierte a la sala de que no tiene problemas de digestión...
La secuencia
Se trata de dos escenas consecutivas, ubicadas al principio de la cinta, y de un total de cinco minutos de duración (minutos 18 a 23). En la primera, mientras comen un huevo duro cada uno, el abogado Biegler habla con su viejo colega irlandés, Parnell Mccarthy, sobre si debe aceptar la defensa de Manion, con el que acaba de reunirse por primera vez y a quien volverá a ver después de la comida. Parnell le convence, aunque duda de que su amigo esté preparado para «las impurezas naturales del derecho».
-¿Le diste la típica conferencia al teniente?
-Si te refieres a si le animé a contar un cuento chino, no. -Puede que seas demasiado puro... Para las impurezas naturales del derecho. Quizá debas dar al Teniente la posibilidad de hallar una defensa. Tal vez debieras guiarle un poco, mostrarle el camino, y dejar que él decida si quiere seguirlo. ¿Un poco de sal?
-No, no, todavía no estoy listo. Yo no soy el abogado que necesita ese hombre. Es insolente y hostil.
-No tienes que enamorarte de él, sólo defenderle. ¿Qué pasa, no necesitas dinero? ¿Sabes una cosa? creo que en el fondo tienes miedo.
-¿Miedo de qué? -de perder el caso.
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-Sólo hay algo más retorcido que un abogado de Filadelfia, y es un abogado irlandés. Dame la sal.
En la segunda escena, Biegler ha vuelto a la comisaría para continuar su conversación con Manion, ya decidido a aceptar el caso. Le explica lo que llama «la letra de la ley», trazando un cuadro de posibilidades en el que Manion debe encontrar por sí mismo el lugar que más le conviene de cara a su defensa.
-Bien, teniente. Un asesinato se defiende de cuatro formas. Número 1: no fue asesinato; fue suicidio o accidente; número 2: usted no lo hizo; número 3: estaba justificado; lo hizo para proteger su hogar o en defensa propia; número 4: matarlo fue excusable.
-¿Y dónde encajo yo en ese panorama?
-Le voy a decir dónde no encaja. No encaja en los tres prime-ros puntos.
-Pero ¿Por qué? ¿No estaba justificado al matar al hombre que violó a mi mujer?
-El elemento tiempo. Si le hubiera sorprendido en el acto, el matarlo podría estar justificado, pero no le sorprendió en el acto. Tuvo tiempo de llamar a la policía y tampoco hizo eso. Se le acusa de homicidio premeditado y por venganza. Eso es asesinato en primer grado ante cualquier tribunal.
-¿Insinúa que me declare culpable?
-Si considero que debe hacerlo, ya se lo diré.
-Si no tengo que declararme culpable, ¿Qué me está pidiendo que haga?
-No le estoy pidiendo que haga nada. Sólo quiero que entienda la letra de la ley.
-Siga.
-¿Qué siga con qué?
-Hasta que llegue hasta dónde...
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